Edición 463-Diciembre 2020.
En esta campaña presidencial, como en todas las anteriores, se está viendo de todo, se está escuchando de todo, menos reconocimiento al electorado femenino. Me parece tan absurdo recalcarlo: el 49,9 % de los votantes ecuatorianos son “las votantes ecuatorianas”, pero a ninguno de los señores que nos quiere gobernar parece importarles las cosas que a nosotras, las ciudadanas, nos preocupan de verdad.
Por un tiempo tuve la ridícula idea de intentar hacer entrevistas con ellos, enfocándolas en sus propuestas específicas para nosotras, las ecuatorianas. Luego algunas amigas me dijeron, basadas en la razón aplastante del machismo de este país, que ninguno aceptaría sentarse conmigo a hablar de políticas públicas con mirada feminista.
Algunos dirán que intentar mejorar la vida de los ecuatorianos incluye mejorar mi vida y la de todas las niñas y mujeres de este país, más o menos nueve millones de personas. No estoy tan segura de eso. ¿Saben los candidatos a gobernar este paisito tan atormentado las cosas que nos preocupan a nosotras? ¿Han investigado sobre eso? ¿Tienen alguna posición frente a los problemas que aquejan concretamente al porcentaje femenino de la población?
Lo dudo mucho.
Me gustaría poder sentarme delante de cada uno de ellos y preguntarles, por ejemplo, por su postura frente al aborto en general y, en concreto, frente al aborto por violación. Sé que tartamudearían, es un tema polémico cuya respuesta puede hacer bambolear las encuestas. Sé que se pondrían a dar vueltas como pollo sin cabeza. Cualquier titubeo haría que los teocráticos levantaran su dedo tieso de acusar y dijeran: asesino.
Pero cuantísimo me gustaría que alguien que ha sido tan valiente para pretender dirigir los destinos de tanta gente tuviera los huevos de sentarse frente a una entrevistadora feminista y posicionarse claramente frente a los temas que a nosotras nos cambian la vida.
Me encantaría, ya les digo, que los candidatos me aceptaran conversar sobre cuánto saben sobre lo que de ellos queremos las mujeres.
Les preguntaría, por ejemplo, qué harían desde Carondelet para frenar la inhumana cifra de embarazo infantil en el Ecuador o para evitar que violen y maten a cientos de nosotras cada año o para paliar la altísima deserción escolar de las niñas y adolescentes.
Quisiera saber —y creo que merezco saberlo— cómo van a dedicar, desde los diferentes ministerios, tiempo, recursos y esfuerzos a mejorar las vidas de las mujeres ecuatorianas de todas las regiones del país, haciendo eficiente y accesible la salud reproductiva, mejorando y agilizando el acceso a una justicia justa de verdad, luchando contra la desigualdad económica que nos confina a una perpetua precariedad.
Creo que todas y cada una de las millones de votantes que tiene el Ecuador merece del candidato un respeto que hasta ahora no he visto en ninguno.
Por eso le repito, señor que quiere que lo contratemos como presidente, ¿piensa usted en mí como yo pienso en usted?
Espero su respuesta.