Adorado y detestado por igual en el mundo de las letras, el deporte más popular del planeta ha contado con exjugadores y entrenadores adeptos a la escritura ///
Por Jaime Porras Ferreyra///
El balompié no ha sido ajeno a la literatura. Desprecios y también pasiones desbordadas pueden leerse en textos de una larga lista de escritores. Son conocidas las duras opiniones de Borges, Unamuno y Eco a propósito de este deporte. Pero el fútbol no solo ha sido blanco de dardos envenenados de parte de la intelectualidad. Los escritores seducidos por el balón son numerosos, y varios de ellos, además de asumir los colores de su equipo favorito, han encontrado en esta disciplina deportiva temas para algunas de sus obras. La lista es extensa y de calidad: Camus, Nabokov, Rushdie, Grass, Marías, Galeano, Villoro, Alberti, Soriano, Pasolini…
Desde la poesía, el cuento, la novela, la crónica y el ensayo se respira emoción, nostalgia, ilusión y fidelidad hacia ese ritual entre veintidós jugadores. Merece destacar que un grupo de escritoras argentinas publicó el año pasado Las dueñas de la pelota: cuentos de fútbol escritos por mujeres, para dejar en claro que la relación entre las letras y el balompié no es territorio exclusivo de los hombres.
Las fronteras entre el periodismo y la literatura continúan debatiéndose, y el fútbol juega a favor de los que pensamos que en diarios y revistas es posible encontrar textos escritos con épica, sorpresa, felicidad y desasosiego. Periodistas como Borocotó, Enric González, Cannavò, Emilio Lafferranderie, Brian Glanville, Santiago Segurola y John Carlin son maestros de la crónica futbolística.
Un futbolista con pasiones literarias continúa siendo una rara avis, pero conviene tomarlo como una buena noticia antes de lapidarlo con premura. Seamos justos: los hay buenos, regulares y malos con la pluma, al igual que sucede dentro de la creación literaria y en el periodismo. Haber defendido contragolpes o anotado un gol decisivo no deben ser factores que determinen la calidad con las letras. Por lo menos se les debería dar el beneficio de la duda.
Al realizar un recorrido por los textos escritos por exfutbolistas y entrenadores, es posible reconocer que el género más recurrente es la autobiografía. Ahora bien, siquiera los extrabajadores del balón tienen el decoro de citar, en la mayoría de los casos, a sus colaboradores en estos libros. Sería bueno comparar esta situación con las decenas de autobiografías de políticos, empresarios y militares, quienes muchas veces se adjudican una obra en la que contribuyeron en un escaso porcentaje.
Pelé, Beckenbauer, Eusebio, Maradona, Zidane y otros ídolos más han publicado sus autobiografías, aunque indicando respetuosamente que la escritura se llevó a cabo a cuatro e incluso a seis manos. Las cifras arrojan que estas obras se venden con gran éxito, al mismo nivel que las de los cantantes y actores. El fútbol es un espectáculo planetario y sus fanáticos desean encontrar en los textos anécdotas, chismes de vestidor, inspiración y, ante todo, sentimientos de gloria.
Por otro lado, Ibrahimović, Piqué y Neymar son ejemplos de la nueva tendencia en cuanto a autobiografías futbolísticas: no es necesario colgar los botines para contar trayectorias, al igual que lo que ocurre con ciertas cantantes estadounidenses que lanzan libros sobre sus vidas al apenas rebasar los veinte años de edad.
Pese a todo, algunos de estos trabajos llegan a destacar por su calidad. Uno de ellos es My Autobiography de Sir Alex Ferguson, el entrenador del Manchester United de 1986 a 2013. A lo largo de las páginas, Ferguson describe con corazón y refinamiento su peregrinar desde la periferia de Glasgow hasta el banquillo de los Red Devils, dando muestra de su locura por el balompié y también de su explosivo carácter, con frases bien construidas. Otro ejemplo que se aleja de lo convencional es Ma vie comme un match de Michel Platini, libro en el que el ídolo francés cuenta —con un estilo pulcro y sin el abuso de los adjetivos— su trayectoria futbolística.
La crónica periodística también ha contado con autores provenientes de los terrenos de juego. Tostão, además de haber formado parte de la selección verde-amarela que se coronó en el Mundial de 1970, escribe desde hace varios años en el diario Folha de São Paulo. Sus mejores trabajos están recopilados en el libro A Perfeição Não Existe. El brasileño ganó en 2014 el Premio Internacional Manuel Vázquez Montalbán en la categoría de periodismo deportivo. Otros exjugadores que con frecuencia dan muestra de elegante prosa y buen ojo analítico son Santiago Solari y Miguel González Michel en las páginas del diario español El País.
Después vienen los exfutbolistas que optan por recurrir a otros géneros, reflejando una buena formación intelectual y de una facilidad para tirar paredes y caños por medio de la palabra.
El más famoso es Jorge Valdano. El otrora delantero de equipos como Newell’s Old Boys y Real Madrid, y exentrenador en la liga española, ha logrado labrarse una reputación de hombre enamorado de la pelota y de las letras por igual. Además de sus colaboraciones en El País, ha escrito cuentos y crónicas en libros como Apuntes del balón, Los cuadernos de Valdano y El miedo escénico y otras hierbas. Da gusto escucharlo hablar, con el mismo sentido crítico, de Messi, del peronismo y del impacto que tuvo la obra de Francisco Umbral en su vida.
Otro que ha incursionado en el periodismo y en el cuento es el exarquero mexicano Félix Fernández, quien defendió por lustros los colores del Atlante. Fernández ha escrito en las páginas de los diarios El Financiero y Reforma y ha publicado los libros Guantes blancos: las redes del fútbol y Guantes blancos: personajes de fútbol.
Juan Pablo Sorín, trotamundos que jugó en equipos de Argentina, Brasil, Francia, España, Italia y Alemania, ha escrito constantemente en medios de diversos países, aunque también ha incursionado en la poesía, como lo demuestra en Sueño visceral:
“Cuando caminás por las calles de tu barrio.
Cuando ves los trapos colgados de ilusión.
Cuando sentís ese murmullo aguerrido, amordazado, reprimido.
Cuando te vestís cada mañana en un predio con olor a pasto”.
¿Y qué decir de Lilian Thuram? El exjugador francés nacido en la isla de Guadalupe ha escrito tanto sobre su trayectoria en las canchas como a propósito de su lucha contra el racismo. Mes étoiles noires y Pour l’égalité son ensayos celebrados por la crítica. De igual manera, Thuram participó como guionista en el cómic Notre histoire, en colaboración con el dibujante Sam García.
Mención aparte merece Éric Cantona. Los forofos del fútbol lo recuerdan principalmente por ser un histórico del Manchester United y por haber propinado una patada al estilo Bruce Lee a un aficionado. Polémico, sin pelos en la lengua, letal en el área chica, Cantona también ha demostrado sensibilidad artística. Luego de su retiro, el francés ha incursionado en la fotografía, el cine, la pintura y también en la literatura, a través del libro Un rêve modeste et fou y prologando Elle, lui et les autres, obra con fines benéficos. Igualmente se ha dado tiempo para escribir letras de canciones y no esconde su admiración por Antonin Artaud y Oscar Wilde. Éric Daniel Pierre Cantona: un atacante marsellés con corazón renacentista.
Y en todo esto, no pueden faltar los entrenadores. Además de Ferguson, otros más han publicado libros de gran interés y cuidada prosa. Johan Cruyff triunfó como jugador en el Ajax y el Barcelona, además de haber cosechado éxitos en la dirección técnica del conjunto catalán (no son pocos los que señalan que detrás del majestuoso cuadro culé de los últimos años se esconde el ADN del holandés). Me gusta el fútbol y Fútbol: mi filosofía son una verdadera declaración de principios respecto a lo que Cruyff ha predicado desde el césped y el banquillo, todo esto salpimentado con anécdotas, reflexiones éticas y conocido sentido de la estrategia.
Los años brindan profundidad y calma, elementos que favorecen escribir sobre lo que uno más ama. César Luis Menotti es prueba de ello. Este entrenador campeón con Argentina en 1978 y que ha dirigido a equipos en distintas ligas, publica columnas en Buenos Aires y Madrid y es autor de Fútbol: juego, deporte y profesión, considerado una especie de tratado para comprender toda una serie de conceptos del balompié de ataque (algunos incluso lo llaman “fútbol de izquierdas”). Menotti destila miles de horas frente al pizarrón, sesudos análisis de los rivales y alusiones frecuentes a otras disciplinas. “El fútbol tiene que ser un reparto equitativo del esfuerzo y del espacio”, es una de las frases más conocidas del libro, obra de ese rosarino que señala que no todo es golpear un balón con la máxima potencia para ganar y conseguir el aplauso de la grada.
En 1986 fue publicado Fútbol sin trampa, un libro producto de una larga conversación entre Menotti y Ángel Cappa, otro de los entrenadores que defienden a muerte el juego ofensivo y con experiencia de igual manera en las páginas deportivas. La obra es un encomiable ejercicio de alusiones a la estética en la cancha y a los viejos valores que se defendían en el potrero.
Queramos o no, estamos frente a una disciplina deportiva extensamente practicada y seguida, con una influencia incontestable en la sociedad, y en la que también la literatura encuentra razones para incursionar, ya sea a través de grandes escritores y periodistas o de exjugadores y entrenadores capaces de crear interesantes obras que merecen ser tomadas en cuenta.