
Por lo general, las consonantes dobles o seguidas no son adaptadas al español, pero siempre hay excepciones como, por ejemplo, jazz, la voz inglesa para señalar a un género musical que recoge melodías afronorteamericanas.
Algo similar ocurre con pizza, voz italiana que consiste en una torta de harina amasada que encima se le pone queso, tomate o pasta de tomate y se cuece en el horno. A estas dos palabras que no fueron adaptadas se las considera extranjerismos crudos, según el académico David Giménez Folqués.
Cuando las palabras se adaptan al español pierden una de las dos consonantes seguidas como, por ejemplo, driblar, que proviene del inglés to dribble, o brócoli, un vegetal cuya etimología es italiana y en ese idioma se escribe broccoli.
Otros ejemplos similares a los anteriores son: esnifar (respirar con la nariz) del inglés to sniff; el postre pudding, adaptado como pudin o pudín; y grogui, un término boxístico que en inglés se escribe groggy.
Lo mismo se puede decir del queso italiano mozzarella que en español se ha adaptado como mozarela, con una sola zeta; o la palabra chofer que en Ecuador se escribe y pronuncia sin tilde, o chófer, como se escribe en España y que proviene del francés chauffeur.
El 2 de mayo fue declarado el Día Internacional contra el Bullying, una palabra que se menciona muy a menudo para significar la violencia que se ejerce especialmente en contra de los niños en escuelas y colegios.
Sin embargo, pese al uso constante, la grafía no ha sido incorporada al Diccionario de la lengua española. Una de las razones puede ser el hecho de que existe una palabra precisa en español que evitaría el extranjerismo puro: acoso escolar.
Por la insistencia en el uso de esta palabra se había sugerido la adaptación española bullin, pero no existe unanimidad de criterio y se prefiere el uso de acoso, aunque también se puede emplear hostigamiento.
También se propuso bulin, pero se prestaba para confusión con bulín, una palabra coloquial rioplatense con la cual se denomina a un piso o departamento pequeño que se utiliza para citas amorosas.
David Giménez Folqués, en su libro Los extranjerismos en el español académico del siglo XXI, advierte que las palabras terminadas en y precedidas de consonantes son propias de los préstamos del inglés que recibe nuestra lengua.
Así, por ejemplo, aparecen palabras como curry, dandy, derby, ferry, panty, penalty, pony, sexy y varias más. La forma correcta de adaptación sustituye la y por la i final: curri, dandi, derbi, ferri, panti, penalti, poni y sexi.
El mismo texto de Giménez Folqués advierte que cuando un término acabado en y forma su plural añadiendo una s lo debe hacer cambiando la y por la i. Entonces, el plural de jersey es jerséis, el de espray es espráis y el de gay sería gais.
Además de las consonantes dobles, se debe evitar el dígrafo sh (ajeno al español) como, por ejemplo, shampoo, que debe escribirse champú, o la secuenciación s más consonante, tal el caso de spaguetti, para que se escriba espagueti.
Por la misma razón stress y scanner deben escribirse estrés y escáner, respectivamente. La palabra striptease se escribe estriptís y slip en español cambia a eslip.
El mismo autor concluye que usar extranjerismos obedece a la necesidad de acercar esas voces al sistema ortográfico español. No se prohíbe el uso, pero se insiste que las adaptaciones se sujeten lo máximo posible a las formas españolas.
Lo que queda claro, insiste Giménez, es que, si se usa la grafía extranjera original, esta debe ir en letras cursivas, pero si el extranjerismo se ha adaptado con la grafía propia española puede aparecer en letra redonda.