Los tiktokeros ecuatorianos han encontrado un éxito inesperado en toda Latinoamérica y han formado comunidades de seguidores que superan en número a la población del país

Sergio Nalvarte se convirtió en tiktokero por azar. El experto en heladería quiteño acumula unos ochocientos mil seguidores en la red social que se consolidó, durante la pandemia, como la de mayor crecimiento en el mundo. “Definitivamente, fue por accidente”, asegura, mientras cuenta, entre risas, que se volvió viral gracias a un video de su trabajo. Lo grabó para que su hermano lo compartiera con sus colegas en un famoso restaurante de Barcelona. En cuestión de ocho horas acumuló 45 mil reproducciones.
Nalvarte no es el único con una gran audiencia en el Ecuador, que no ha sido ajeno al fenómeno internacional de la red social, y reúne perfiles con más de dieciocho millones de seguidores. Una cifra incluso mayor que la población total del país.
TikTok fue la aplicación más descargada en el Ecuador, hasta octubre de 2021, en el sistema operativo del iPhone. En los primeros diez meses del año creció un 43 %, superada solo por Twitter, según el informe Estado Digital Ecuador Octubre 2021, presentado por la consultora Metinno en una conferencia de negocios de la revista Ekos. Además, se cifra en 3,2 millones el número de cuentas activas en la red social.
El crecimiento de TikTok ha sido mucho más rápido que el del resto de plataformas, según explica Amaia Arribas, directora del Centro de Altos Estudios de Internet y la Sociedad de la Información (Caeisi) de la Universidad de los Hemisferios. Arribas atribuye el vertiginoso ritmo a que la mayoría de los usuarios son jóvenes. Este tipo de consumidor “ya está acostumbrado, ‘alfabetizado’, en las redes sociales”, explica, por lo que no es necesario que aprenda a usarlas.
La aplicación permite la monetización de los perfiles, por lo que existen dos formas de ganar dinero como creador de videos: recibir “regalos” de los seguidores directamente en la plataforma o contratar con patrocinadores que pagan por promocionar sus marcas entre los seguidores. En el primer caso, los contenidos en la plataforma cuentan con un botón para enviar diamantes —la divisa de la plataforma que se puede canjear en moneda a través de PayPal— al tiktokero directamente.
El formato es muy sencillo. Se trata de una interfaz de video dividida en dos pestañas. En la primera, se despliegan todos los contenidos que suben las cuentas que sigue el usuario y, en la segunda, “Para ti”, una compilación de material seleccionada por un algoritmo. En esta última categoría caben todas las tendencias que se abren paso en la aplicación: un filtro de edición de la imagen, una canción o coreografía, un audio cómico para hacer doblajes o un reto.
Esas son las tendencias por las que Melissa Endara navega para planificar su contenido. La joven quiteña tiene más de diez millones de seguidores y dedica la mayor parte de su material a replicar las actividades que observa en los videos más populares de la plataforma. Como mantra, repite la frase “pero claro que tengo que intentarlo” en cada una de sus grabaciones. Ella asegura que, gracias a esa ingeniosa idea, logró romper la barrera del millón de seguidores a principios de 2021.
Endara está entre los tiktokeros ecuatorianos más seguidos, pero aún lejos de los números de otras estrellas de la plataforma. Por ejemplo, los BustaBrothers, una pareja de hermanos —Kelly y David Bustamante— que acumulan más de dieciocho millones de seguidores. Así como Kevlexd que alcanza los diecisiete. Estos números parecían imposibles de alcanzar rápidamente en otras redes sociales como Instagram.
Según Arribas, el altísimo número de usuarios de TikTok se debe a la búsqueda de diversión de corta duración y la frescura en los contenidos. “Es una cultura de entretenimiento efímero”, explica Arribas, y aclara que este comportamiento no es nuevo: “En las analíticas de los videos de YouTube, ya se descubrió que los usuarios veían cinco minutos como mucho”.
Esta fue una de las claves del surgimiento de la nueva red social, que aprovechó los cimientos de una anterior —Musical.ly— para la programación de la plataforma. La experta cree que no fue al azar: “Los creadores vieron una enorme oportunidad con su aplicación”, agrega, y explica que han ajustado la duración de los videos de uno a tres minutos. Una clara prueba de que se adaptan constantemente a las formas de consumo.
La experta también cree que hay otros factores clave en el crecimiento de la aplicación: el tipo de contenido, visual y de entretenimiento puro, la pérdida de perfiles en Facebook y el movimiento de las marcas. Nalvarte ha sido testigo de este último punto. Pese a que tiene menos seguidores que otros tiktokeros ecuatorianos, ha trabajado con marcas como Fiat o Medicity. El heladero lo atribuye al tipo de contenido que publica: la creación de helados de sabores sorprendentes que luego sirven como mercadería que los clientes de su local, DiSerggio, pueden comprar por un tiempo limitado.
Arribas está convencida de que “las marcas tienen una excelente oportunidad para llegar al público joven con contenidos de valor e interés”. En esto coincide con Nalvarte, que asegura que las empresas son capaces de ver esa posibilidad y aprecian la temática de su contenido: “Siempre asociamos el helado con momentos felices”, cuenta desde una de las mesas de su heladería —en plena esquina de la avenida Portugal y República de El Salvador, en Quito— y rodeado por sus clientes.
El graduado en Recursos Humanos aprovecha su cuenta para promocionar su trabajo como heladero y aportar clientes al restaurante que su familia ha manejado por más de quince años. Los sabores inspirados en otros tiktokeros han sido uno de sus productos más exitosos, así como el famoso helado de encebollado que ha recibido mucha atención en sus redes. TikTok se ha vuelto una plataforma para mostrar su talento: desde el que tiene sabor de “agüita de calzón”, inspirado en La Mofle, hasta el de Switch, una bebida alcohólica popular en las fiestas de Quito.
Esto no es raro. Según explica Amaia Arribas, el público de TikTok “busca entretenimiento puro, diversión y compartir sus talentos”. Ese también es el caso de Juan Manuel Suquilanda, o Zalytequila como es conocido en la red social. El joven de veintitrés años, con alrededor de tres millones de seguidores, está empezando a usar la plataforma como un método de difusión de su música. “Hago mis pistas, las voces, mezclo, masterizo y distribuyo”, cuenta Suquilanda. Ha sido su pasión desde los catorce años y también produce la línea gráfica y videos para sus canciones, para lo cual sus estudios en producción audiovisual y multimedia han sido muy útiles.
Hace un año lanzó su primer disco, Sobrevolando, con once canciones y cuenta que algunas empiezan a despegar ahora. La red social ha sido un gran promotor, según explica Suquilanda. Un ejemplo claro es el de su canción “Haciendo que no me vuele”: “El video en YouTube tenía tres mil reproducciones, lo puse en una publicación y al siguiente día tenía doce mil. TikTok es una herramienta super poderosa”, explica, desde su sofá, coronado con un cuadro neón de Albert Einstein usando audífonos.



Una fama agridulce
Además de los beneficios, TikTok trae algunas consecuencias negativas. “Mis últimos rastros de privacidad se han perdido”, lamenta Suquilanda, y se queja de que muchas veces la atención que se da a los tiktokeros puede ser invasiva. Según el joven de veintitrés años, aún se minimiza este problema: “Muchos piensan que no somos famosos porque no tenemos la cantidad de cobertura que tiene Beyoncé o alguien así”. Sin embargo, su vida se ve afectada de cualquier forma.
Melissa Endara comparte esta percepción y agrega que la fama ha vuelto su vida algo extraña: “Cuando quiero conocer gente nueva, los demás ya saben quién soy. Es incómodo”. Además, admite que siente miedo de ser “cancelada” —la pérdida de seguidores por un contenido considerado incorrecto—, aunque no deja que eso afecte su trabajo.
Arribas le quita hierro: “No creo que los productores de contenido encuentren reacciones negativas, sino que tienen que usar el lenguaje característico de TikTok”. Esto es principalmente necesario para conectar con la nueva generación de consumidores y sus valores. Sin embargo, Endara ha tenido ya la experiencia de ser criticada por sus decisiones. La joven de veintiún años cuenta que, al hablar de su cirugía plástica nasal, recibió muchos comentarios negativos que sugerían que no se sentía cómoda con su cuerpo. “No es así, para nada”, zanja al teléfono.
La plataforma ha funcionado como catapulta para las aspiraciones personales de los tres tiktokeros. Sergio Nalvarte asegura que ha tenido una influencia muy positiva en el negocio de su familia, que está por estrenar una segunda sucursal en el sur de Quito y distribuir sus helados en supermercados: “Desde que empecé con el TikTok nos hemos hecho conocidos en provincias donde no estamos y hasta en México”. El peso internacional de la plataforma es notable, según cuenta Suquilanda. “La mayoría de mis seguidores siguen siendo ecuatorianos, pero están a punto de ser sobrepasados por los mexicanos”, explica.
Esta internacionalidad es la que impulsa a Melissa Endara a querer salir del Ecuador: “Me gustaría viajar a otro país, donde se entienda más lo que hago”, dice. Planea su futuro como cualquier joven de su edad: “Quiero encontrar una carrera universitaria que me guste y tal vez sea Medicina o Psicología, viajar y encontrar la forma de compaginar eso con lo que hago”, explica, aunque a mucha gente le resulte extraño que su vida no esté ceñida a su éxito en la red social. “Yo quiero tener una vida aparte de eso”, zanja.