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Seis técnicas para vencer la procrastinación

Dejar una tarea para después es algo instintivo, pero puede vencerse. Aquí le compartimos seis herramientas para dejar de procrastinar.

Procrastinar
Ilustración: Shutterstock

Sincérese y asúmalo: posponer tareas le causa serios problemas. Con seguridad, atrasarse en las fechas límite está elevando su nivel de estrés e incluso poniendo en riesgo su trabajo.

Además, puede que sienta frustración por no hacer progresos significativos en sus objetivos académicos, profesionales o personales, y seguramente la procrastinación esté perjudicando sus relaciones familiares o su economía.

Pero si es consciente de lo anterior, la pregunta es: ¿por qué pospone las tareas a pesar de los problemas que eso le provoca? ¿Por qué es un postergador?

Como lo explica Garland Coulson en su libro Deja de perder el tiempo, en la mayoría de casos, procrastinar no es el resultado de la falta de tiempo, sino “de tomar ciertas decisiones sobre el tiempo que nos permiten evitar hacer las tareas que estamos posponiendo”.

Por ello, para romper el hábito de aplazar tareas, lo principal es averiguar por qué usted elige centrarse en otras cosas en lugar de en las tareas que realmente tiene que hacer. “En otras palabras, necesita entender cuál es su recompensa por seguir postergando”, apunta el autor.

Para Coulson, cuando la gente aplaza sus tareas, está evitando algún tipo de experiencia que le resulta desagradable y se relaciona especialmente con tareas:

  • aburridas o poco interesantes;
  • a largo plazo con fechas límite poco o mal definidas;
  • para las que carecemos de las destrezas necesarias;
  • desagradables;
  • asociadas a un conflicto;
  • delegadas por una persona que me desagrada;
  • abrumadoras.

Técnicas contra la procrastinación

¿Qué técnicas puedo ocupar para organizar mejor mi tiempo, mejorar mi productividad y evitar la procrastinación? Aquí mencionamos seis:

Fíjese objetivos factibles y divisibles. La profesora Susana P. Gaytán en su artículo “Los buenos propósitos, mejor de uno en uno”, plantea que los objetivos deben ser grandes para que valga la pena luchar por ellos; sin embargo, “es interesante que, a la vez, se puedan dividir en pequeños pasos, de ser posible cuantificables, que nos permitan dosificar el esfuerzo”.

Ejercite la autodisciplina. Para que esto sea más llevadero, puede establecer metas pequeñas y cumplirlas, a pesar de las dificultades. Por ejemplo, hoy prométase a usted mismo que mañana se levantará de la cama apenas suene la alarma y que no la postergará cada cinco minutos. Ese será un primer logro.

Disminuya distracciones. Durante el tiempo que realice las tareas, disminuya la posibilidad de distracciones. Esto significa no tener el celular a mano, tener la televisión apagada, cuidar las condiciones ambientales para desempeñar la tarea cómodamente, etc.

Evite la perfección. El objetivo final es realizar las tareas pendientes, no hacerlas perfectas. Ese nivel de autoexigencia aumenta el estrés y dificulta que la persona finalice la tarea, ya que siempre identifica algo por mejorar o desiste en el intento porque se ve incapaz de hacerlo.

Fije fechas de entrega promedio. A la mayoría de las personas le infunde un sentido de urgencia mucho mayor la fecha de entrega en días. Dividir las tareas en días (en vez de semanas o meses) puede ayudarle con ese empujón que necesita para dejar de procrastinar.

Hágalo público. Si se trata de un reto importante, hágalo público. Hable de ello con su familia y con amigos, publíquelo en sus redes sociales, en su blog… eso le ayudará a sentirse responsable y comprometido, y le costará aplazar el trabajo.

¡Mucha suerte en el reto!

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