Esta es la primera columna de la periodista deportiva Martha Córdova. Con este texto inauguramos una serie de lecturas sobre cómo es cubrir el Mundial Qatar 2022. Bienvenido a este espacio, tenga o no cerveza a la mano. Usted decide.
La cobertura del Mundial Qatar 2022 estuvo y está llena de entredichos. Temores mal infundados, y prohibiciones que no van.
Aquel protocolo de vestimenta, lleno de impedimentos para las mujeres, quedó en el papel, claro está en los edificios y locales donde el fútbol manda.
Antes de emprender viaje, en muchas colegas sí hubo la acuciosidad de cumplir con aquella formalidad. Guardar en la maleta blusas de manga hasta el antebrazo y pantalones amplios, ninguna prenda que defina la figura de la mujer. Y las camisetas de Ecuador, de todos los colores.
Los dos primeros días en la casa del Mundial fueron tan normales, que nadie recordó aquellas restricciones. En el Banderazo en Katara, más de mil compatriotas se reunieron para decir “Estamos contigo Selección”, y hubo fiesta.
El domingo, en el estadio Al Bayt, donde la hinchada tricolor llenó una buena parte de los graderíos para mirar el triunfo de Ecuador 2-0 sobre Qatar, las chicas vistieron con bermudas cortas y camisetas sin mangas por la temperatura que llegó a los 36 grados centígrados y no hubo restricción.



Tampoco hay un ambiente que impida el desborde de la fiesta que implica un Mundial. En el graderío deslumbró el color de la hinchada, los cánticos de los ecuatorianos y la euforia de la barra.
Sí llamó la atención la barra organizada de Qatar. Una barra prestada, porque el hincha catarí no vive así el fútbol, pero el objetivo principal era contribuir con la fiesta del Mundial que se trasladó a Oriente Medio y el balón ya empezó a rodar.
La única prohibición sí es la venta de la cerveza, la bebida de moderación que se expende en los estadios de fútbol, menos en los del Mundial de Qatar. El gobierno sólo permitió su comercialización en el Fan Fest, donde los hinchas pueden acceder a ellas, pero sin excesos.
En el estadio la barra ecuatoriana pidió cerveza. También las empanadas de morocho. Pero ni una, ni otra.
Msc. Martha Córdova Avilés
m.cordova@udlanet.ec
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