Ástor Piazzolla

Ástor Piazzolla (1921-1992).

Se cumplen cien años del nacimiento del audaz bandoneonista argentino que revolucionó la esencia del tango con erudita sofisticación.

La labor creativa, decía Ástor Piazzolla, es “un momento de enajenación, de éxtasis”. Admirador de Ígor Stravinski se empeñó en dominar el estilo clásico y tuvo la suerte de ser discípulo del músico Alberto Ginastera y estudiar en París con la directora de orquesta Nadia Boulanger, formadora de grandes compositores del siglo XX.

La innovación en “tonalidades, colores y ritmos” y la utilización de armonías disonantes fueron las premisas del artista marplatense al “liberar el tango de sus pautas tradicionales”, indica la Fundación Ástor Piazzolla.

En 1955 fundó el Octeto Buenos Aires con bandoneones, violines, contrabajo, piano, violonchelo y guitarra eléctrica (por primera vez se incluía este instrumento en el tango). Posteriormente creó y disolvió varios grupos, entre otros, el Quinteto Nuevo Tango (lo retomó en gran parte de su carrera artística), el Nuevo Octeto Contemporáneo, el Conjunto 9 y el Octeto Electrónico (junto a su hijo Daniel).

El sonido revolucionario de la música de Piazzolla no tuvo buena acogida en Buenos Aires, pero sí receptividad en Nueva York, donde se relacionó con exponentes del jazz, un género que admiraba e incorporó en sus obras. Otra base del éxito fue el reconocimiento de su talento en Europa.

Entre idas y venidas a Estados Unidos y Argentina, más estadías en Europa, se dio a conocer en grabaciones discográficas, clubes nocturnos, bandas sonoras, giras, festivales, conciertos y como invitado de orquestas de cámara o sinfónicas. En los años ochenta había recorrido escenarios en todo el mundo.

“Aunque retuvo el espíritu esencial del tango, compuso tangos para ser escuchados e introdujo la disonancia, la armonía cromática y una variedad rítmica más amplia. Su música demasiado compleja para los tangueros más conservadores, se encontró con una fuerte resistencia de los puristas”, señala la antropóloga María Susana Azzi en el texto Le Grand Tango: La vida y la música de Ástor Piazzolla.

La también autora de la biografía Ástor Piazzolla (editorial El Ateneo) destaca que combinó “elementos del jazz, el tango y la música clásica, en particular la de Bartók y Stravinski” al tiempo que logró “una rara síntesis entre las partes compuestas y las improvisadas, lo cual confiere a su música una clara individualidad y atractivo”.

Azzi estima en alrededor de tres mil las obras con autoría de Piazzolla. El desbande, Tres tangos sinfónicos, Adiós Nonino (dedicada a su padre fallecido), Estaciones porteñas (cuatro partes; entre las mejores del autor), Libertango, Summitt (uno de los discos más vendidos junto al saxofonista de jazz Gerry Mulligan), Oblivion (de la película Enrico IV), Suite Punta del Este para bandoneón y orquesta de cámara y Five Tango Sensations (con el prestigioso cuarteto de cuerdas Kronos Quartet), son algunos títulos inmortalizados por el famoso bandoneón del artista marplatense.

Un hombre sencillo

Piazzolla nació el 11 de marzo de 1921 en la ciudad de Mar del Plata, en una familia de raíces italianas por parte de sus abuelos. Cuando tenía cuatro años sus padres se trasladaron a Nueva York. La familia retornó a Argentina en 1937. Tuvo su primer bandoneón a los ocho años y también estudió música clásica y piano.

Con apenas dieciocho años comenzó como bandoneonista en orquestas de tango en Buenos Aires. En 1946 ya había formado su propio grupo y con la banda sonora de la película El hombre del sábado (1947) inicio una larga colaboración con el cine.

En 1942 se casó con Odette Wolff (Dedé) y tuvieron dos hijos: Diana y Daniel. La pareja se separó en 1966. En 1976 conoció a su segunda esposa, la cantante y presentadora televisiva Laura Escalada.

En una entrevista para diario La Capital de Mar del Plata, su viuda dijo que era “un hombre común, sin problemas para convivir, sencillo, tímido y tranquilo. Aunque nadie lo pueda creer, también era tierno, emotivo y muy cariñoso”.

Escalada también argumentó que en Argentina a su marido “lo trataban mal, lo criticaban mucho y él tenía que defenderse. Era un artista reconocido afuera, pero en Mar del Plata y Buenos Aires lo llamaban ‘asesino del tango’, incluso lo han hecho bajar de un taxi. Y él tenía que reaccionar, si no, no hubiera sido humano”.

El 5 de agosto de 1990 Piazzolla sufrió una trombosis cerebral en París y fue llevado a Buenos Aires. Tras dos años de lucha por recuperarse, el compositor que soñó con “dar a conocer al mundo entero su música y la música de su país” falleció el 4 de julio de 1992.

Edición 466-Marzo 2021

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