Amazon Prime Video, la plataforma de streaming, ha devuelto a su catálogo varias cintas del legendario Woody Allen. ¿Significa esto que la industria responde a la cultura de la cancelación?
En 2018, Amazon Prime Video cortó relaciones con el escritor y director Woody Allen.
Por esos días, las legendarias acusaciones contra Allen por abuso sexual eran nuevamente relevantes, y aunque la causa sigue resuelta a favor del cineasta, la plataforma consideró políticamente correcto cancelarlo.
Este año, tan solo semanas atrás, estas películas volvieron.
Si chequean Amazon ahora mismo, encontrarán varias cintas disponibles, entre ellas, verdaderas obligaciones como ‘Desmontando a Harry’, ‘Acordes y Desacuerdos’, ‘Poderosa Afrodita’ y ‘Blue Jasmine’, (entre varias otras; da la impresión de que un alto ejecutivo se empeñó en devolver al aire el catálogo entero).
¿Es una sorpresa? Diría que sí. Pero existe un contexto, afortunadamente, cinematográfico.
A comienzos de septiembre, durante el Festival de Cine de Venecia, Woody Allen exhibió su filme más reciente, ‘Coup de Chance’, una producción enteramente francesa, con elenco francés y locaciones parisinas.
Hubo polémica: la cinta recibió una ovación en la sala, pero fuera estuvieron los manifestantes con carteles en los que se repetía una misma leyenda, ‘aparten a los violadores de los reflectores’.
Además, como ya venía ocurriendo con su trabajo, ‘Coup de Chance’ no tendrá distribución en Estados Unidos, lo que quiere decir que no será incluida en salas comerciales y el público no tendrá la opción, ni la decisión, de verla en pantalla grande, como fue concebida.
Esto último le ha dado al trabajo de Allen un tono de clandestinidad que está funcionando, cuando menos, para que la película y su autor sean protagonistas de notas de prensa y opiniones contrariadas.
¿Qué significa Woody Allen de vuelta?
Ante la corriente de la cancelación, muchas veces sin que existan juicio, sentencia o condena, está creciendo un nuevo tipo de público, al que yo llamaría, no sin ironías, independiente.
Independiente de los colectivos en redes sociales; independiente de las posiciones sanas y salvas; independiente del pensamiento viralizado; independiente incluso de su propia época.
También, sí, hay partes o facciones de capricho y rebeldía adolescente; pero es a todas luces más conveniente disponer del contenido y despreciarlo que despreciar de entrada (y sin mayor información) la oportunidad de consumirlo.
Si yo fuera profesor en una escuela de cine, diría: vean todo lo que puedan, aprendan y roben todo lo que puedan, luego decidan con qué quedarse y de qué lado se ponen.
Ahora bien, se sabe que la audiencia de Woody Allen ha sido más fiel en Europa que en el resto del mundo (salvo, quizás, Argentina, donde todavía lo adoran tanto como a los psicólogos y psiquiatras), y que Francia da por sentado que un artista vive en paralelo a la realidad.
Igual, de todas maneras, que estas películas regresen a la mesa dispuesta por Amazon Prime no deja de ser una señal.
Quizás signifique que las plataformas de streaming están respondiendo con programación a los cuestionamientos morales.
Quizás están tratando de decirnos que no es una falta de respeto ni un insulto ofrecer películas a quien quiera verlas.
Y, claro, quizás están haciendo lo que siempre terminan haciendo: ofrecer lo que se venda, sin reparos.
En todo caso, en mi calidad de fan, dejo de escribir en este momento para volver al universo Woody Allen antes de que vuelvan a prohibirlo.