Ojo en la hoja

Edición 457 – Junio 2020.

Piscis Bar blues y otros cuentos
Patricio Viteri Paredes
Letras Claves, CCE, Quito, 2019

Para leer estos cuentos hay que estar bien sentado, con los nervios a prueba de todo. Es recomendable no leerlos en la cama, por la noche, porque quitan el sueño. Son cuentos oscuros que describen lo más oscuro del ser humano, remueven la frágil tranquilidad e invitan a tomar partido por esos turbios personajes que son producto de esta sociedad en descomposición, de la que todos somos parte. Suceden en Washington, París, Madrid o Quito. El personaje, narrado impecablemente, casi siempre en primera persona, se interna en esa psicología casi patológica que el sistema intenta tapar a toda costa pero que brota en cada esquina, en cada puerta cerrada, en cada ordenador.

Personajes amargados, lóbregos, sombríos, desfilan por crueles veredas. Por momentos, la narración conducirá al lector a reconocerse en lo atávico del morbo y el “pecado” que habita en cada uno, junto a la divinidad y la indulgencia. Son lo mismo esos corredores de niebla y silencio, de soledad infinita, que los amores intensos y los paraísos vislumbrables. La angustia y el miedo que provocan las historias son superadas gracias a la forma estética-poética de narrar, como en La caída: “Hoy me he despertado oscuro. De nuevo la aflicción cercándome. Y así he salido a la calle, como si otro me hubiera sacado a pasear, como si mi cuerpo perteneciera a algún enajenado”.

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