EDICIÓN 486

Roberto Ramírez
Seix Barral, Colombia, 2022
“Los escritores en un sentido social resultan sospechosos”, decía Sándor Márai. Y cómo no sospechar de aquellos que tienen la capacidad de crear, de
sostener su voz. Pero esta duda, gracias a la literatura, tan solo confirma que uno debe confiar más en lo que inventa que en lo que ve.
Eso se percibe en la nueva novela Tamia, el universo de Roberto Ramírez, quien deja en claro que el ser humano es un animal social, pero el escritor es un animal antinatura, “porque al explicar la naturaleza de la vida a base de las palabras, se olvida de que allá afuera hay una vida que podría estar viviendo”.
En esta ucronía Tamia Torres, la más prominente escritora ecuatoriana, transporta al lector a un mundo donde Vargas Llosa murió joven, Andrés Caicedo sigue vivo y Hemingway está hecho para la derrota. También donde la mujer tiene trascendencia en su nado a contracorriente.
Para descifrar la compleja obra de Tamia, construida entre 2013 y 2065, no basta con leerla. Ramírez, más que apelar a un canto coral, hace que las mujeres que aparecen se constituyan en estrellas para formar una gran constelación y así abordar el amor y la soledad, la libertad y la tiranía, ser un astronauta que conoce el disfrute de perderse en el espacio.
Pero para tocar el cielo hay que pasar por el infierno. Las atrocidades de la dictadura en las botas locas de Juan Martín Silva estremecen por sus prácticas y desapariciones, pero queda la memoria de las abuelas, como Aída, o el rompecabezas analítico de una hija, para exponer que lo que realmente importa es lo que no se olvida.