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Aventuras infantiles en las ilustraciones de Lisa Torske

A Lisa Torske (Quito, 12 abril 1982) le gusta dibujar desde siempre. “Desde que me acuerdo”, dice. Sus padres le inculcaron el dibujo como un pasatiempo. Y colores por doquier.

Su apellido es de origen noruego. De padre con profesión de fotógrafo, estadounidense con raíces nórdicas y su madre de Guaranda. Ella le leía muchos cuentos ilustrados cuando era niña, entre ellos ‘El Principito‘ o ‘Los Viajes de Gulliver’.

“Es lindo que el arte esté al alcance de un niño, y esos son los libros ilustrados, así; eventualmente los niños comienzan a tener interés por las artes gráficas”, asegura la ilustradora.

Ella nació en la capital pero sus recuerdos de infancia giran completamente en torno al lugar donde creció desde sus seis años de edad: Guaranda, provincia de Bolívar. “Es una fuente de inspiración siempre”.

Desde la sala de exposiciones del Centro Cultural Benjamín Carrión sede Bellavista en Quito, Lisa conversó con Revista Mundo Diners sobre sus diversas obras, donde denuncia problemáticas sociales, el mundo interior de las niñas y su primer libro ilustrado para el público infantil en agosto de 2021, llamado ‘Seré una Estrella Fugaz’.

Lisa Torske
Lisa Torske en las instalaciones del Centro Cultural Benjamín Carrión sede Bellavista en Quito. Foto: Víctor Vergara

-Lisa, ¿por qué Guaranda sigue siendo fuente de inspiración? ¿Qué te dejó esa localidad?

Porque teníamos mucha autonomía y libertad. Mis hermanos y yo nos íbamos caminando a la escuela. No había miedos. Guaranda está metida en plena Cordillera de los Andes, así que los paisajes son increíbles. Eso te cambia, no solo tus ideas, sino hasta tu forma de sentir, además; todas las cosas que pasan en un pueblo.

Allí pude dibujar en paz. Una vida de no estar apurada, de no correr a la escuela o pasar horas en un tráfico para movilizarse. En mis ilustraciones siempre tomo partes de mi vida de allá para usarlas en mis obras.

-¿Todavía frecuentas Guaranda?

Sí, mi mamá Giomar y mi abuela todavía viven allá. Cuando pienso en mi casa, es allá.

-Y tus primeros pasos académicos dentro del diseño se realizaron en el Instituto Metropolitano de Diseño en Quito ¿no?

Sí, aunque no lo terminé. Empecé allí a estudiar diseño gráfico y descubrí que era lo que menos me gustaba en la vida (risas). Sin embargo, tuve profesores que me enseñaron un montón sobre la ilustración. Fue lo positivo de allí. 

Luego me fui a Estados Unidos para estudiar y hacer lo que me gusta, que es pintar. Entré al Conservatorio de la Universidad de la Florida que se llama ‘The New World School of the Arts’. Allí estudié pintura. Aprendí a usar la pintura para hacer libros ilustrados. Así, acerco el arte a los niños.

-¿Bajo cuál género de pintura te defines?

No me gusta definirme en un género. Creo que los artistas vamos cambiando casi cada día. Lo que sí hago son cosas figurativas, nada abstracto. Mucho color y mezclas de cosas reales y ficcionales en ilustraciones. En mi pintura, temas sociales, siempre usando gráficas muy dulces y suaves para tratar asuntos complejos. 

-¿Cuáles herramientas utilizas en tu trabajo artístico?

Generalmente pinto e ilustro en papel de algodón. Uso mucho pintura acrílica con agua y ‘wash’, que es una pintura seca pero con colores fuertes. También uso la técnica de collage.

-La muestra ‘Walking houses’ fue uno de tus primeros proyectos elaborados al regresar de Estados Unidos a Ecuador, ¿cuál fue la temática? 

Esta serie se trata de la migración. Yo soy hija de un americano y tengo nacionalidad americana, pero eso no quiere decir que uno no sienta la distancia cuando emigra. A uno le queda un vacío grande 

Aunque no quería hablar de la migración de una manera dura. Me gusta trabajar imágenes más digeribles para temas dolorosos. Se trata de casas, con piernas largas y pies grandes, porque nuestro hogar está en nosotros mismos y debemos aprender a caminar con lo que somos y vamos. 

Lisa Torske
Obra ‘My Mother’s House’ de Lisa Torske.

Hay muchos casos de migraciones en que la gente debe irse y no puede volver a su lugar de origen, entonces; ¿cómo hablar de este tema tan duro con imágenes duras? Es mis ilustraciones es muy importante hablar con suavidad a la gente. Es una serie que me gusta siempre trabajar.

En Estados Unidos hice varias exposiciones donde estuvieron estas pinturas y varias de las obras originales se quedaron allá. Solo creo que tengo una.

-Posteriormente creaste la serie denominada ‘Acervo’…

Esta serie fue más simple. Consiste en la recopilación de palabras con las que pienso que cualquier persona puede relacionarse: como amor, soñar, evolución, muerte. 

Quería hacer mi versión de cada una de esas palabras. En el futuro, trabajaré esta serie en un formato más grande con un colega ilustrador, donde queremos hacer una versión femenina y masculina con la versión de estas palabras, para recopilarlo todo en un libro.

-Tu primer libro ilustrado para niños se titula ‘Una estrella fugaz’, ¿qué se encuentran los padres, madres y sus hijos en sus coloridas páginas.

Vea la respuesta en el siguiente video:

-Y en tu serie ‘Vírgenes hasta próximo aviso’ enfrentas el mundo interior de las niñas, ¿cuál fue el enfoque?

Esa la trabajé muchos años. En el Ecuador se utiliza mucho el lenguaje para degradar a las mujeres, sin ser groseros, pero degradando. Por ejemplo: palabras como ‘carishina’, que se refiere a una mujer que no sabe hacer las cosas de la casa, y no hay ‘carishino’. Es solo para mujeres.

Entonces, mi idea fue tomar estas palabras que tienen un significado negativo en general y darles la vuelta, y ver que ‘carishina’ no es algo malo.

Hice ‘La Virgen de las carishinas’, ‘La Virgen de las calientahuevos’, por ejemplo. Son unas 20 en total. Esta serie se exhibió en Quito y luego se fue a Alemania, a Heidelberg.

Lisa Torske
Las ilustraciones del libro se expusieron en el Centro Cultural Benjamín Carrión en agosto y septiembre de 2021. Foto: Víctor Vergara

Entre sus proyectos futuros, se encuentra la serie llamada ‘Los elevados’, que ideó durante la pandemia por covid-19. Ella quiere reflejar a las personas que “viven despacio y que trabajan por lo que cree”, como los artistas o los agricultores.

Por Víctor Vergara

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