Edición 450 – noviembre 2019.
La legalización del consumo de cannabis con fines terapéuticos e incluso recreativos en varios países tiene en la palestra a una singular planta con registros históricos y culturales.
El cannabis, con más de un centenar de componentes activos denominados cannabinoides, engloba una familia de plantas, entre las que figuran la marihuana y el cáñamo. Uno de sus componentes es el tetrahidrocannabinol (THC) que en cantidades determinadas provoca alteraciones en el sistema nervioso central. El otro importante es el cannabidiol (CBD), sustancia no psicoactiva con potencial para diferentes usos medicinales.
“La investigación demuestra que el consumo prolongado de variedades con alto contenido en THC puede ser perjudicial para el cerebro”, afirma un reportaje de National Geographic, en el que señala que hasta mediados del siglo XX no se prestó atención al estudio de la composición química del cannabis. El pionero fue el investigador israelí Raphael Mechoulam, quien descubrió el componente activo, el THC, e identificó la estructura química del CBD.
La hierba que ahora genera debate público fue utilizada desde hace miles de años con diferentes fines. El documental El origen de la marihuana (canal Historyplay) relata que, por ejemplo, en las estepas de Asia Central se usaba para honrar a los difuntos, en la antigua China para problemas de la memoria y el dolor menstrual, mientras los hindúes la relacionaban con la diosa Shiva.
Comerciantes árabes la llevaron al norte de África y España, donde conocida como cáñamo fue materia prima esencial para la construcción de las velas de los barcos. Napoleón se topó con el cannabis durante la conquista de Egipto. Sus tropas la intercambiaron por brandi y se convirtió en un botín de guerra de vuelta a Francia.
En materia museística, una de las grandes colecciones es la del Hash Marihuana & Hemp Museum en Ámsterdam, Holanda, que tiene otra sede en Barcelona, España. En 1985 abrió sus puertas con el propósito de informar sobre el hachís y la marihuana, no solo por ser populares en los coffee shops, sino como “un fenómeno natural y cultural en todo el mundo”.
Posee más de doce mil objetos de una “colección única” que se explaya en aspectos históricos, culturales y científicos sobre el cannabis al que, además, se considera “fuente de inspiración en el arte, la filosofía, la música y la mayoría de otros tipos de intentos creativos del hombre”.
Esa muestra abarca pinturas, antiguos dispositivos para procesar el cáñamo, grabados botánicos, fotografías, pipas, frascos medicinales, libros, tejidos antiguos y modernos, parafernalia de la cultura pop, entre otros artilugios.
Curiosidades
Hojas de cáñamo adornan la columna central del monumento a Cristóbal Colón, en Barcelona, un detalle que confirma la importancia de esa planta para construir las naves marítimas en la época de las exploraciones del navegante genovés.
Howard Marks, conocido como Mr. Nice, fue un célebre contrabandista de cannabis en los años ochenta. Acumuló 43 alter egos y llegó a manejar 89 líneas telefónicas y veinticinco empresas. Fue arrestado y condenado a veinticinco años de cárcel, pero fue liberado por buen comportamiento en 1995 tras cumplir siete años. En 1996 publicó el best sellers autobiográfico Mr. Nice que también se convirtió en película en 2010. Marks murió en 2016.
Según la publicación digital Hipertextual, Alejandro Dumas, Victor Hugo, Honoré de Balzac, Eugène Delacroix y Charles Baudelaire conformaron, entre otros, el llamado Club del Hachís, una sociedad que experimentó “la euforia, alucinación y el rápido flujo de ideas” con la exótica hierba.
Bob Marley no solo fue el rey del reggae, sino también figura icónica del consumo de la ganja jamaicana, considerada por los rastafari una hierba sagrada.


Entre celebridades que han llamado la atención están el rapero Snoop Dogg, con su marca de marihuana medicinal y recreativa Leafs by Snoop, y la actriz Whoopi Goldberg, quien creó la compañía Whoopi & Maya Brand, con una línea de productos de marihuana medicinal para malestares menstruales.