La Bienal de Cuenca se viste de azul

Basia Irland, Ice Books Room, fotografía y video, 2021. Fotografías: Cortesía.

La Bienal de Cuenca 2021 es la Bienal del Bioceno, es decir, de la filosofía que propone una relación más horizontal, donde el ser humano es parte de la naturaleza. Además, es la Bienal en la que el verde cambia por azul, pues en su invitación pone énfasis en el agua, en los mares, en el aire, esos elementos de la naturaleza que hay que proteger. Esa es la reflexión acuñada por Blanca de la Torre, cuya propuesta curatorial ha sido la escogida para este encuentro de arte contemporáneo.

Katya Cazar, directora de la Bienal, comenta que: “el texto de Blanca de la Torre nos impactó y nos sensibilizó… la pandemia no surge como un elemento aleatorio sino como síntoma del daño de la naturaleza”. Por eso, la reflexión gira en torno a la ecología.

Todo en los preparativos de la Bienal ha sido en azul, no solo el logo o la publicidad o los mensajes en redes sociales. Todo se centra en el cuidado al medioambiente y en el desarrollo sustentable. Por eso, en esta edición de la Bienal, se alquila en lugar de comprar; se seleccionan materiales amigables con el medioambiente para la producción y la exhibición de obras; se ha planteado la reutilización de mobiliario y equipos. También han puesto énfasis en la producción de las obras in situ para activar la economía local.

La Bienal será azul porque Cuenca, en las últimas elecciones, ganó la protección de las fuentes hídricas y el rechazo a la explotación minera. Siendo consecuentes, casa adentro, también se han planteado las tres R: reducir, reusar, reciclar.

Un nuevo modelo

La Bienal de Cuenca nació en 1986 con la idea de ser un evento artístico de trascendencia estética y cultural, “en busca de una integración más humana y una comunicación más fluida, desde una perspectiva panamericana”, como está escrito en la página web de la Fundación Bienal.

Asunción Molinos Gordo, ¡Cuánto río allá arriba! (detalle), escultura cerámica, 2021.

Sus primeras ediciones fueron exclusivamente de pintura, pero “hace más de una década, incorporamos un modelo conceptual que dio apertura a otros lenguajes, a nuevos medios, transitando a una bienal de arte contemporáneo que se convirtió en el evento de arte más grande y representativo del país. En el año 2002 nació la Fundación Municipal Bienal Internacional de Arte para difundir e investigar de forma permanente las artes visuales”.

Hoy esta edición número quince no solo es conceptual, sino que se reinventa y plantea crear un nuevo modelo de bienal y apostar a una exhibición sostenible. También, cuenta Katya Cazar, ser más sensible con el tema de la participación de la mujer y con los ecofeminismos. Hay mayor presencia de mujeres con más posibilidades de mostrar su trabajo y de ganar el premio.

Mujer y ecología

No solo eso, porque el evento responde a los cambios del mundo, incluida la pandemia y sus consecuencias: recortes, teletrabajo, rescate de la memoria de la Bienal para armar la colección de los premios adquisición, selección del texto curatorial; todo ello con 40 % menos de presupuesto.

Aunque no se pueden auspiciar o producir eventos paralelos, la Bienal en sí misma sirve “para volvernos a encontrar en los distintos espacios del centro histórico de Cuenca y en el Museo de la Ciudad, un espacio que cuenta con biblioteca, hemeroteca, auditorio, salones para talleres artísticos y salas para exposiciones”.

Esta edición también retoma la entrega del premio-adquisición a tres obras ganadoras, que serán seleccionadas por un jurado internacional y pasarán a enriquecer la colección permanente con los trabajos de esta Bienal que hoy es mujer, es ecologista y deja el verde para vestirse de azul.

Bienal de Cuenca 2021
Bienal de Cuenca 2021. Foto: Cortesía

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