Algunas ciudades expanden su horizonte a réplicas virtuales que prometen ser una metáfora del mundo real.
“A partir de 2023, los principales festejos de Seúl, como el Festival de los Faroles, se llevarán a cabo en el metaverso para que puedan disfrutarlo personas de todo el mundo”, aseguran las autoridades de la capital de Corea del Sur.
El ayuntamiento de la urbe asiática implementará en un plazo de cinco años Metaverse Seoul, nombre tentativo de un ecosistema de metaverso con servicios públicos, tecnológicos y turísticos. Un plan piloto comenzará a finales de 2022.


La idea es replicar en la virtualidad lo que hoy se maneja de manera física y real. Por ejemplo, en vez de funcionarios, serán avatares los que atenderán los servicios públicos, mientras festejos importantes y atracciones turísticas tendrán acceso virtual.
Seúl fue la primera ciudad en el mundo en anunciar objetivos tan ambiciosos en el metaverso. Shanghái, la megaurbe más poblada de China, sigue sus pasos con un plan de desarrollo hasta 2025 que incorpora el mismo concepto para servicios públicos, comerciales, industriales, de entretenimiento y juegos electrónicos.
La arquitectura de alta gama también abraza el metaverso. El famoso estudio Zaha Hadid Architects diseñó la localidad “ciberurbana” Liberland Metaverse, un campo de realidad virtual para redes y colaboración dentro de la industria web 3.0. El proyecto se expone en YouTube y se inspira en Liberland, una pequeña franja territorial entre Croacia y Serbia, en la que el político checo Vít Jedlička propugna su “utopía libertaria” libre de impuestos y de uso de criptomonedas.
La fiebre del metaverso
Gran alboroto estalló el año pasado cuando Mark Zuckerberg renombró como Meta a su emporio Facebook para emprender el camino definitivo del metaverso, ese mundo virtual, carente de barreras físicas y económicas, que permite a los usuarios interactuar en tiempo real (trabajar, jugar, reunirse, asumir identidades a través de avatares, asistir a eventos, etc.) con cascos y gafas de realidad virtual y aumentada.
Por ejemplo, el sector inmobiliario es muy dinámico. The Sandbox, Decentraland, Cryptovoxels y Somnium Space son algunas plataformas populares en ese mercado que —según previsiones— alcanzará este año mil millones de dólares.
Un caso muy publicitado fue la compra por 4,3 millones de dólares de parcelas en el metaverso de The Sandbox por parte de la inmobiliaria virtual Republic Ream. Otra novedad fue el primer Metaverse Fashion Week, en marzo pasado, en un terreno de Decentraland que contó con firmas famosas como Balmain, Dolce & Gabbana y Tommy Hilfiger.
“Cualquiera que entre a un mundo virtual puede comprar o intercambiar arte, música e incluso casas con token no fungible (NFT)… e invertir en centros comerciales, hoteles, casinos y conciertos, entre un sinfín de proyectos”, precisa el portal Xataka.com.
No obstante, advierte que “la inversión inmobiliaria en el metaverso sigue siendo muy especulativa, y nadie sabe aún si este auge será la próxima gran burbuja”.