El punk no es solamente un género musical es un movimiento cultural, que ha trascendido incluso en Ecuador. Las reflexiones que vienen a continuación nacieron a partir del reencuentro de El Retorno de Exxon Valdez, una banda local que marcó a una generación.
A pesar del tiempo transcurrido desde su origen, años 70 del siglo XX, el punk sigue vibrando con fuerza y vitalidad en todo el mundo y Ecuador no es la excepción de este movimiento global. A través de su espíritu subversivo y de su energía inagotable ha trascendido barreras culturales, socioeconómicas y generacionales.
Para muchos, también ha dejado una marca imborrable en la historia de la música ecuatoriana. Para entenderlo es crucial comprender su esencia rebelde y contestataria al ‘establishment’: el punk, con sus letras, surgió como una respuesta a la alienación y el conformismo de la sociedad frente al statu quo.
Las raíces del punk están en Reino Unido y Estados Unidos. De allí son The Sex Pistols, The Clash y Ramones, bandas que irrumpieron con un sonido crudo y provocador. Luego aparecieron otras como Dead Kennedys, NOFX e, incluso, Green Day o Misfits.
La actitud irreverente en sus notas, así como su música ruidosa y acelerada desafiaron -y continúan haciéndolo- los estándares establecidos, dando voz a esa juventud frustrada y desencantada por la sociedad y la política.
Una de las características del punk es el ‘mosh’, un baile que se realiza durante los conciertos. Consiste en una especie de pogo -algarabía de los fanáticos-, en el cual los asistentes saltan, empujan y chocan entre sí al ritmo de la música. Este fenómeno refleja la energía y la liberación que despierta en sus seguidores. Bandas como Black Flag y Bad Religion han sido pioneras en fomentar esta práctica en sus shows en vivo.
Punk en Ecuador
El impacto del punk en Ecuador se ha manifestado de diversas formas a lo largo de los años. A pesar de las dificultades y de la falta de apoyo ha logrado mantenerse firme y resistente en la escena musical local. Tanque, La Escuela y Notoken, entre otras bandas, tuvieron un papel fundamental en la difusión del punk local. Su música irreverente, simplista y cruda y sus letras desafiantes sirvieron de catalizador a toda una generación sedienta de rebeldía y autenticidad.
La escena del punk en Ecuador ha seguido creciendo, pero a pasos muy pequeños. Quizás acontecimientos como el reencuentro de El Retorno de Exxon Valdez puedan generar un compromiso para seguir fomentando este movimiento musical y cultural en Ecuador.
El punk mantiene enganchados a sus fanáticos en la magia de lo simple, de lo irreverente, de lo que se añora expresar a través de sus letras: el descontento con lo cotidiano y la decadencia de la política. Su influencia se extiende desde su concepción hasta la moda, el arte, la política y la forma de vida.
A través de su estética diversa -pero distintiva- con su actitud provocadora ante el conservadurismo, siempre con un mensaje de resistencia, el punk ha inspirado a distintas generaciones a cuestionar las normas y a luchar por la libertad y la autenticidad; incluyendo en su espectro a una amplia gama de profesionales, de varios grupos etarios y de diferentes estratos económicos y sociales.
El punk llegó a Ecuador en los años 80 y vivió su mejor época entre los años 90 e inicios de los 2000. Lo interesante, se vio en el concierto de El Retorno, es que a pesar de la popularidad de otros géneros se ha mantenido vigente porque no solo es música sino un movimiento cultural que sigue trascendiendo con el paso del tiempo.