NOTA DE LIBRE ACCESO

El Premio Cervantes 2022 está en manos latinas    

El premio Cervantes, noble entre los nobles de nuestra lengua, se anuncia y se festeja como se merece, como una fiesta nacional. Más aún en este caso, cuando ha sido otorgado al poeta venezolano Rafael Cadenas, de 92 años y dueño de una obra que incluye ensayos dedicados al idioma que nos hermana.

Esta es, entonces, una fiesta regional, ya que el español que se habla y se escribe en Latinoamérica vuelve a reconocerse como fundamental. Tenemos en la boca, en las manos, las claves que nos librarán del sufrimiento en camino a la libertad.

Cadenas nació en Barquisimeto, al norte de Venezuela, en 1930. Ha dedicado su vida a la escritura y a la academia, siendo profesor en la Escuela de Letras de la Universidad Central y traductor de poesía hispana y norteamericana.

El Cervantes le llega tras una carrera ampliamente celebrada, pues tiene a su cargo honores que van desde el premio San Juan de la Cruz (1992) hasta el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2018). Más que una recompensa, esta es la confirmación de que Rafael Cadena tiene ya, y desde hace mucho, un espacio fijo entre los héroes de la lengua.

La poesía, el motivo de su existencia

El jurado del premio Cervantes reconoció en Cadenas “la trascendencia de un creador que ha hecho de la poesía un motivo de su propia existencia”.

En los años 60, Cadena revolució la poséia venezolana con “Derrota”:

‘Derrota’ (1963)

Yo que no he tenido nunca un oficio

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que ante todo competidor me he sentido débil

que perdí los mejores títulos para la vida

que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)

que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos

que me arrimo a las paredes para no caer del todo

que soy objeto de risa para mí mismo

que creí que mi padre era eterno

que he sido humillado por profesores de literatura

que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada

que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida

que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo

que tengo vergüenza por actos que no he cometido

que poco me ha faltado para echar a correr por la calle

que he perdido un centro que nunca tuve

que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo

que no encontraré nunca quién me soporte

que fui preterido en aras de personas más miserables que yo

que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más burlado en mi ridícula ambición

que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo

(«Ud. es muy quedado, avíspese despierte»)

que nunca podré viajar a la India

que he recibido favores sin dar nada a cambio

que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma

que me dejo llevar por los otros

que no tengo personalidad ni quiero tenerla

que todo el día tapo mi rebelión

que no me he ido a las guerrillas

que no he hecho nada por mi pueblo

que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras

cuya enumeración sería interminable

que no puedo salir de mi prisión

que he sido dado de baja en todas partes por inútil

que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno

que me niego a reconocer los hechos

que siempre babeo sobre mi historia

que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento

que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo

que no lloro cuando siento deseos de hacerlo

que llego tarde a todo

que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas

que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable

que no soy lo que soy ni lo que no soy

que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas

haya sido humilde hasta igualarme a las piedras

que he vivido quince años en el mismo círculo

que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado

que nunca usaré corbata

que no encuentro mi cuerpo

que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,

barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación,

mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente

me suicido al alcance de la mano

me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros

y de mí hasta el día del juicio final.

Cadena también es autor de más de una veinte de poemarios. Aquí otra de sus creaciones más laureadas:

‘Amante’ (1983)

Eludías

el encuentro

con el tú

magnífico,

el que te toma

y te anula como tempestad

y de ti arranca al que busca.

Así reaccionaron los compatriotas de Cadenas

Diego Arroyo Gil, periodista y editor con posgrado en la Universidad Complutense de Madrid, que ha retratado a la cultura venezolana en historias de personajes que trascienden en varios ámbitos, felicita así a Cadena:

Tibisay Guerra, directora de Autores Venezolanos, una página web de divulgación de obras de autores veenzolanos expresó su algarabía por el galardón que recibió su compatriota:

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