Fotografías Juan Reyes / Cortesía de Clara Alcover.
Edición 432 – mayo 2018.
Los personajes de las sagas de ficción más taquilleras, los superhéroes de los cómics de la factoría Marvel, o los protagonistas de películas, series y dibujos animados, inspiran a personas de todo el mundo, que se convierten en seguidores incondicionales hasta llegar a la obsesión.

Desde 2015, Carlos Sánchez es parte del libro de los récords Guinness por tener la colección personal más grande del mundo de maquetas hechas a mano.
La colección abarca alrededor de 4 000 figuras, más de 100 naves, cascos, sables láser, entre otros.
“Yo soy un friki”. Esta expresión la oímos a menudo, y son muchas las personas que se identifican con este término que proviene del anglosajón freak. Si nos ceñimos al texto de la Real Academia Española (RAE), la palabra friki hace referencia a alguien “extravagante, raro o excéntrico”, y a una “persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición”.
Detrás de esta fría definición hay una realidad mucho más cercana. Hoy en día no equivale a ser un bicho raro. Un friki es un fan de personajes de ficción, a los que sigue y con los que siente identificado: superhéroes de la factoría Marvel, protagonistas de videojuegos (Lara Croft, Sonic) o de las películas y sagas más taquilleras (El señor de los anillos, Harry Potter, Star Wars), series de dibujos animados, (Los Simpsons, Futurama). Todo cabe en este mundo: Disney, Warner Bros, Hello Kitty, Tim Burton, Mazinger Z…
En el frikismo se pueden distinguir estilos. Nos encontramos con otaku (cultura asiática: manga y anime), cinéfilo (cine), gamer (videojuegos), geek (tecnología), y algunos más, ya que van en aumento. Todos ellos celebrarán el 25 de mayo el Día del Orgullo Friki. Una fecha conmemorativa del estreno en la pantalla grande de Una nueva esperanza, la primera entrega de la saga Star Wars, el universo galáctico de George Lucas que mueve más seguidores en el mundo.
“Lo lindo de Star Wars son los conceptos”, dice Carlos Sánchez. Podría parecer una telenovela del espacio, con sus conflictos familiares y amorosos, pero no es así, se basa en algo mucho más profundo. Lleva implícitas muchas cuestiones que se abordan en ciertas obras literarias. “Anakin pierde la cabeza cuando su madre muere, y es que uno se vuelve loco cuando pierde un amor. En ese momento es cuando entra en el lado oscuro, perturbado por el dolor, el desconocimiento y la ira. Es asimilable a la oscuridad de Hades, en la mitología clásica”.
Carlos Sánchez es el creador del Museo Expofixion, en Quito. “A las personas que vienen a visitarlo les muestro conceptos, y a los jóvenes les recomiendo libros”. En el recorrido del área de Star Wars hace paradas en las que hace preguntas, explica los conflictos más señalados o recuerda diálogos. “He visto más de 100 veces el episodio dos, La amenaza fantasma, la precuela de La guerra de los clones”, comenta.
Sánchez estudió diseño industrial. Construye máscaras, armaduras, escenarios, prototipos, maquetas… y hasta naves. “Yo no compito, yo comparto”, es una de sus frases. Se considera un estudioso de Star Wars y de Star Trek. Busca —y encuentra— un trasfondo en las historias que se narran en estas películas de ciencia ficción. Además, se denomina un “comunicador ambientalista” porque considera que “todo debe estar hecho a partir de los principios del reciclaje”. Como referente, cita nuevamente a Star Wars, y los cientos de objetos que pueden fabricar con la reutilización de materiales (cartones, botellas, metales de desecho, etc.). “Solo si conoces el pasado puedes inventar el futuro”, afirma.
Carlos Sánchez se desmarcó hace veinte años con la organización del evento cultural friki más grande del Ecuador, Megacomix. En la última edición, que se celebró en octubre de 2017, se rindió un homenaje al universo gótico del cineasta estadounidense Tim Burton.
Fuera del Ecuador… ¿cómo es el mundo friki? En España, dice Clara Alcover, “no se ve mucho lo friki. No hay grandes convenciones, y las que se organizan están muy lejos de ser tan importantes como las de otros países, por ejemplo, la Comic-Con de San Diego”, el evento más importante en cuanto a convenciones de cómics, que desde 1970 se celebra cada año en el sur de California. Comenzó como un pequeño proyecto de tres fanáticos de la ciencia ficción y se ha convertido en una de las grandes citas que, además del cómic, muestra otros campos de entretenimiento como los videojuegos y el cine.
“Aunque sí que hay tiendas especializadas, tampoco se puede encontrar mucho merchandising”, prosigue Clara, una estudiante de bachillerato en Artes que reside en Valladolid (ciudad próxima a Madrid). Para esas compras hay que recurrir a Internet. Todo tipo de objetos, indumentaria o complementos están al alcance de cualquiera en plataformas virtuales como Amazon, RPC Studio, Aliexpress, Wish, Redbubble o ZentaiZone, por citar algunas de las más conocidas.
Esas grandes redes de venta no son las únicas que operan. Ángel Pérez vive en Guayaquil y gestiona una tienda online para suministrar este tipo de mercadotecnia en su ciudad: figuras, llaveros, revistas, almohadas, peluches, mochilas, etc. Discrepa sobre el uso de la palabra friki. “Sería como decir enfermo o excesivo. Entre amigos nos referimos a alguien que colecciona anime, cómics o figuras, y lo decimos en buen sentido, pero para generalizar, puede que no les guste a todos”. Así, en algunos casos prefieren que se les llame “fan de anime o cómic”.
Hace años esta materia era algo desconocida, suponía “una lucha buscar un producto, y hasta las series solo se podían conseguir en inglés o en japonés”. Hoy “no es un tema de estudio, es un tema de vida”, asegura Ángel. Con unos ocho años (ahora tiene 36) empezó a jugar con Super Mario Bros y era seguidor de algunas películas del estilo de Akira o Capitán Harlock, y series como Gundam o Astroboy, todavía “sin saber que pertenecen al género anime”. Años más tarde, y ya con un mayor conocimiento, se aficionó a Dragon Ball, Samurái X y Caballeros del Zodiaco.

Por su parte, Clara Alcover se autodefine con la palabra friki desde hace unos cuatro o cinco años, “cuando comencé a seguir más las noticias y todo lo relacionado con las películas y cómics que más me gustan”. No obstante, “desde pequeña he sido friki, ya que me encantaba el mundo de los superhéroes, sobre todo Spider- Man y los X-Men”, afirma.
Su habitación es un templo del frikismo. “Una de las paredes no se ve porque está cubierta de pósteres, unos encima de otros”. Entre otras cosas, “en el armario hay un par de bufandas de Harry Potter, un escudo del Capitán América y la bandera pirata de Jack Sparrow (Piratas del Caribe)”. Ahí no acaba la cosa, “las estanterías están llenas de cómics, figuritas, alguna varita mágica de Harry Potter y hasta la espada láser de Luke Skywalker”.
“Mi serie favorita es Doctor Who, y mis personajes preferidos son Spider-Man, Star-Lord, Jack Sparrow, Eleven (Stranger Things) y el Doctor (Doctor Who). Con quien más me identifico es con Peter Parker, ya que cuando no es Spider-Man es un chico normal de mi edad que va al instituto e incluso es un poco friki”, explica esta joven española.
“¿Mis pasatiempos?: discutir teorías sobre lo que va a pasar en las próximas películas de Marvel, hacer referencias de frases de películas que he visto demasiadas veces, ver todos los tráileres y no perderme cada nuevo capítulo de mis series predilectas”, manifiesta Clara con vehemencia. Y, cómo no, tener mucho merchandising (figuras, ropa o cualquier réplica, como la del destornillador sónico del Doctor Who o una espada de Minecraft). Así, “la palabra friki significa ser tan fan de algo que a veces hasta puede parecer una obsesión”, matiza. “Lo más friki que he visto es un cosplayer con toda la ropa y los trajes del personaje Peter Parker en Spider-Man Homecoming. El cosplay me parece bastante friki”.

interpretando a Laughing Jack.
El cospslay (contracción de costume play) es una moda representativa que consiste en utilizar disfraces, accesorios y trajes que representan a un personaje específico, generalmente de videojuegos o series de anime y manga. Junto a dos amigos, Elizabeth Vicente impulsó hace cinco años el club Ureshii Ecuador, que en japonés significa “muy feliz”. Lo hizo “por amor al anime y a la cultura japonesa en general”.
Ureshii empezó en el año 2012 a organizar eventos centrados en la temática de anime, techno gore, terror gótico o Halloween. De su más reciente convención, que se celebró el pasado febrero, destaca la presencia de cinco actores de doblaje y el concurso de cosplay, que para ella “es una forma de expresar algo que no se es normalmente”.
El personaje referente de Eli (así le gusta que la llamen) es Laughing Jack, un payaso que protagoniza una historia ilustrada en la que se cuenta por qué se transformó cuando conoció a un niño y perdió sus colores originales para transformarse en blanco y negro.

David Ortiz viste ropa negra y considera que tiene una “personalidad oscura”, a la que achaca una forma de pensar realista en extremo. En su vida diaria es biólogo, pero en su tiempo libre le gusta convertirse en personajes góticos.
Tanto Eli como David se caracterizan para hacer shows en los que asimilan las características de diferentes personajes, y de esa forma exteriorizan sus emociones mediante un enfoque artístico. En el escenario son otros, lo que siempre quisieron ser, y se colocan lentes de color rojo, pelucas de llamativos colores, y diferentes elementos y vestuario de fantasía.
Miguel Ávila está al frente de otra organización anime en Quito que se llama Otakus. El Mago Clow Reed, de la serie Sakura Card Captors, es su favorito. “Me gusta la sabiduría que maneja”. Su historia trata de un hechicero muerto que deja como herencia unas cartas. Más tarde se reencarna y es una persona calmada y serena, pero teme ponerse en contacto con los demás porque sus poderes de antaño fueron muy grandes. “Me identifico con él respecto al hecho de que uno mismo puede decidir sobre sus propios cambios y la elección de vivir de una u otra forma”, explica.
Sobre los aficionados al anime, refiere que el caso más extremo que conoce es el de los hikikomori, un término japonés que alude a quienes literalmente se apartan de la sociedad. Estas personas eligen esa forma de vida en la que se recluyen en su casa para pasar el máximo tiempo posible viendo películas de anime. En Japón se les considera una carga para la sociedad, señala.
Por otra parte, akib-kei es aquella persona que tiene esos mismos gustos, pero no permite que interfieran en su vida, es decir, no llega a un punto enfermizo. Después de Japón, los países con más aficionados al anime son Estados Unidos, México y España, dice Miguel Ávila. Dragon Ball es el máximo exponente del anime, y una de las series más exitosas de este estilo.
En fin, sin llegar a casos extremos, basta con mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que estamos rodeados de frikismo y sus frases, como este ejemplo que se puede encontrar en Internet: en mi tumba pondrá game over. Usted, sí, usted, ¿tiene una taza de Batman?, ¿tal vez un pijama de Los Simpson?, ¿para estar en casa se calza las zapatillas de La Pantera Rosa que le regalaron en Navidad? ¿Qué me dice de ese neceser en su baño con la imagen de Betty Boop, Frida Kahlo o Marilyn Monroe? Todos llevamos un friki dentro, o a veces hacemos alguna frikada. ¿No es cierto? Entonces, que la fuerza nos acompañe.
COSPLAY : EL ARTE DE LOS PERSONAJES DE FICCIÓN EN LA REALIDAD.
FAMOSOS
• YAYA HAN: con 16 años en el mundo del cosplay, es una artista diseñadora de vestuario, modelo y cosplayer de Atlanta. Hasta la fecha, ha hecho cerca de 300 trajes en los géneros de anime / manga, cómics, videojuegos, ciencia ficción y sus propios diseños originales.
• D – PIDDY: es ultra mega fan del superhéroe Deadpool. Este fanático de los cómics y los videojuegos, hace cosplay desde 2012 y tiene más de 275000 mil “me gusta” en su página de Facebook y, además, es toda una celebridad en las Comic Con o Anime Expo de Estados Unidos.
• SPIRAL CATS: es un grupo de chicas coreanas que realizan cosplay, de manera profesional y en conjunto, que partieron de manera amateur en 2009. A la fecha, han trabajado con compañías como Blizzard, Nexon, Riot Games y Shunrei.
• MAPPY SÁNCHE: es una cosplayer venezolana, que se ha hecho conocida por hacer múltiples cosplays de Sailor Moon, incluso siendo uno de sus nicknames Sailor Mappy. Es fanática de Pokémon, Evangelion, Sailor Moon y League of Legends.
Fuente: www.revistayumecr.com