La oferta de carreras universitarias nuevas aún es reducida; pesa la tradición

Fotografías: Shutterstock, Juan Reyes y cortesía.

Desde la Michigan Technological University, en Estados Unidos, Doménica Guillén, de veinticinco años, comenta que en sus planes de graduada de bachillerato internacional del colegio Manuela Cañizares, en Quito, no estaba convertirse en geóloga.

En un reporte de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) se observa que Geociencias fue una de las diez carreras menos demandadas durante 2019 y en el primer semestre de 2021. Otras en la lista son Ecosistemas, Hidráulica, Biocomercio, Producción Musical, Ingeniería en Ciencias del Agua, Polímeros, etc.

Doménica Guillén.

En cuanto a las técnicas, entre las menos buscadas constan: canto, danza, pintura y escultura, con nivel equivalente a tecnología superior, fabricación de calzado, mercadotecnia y floricultura…

Doménica dice que es complicado decidir qué carrera seguir a los dieciocho años. Nosotros en Yachay Tech —recuerda— tuvimos la ventaja de estudiar un tronco común, en cuatro de diez semestres. Hasta ese nivel, todos los alumnos recibieron clases de biología, matemática, álgebra, química, en la misma proporción.

En su caso, a los veinte años, escogió Geología porque le interesaron las energías renovables, en particular la geotermia, energía del centro de la tierra o de los volcanes.

Yachay Tech está en el cantón Urcuquí, en Imbabura, que hospeda el proyecto geotérmico Chachimbiro.

“La zona norte del Ecuador cuenta con volcanes activos, de Guayllabamba, Chota, Carchi, de los que pudimos aprender mucho”.

A Doménica le parece que los bachilleres no deberían decidir tan tempranamente qué estudiar en la universidad. Y les sugiere evitar opciones rígidas. Si quieren salvar vidas, su pasión quizá esté también en biología o neurociencias. “Lo duro es pedirles elegir, sin tomar en cuenta el sueldo que ganarán al terminar sus estudios”.

En el país, históricamente, las carreras más buscadas por quienes rinden el examen de acceso a universidades públicas son Derecho, Enfermería, Medicina, Administración de Empresas, Contabilidad y Auditoría y Educación Inicial, entre otras. En institutos, Electricidad, Desarrollo de Software, Mecánica Automotriz y Marketing.

Desde este año, la prueba, que desde 2012 sirve de filtro para acceder a cupos en el sistema de educación superior público, se llama Transformar.

Doménica espera terminar en diciembre la maestría en Geología, en Michigan Tech. Aunque en países como Italia y Japón hay plantas geotérmicas desde hace décadas, dice, en América solo se han desarrollado en Chile y México.

¿Interés por innovar?

Catalina Vélez, presidenta del Consejo de Educación Superior (CES)

Centro de Investigación Genética y Genómica de la Universidad UTE.

—¿Cuántas carreras ha aprobado el CES entre 2019 y lo que va de 2021 (hasta agosto)?

—919 carreras y 1194 maestrías.

—No todas son carreras nuevas, la mayoría son rediseños. ¿Cuántas carreras innovadoras han surgido?

—Hubo interés de unas doce universidades por presentar nuevas carreras. Entre 2020 y 2021 se aprobaron 69 carreras y programas considerados innovadores. Se trata de negocios digitales, biotecnología, hidrología; algunos centros, como la Universidad del Azuay, han apuntado a especialidades artesanales y productivas de una zona, como tecnologías en procesamientos de lácteos, joyería, agroecología, etc.

—¿Cuál es el procedimiento para aprobar una carrera?

—Senescyt pide informe de pertinencia, que pasa a una comisión y al pleno del CES (https://www.ces.gob.ec/). Nunca un trámite toma más de seis meses. En la pandemia emitimos una normativa de excepcionalidad, para que puedan migrar a la modalidad híbrida y no interrumpir las clases; unas trescientas maestrías pasaron a lo híbrido, y a nivel de carreras, seiscientas.

—¿Las instituciones presentan un estudio de pertinencia por carrera?

—Sí, se pide el informe de pertinencia, se analiza la relación de la oferta académica de las universidades con la matriz productiva, para que las carreras obedezcan a las necesidades del país y se evite saturar el mercado. Pero desde 2018, no es obligatorio para proyectos de maestría de investigación y programas de doctorado.

La visión

Nicolás Fernández, vicecanciller de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), dice que hace falta una colaboración estrecha entre universidades y sector privado, como ocurre en Alemania y Estados Unidos, donde se hace investigación aplicada y los centros de educación superior ayudan a resolver los problemas de las empresas, son sus motores de innovación.

En el Ecuador parece que las universidades están ocupadas en cumplir con los requisitos. Tenemos que visualizar carreras, señala, pensando en hacia dónde irá el mercado en cuatro años, cuando se graduará la primera cohorte.

Acá, dice, hace falta desde debatir si el país está listo para carreras en Web 3, System Thinking, Industry 4.0, por ejemplo. ¿Son los funcionarios del CES los adecuados para decidir eso? Necesitamos pensar en dos componentes que impactarán en poco tiempo: inteligencia artificial y robótica; qué tantos empleos podrán ser reemplazados por la automatización.

Una reflexión

Augusto Barrera, académico y extitular de Senescyt, recuerda que el 60 % de la demanda de quienes rinden el examen de acceso a cupos en centros públicos se concentra en quince carreras. En ellas puede haber diez o veinte interesados por cupo.

Sí hace falta, asegura, diversificar la oferta y generar otro tipo de expectativa, por ejemplo, tecnólogos en computación, en biotecnología o en procedimientos de finanzas de economía popular y solidaria o en microbiología, tecnología molecular. Para ello urge un posicionamiento social de esas opciones.

Para la formación los futuros profesionales se realizan prácticas en centros de simulación avanzada. Centro de simulación de medicina PUCE.

Pero recuerda que los procesos educativos son a largo plazo. No se puede, opina, resolver los problemas de la calidad de la oferta y demanda para mañana. Entre 2017 y 2018, con la reforma a la Ley de Educación Superior, se dio a la formación técnica y tecnológica estatus de tercer nivel.

Ahora hay una línea de continuidad, en la formación de bachilleres técnicos y productivos, que les permitirá validar materias y seguir una licenciatura o ingeniería y las universidades podrían ofertarles maestrías.

Las experiencias

• La Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), en alianza con el Instituto Católico de Artes y Oficios francés (ICAM), logró la aprobación de la carrera de Ingeniería Integral. Quizá, dice Paulina Barahona, su directora académica, aún no está en el imaginario social.

Paulina Barahona.

En agosto 2022 empezarían el primer semestre. Ya hay interesados, hicieron un concurso para colegiales, a los que les contaron sobre la opción. Los alumnos cursarán un año en los campus del ICAM en Francia, Brasil, Camerún o Congo.

Otras carreras, con la mirada en el profesional de 2030 y que esperan aprobación son Ingeniería en Innovación y Desarrollo de Procesos y Productos, Biociencias, Ciencia de Datos, Emprendimiento y Aceleración de Negocios. “Es una nueva oferta que no existe; la otra ya no responde tanto a lo que la sociedad necesita”. En las tradicionales han aplicado actualizaciones y una integración curricular.

• La Escuela Politécnica del Litoral (Espol) ya oferta la tecnología superior en Producción de Cacao, que durará dos años y medio; el primer semestre será virtual y el resto, en una granja, industria o fábrica. La modalidad de estudios es dual. Nestlé impulsó su creación.

Para la Espol es importante, dijo, sintonizar con las necesidades que tiene el sector productivo del país, al colegio con la universidad. Adriana Saltos, quien trabajó en el diseño curricular junto con Malena Torres, contó que también apoyaron la Federación de Exportadores y otras empresas relacionadas con el mundo del cacao.

Claudia Ballas, coordinadora general de la Universidad UTE (ya no se llama Tecnológica Equinoccial), cuenta que desde 2019 apostaron por lo virtual, con plataformas actualizadas, ya que hay un sector no cubierto que necesita compaginar sus roles de padre, madre y trabajadores con los estudios. Tienen nueve maestrías ya aprobadas en Educación, Administración y Tecnologías de Información y Comunicación.

Además, resalta que su oferta de tercer nivel no solo está en Quito, sino en Santo Domingo. Un ejemplo es su nueva licenciatura en Atención Prehospitalaria y Emergencia.

René Abarca, director de la carrera, dice que brindarán habilidades, más allá de lo que implica tripular una ambulancia o atender a pacientes; también enseñarán a gestionar servicios de emergencia y respuesta ante desastres.

Uno de los inscritos es Leonardo Allauca, de veintitrés años, con experiencia en rescate y ayuda humanitaria. Es parte de un grupo de voluntarios. Es auxiliar de enfermería, pero le gustó la idea de seguir esta licenciatura.

• En Yachay Tech, el modelo se basa en la enseñanza de la ingeniería interdisciplinaria, dice. Ofertan, entre otras, Nanotecnología, Biomedicina, Educación en Ciencias Experimentales. Y maestrías en Biología Sintética, por ejemplo.

• En Corporación Formados (https://www.formados.ec/), que incluye a doce gremios y más de 150 empresas vinculadas, indica Javier Díaz, les interesa asociarse con centros de educación, para impulsar carreras más pertinentes y dar paso a la formación profesional de calidad enfocada en las necesidades que tienen las distintas actividades productivas del país.

Javier Díaz.
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