Por Manuela Botero
Edición 458 – Julio 2020.
Fotografías: Andrea Cordova Cruzatty, Franziska Müller y Manuela Botero

Hace ya largos días tuvimos que encerrarnos en casa. Es difícil —y lo será por mucho tiempo— hablar y pensar en algo distinto a la covid-19, la pandemia que ahora en la quietud está moviendo los cimientos de nuestras vidas y la forma cómo nos relacionamos, cómo trabajamos, cómo nos divertimos, cómo nos proveemos, cómo subsistimos en últimas.
La quietud también sirve para saber qué anhelamos. Qué nos produce sed. Y cuando me puse a hacer este ejercicio en medio de la cuarentena, que ya va en cincuentena, me llegó la humedad y la exuberancia verde de los bosques del Parque Nacional Sumaco que caminé durante cuatro intensos días junto a un grupo de montañistas experimentados pocos meses antes de quedar atrapada en mi habitáculo urbano.
Contenido exclusivo para usuarios registrados. Regístrate gratis
Puedes leer este contenido gratuito iniciando sesión o creando una cuenta por única vez. Por favor, inicia sesión o crea una cuenta para seguir leyendo.