El ‘upcycling’, o suprareciclaje, es una práctica artesanal de transformación textil en la que, los elementos de deshecho se resignifican para crear prendas de valor con historia propia. Esta propuesta plantea la urgencia de cuestionar el consumo de la moda, con un enfoque de rebeldía.
Trapitos de cocina. Mi mamá cosía trapitos cuadrados de cocina con cualquier tela que, aparentemente, no servía. Así, donde yo veía basura, mi mamá encontraba una posibilidad de transformación. Ella era una artesana del ‘upcycling’, pero yo no lo sabía.
“El ‘upcycling’ es una respuesta de rebeldía”, en la historia de la moda. De eso está convencida, la asesora y coach de imagen Mariale Riaño. Después de las guerras y las pérdidas materiales que trajeron consigo, la moda fue una apuesta por la búsqueda de la identidad. La gente ya no pensaba en adquirir ropa para heredar, sino, en conseguir prendas que revolucionaran el entorno y permitieran reencontrar su individualidad perdida.
Entonces, las marcas de ropa, despiertas a esa necesidad, empezaron a abastecer con más prendas, rápido y a menor costo; allí está el origen del ‘fast fashion’ presente hasta la actualidad. En contraparte, el ‘slow fashion’, cuestionando las prácticas de la inmediatez y el consumo masivo, piensa en términos de sostenibilidad medioambiental y propone una mirada hacia lo que se hace con la intención de perdurar en el tiempo.
El ‘upcycling’, siendo un acto de creación consciente, es parte de la moda lenta. Riaño añade: “como ejercicio artesanal es ideal para personas creativas y dinámicas, pero no es fácil de hacer y es costoso porque no se puede producir por masa”.
En Ecuador, solo a inicios de 2023, Inditex, la multinacional española que ofrece fast fashion vendió 1 250 millones de dólares con marcas como Zara, H & M, Pull & Bear. En este contexto, hoy, vestirse es comprar una golosina líquida que se diluye rápidamente.
Para Alejandra Salas, periodista de moda, en el país, el panorama del ‘slow fashion’y el ‘upcycling’ se encuentra en un momento inicial. “Estamos en un proceso de consciencia y cambio de hábitos de consumo, además, hay un grado de correspondencia entre las generaciones inmersas en las redes sociales y el conocimiento del impacto ambiental que esta industria genera”. Como lo indica la ONU en 2019, es la segunda industria más contaminante y responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global.
Una prenda, una historia
Sobre la cama, bajo la silla, entre una caja de cartón, bajo los muebles iluminados con la luz de la mañana, en todos los armarios del mundo, hay ropa; y hay, en esas prendas, una historia: una memoria que se desconoce o que, se difumina en el tiempo. Para Ximena Corcuera, diseñadora mexicana especializada en ‘upcycling’, “la moda son historias que podemos contar y con las que nos vinculamos para presentarnos al mundo”. Y, sí, si se mira con detenimiento, la moda, en su condición más humana dialoga con la cotidianidad y nuestras sensaciones más íntimas.
Pero, cuántas veces nos interrogamos acerca de dónde viene aquello con lo que se envuelven nuestros cuerpos. ¿Qué manos trenzan los hilos? ¿Qué dice de nuestra identidad los colores, los diseños, las texturas que elegimos? ¿Cómo respira la piel si usamos material orgánico (el algodón, por ejemplo) en lugar de fibras sintéticas (como el poliéster)? Y, ¿cuestionamos nuestra forma de consumo en una sociedad que prioriza la tendencia, lo nuevo, lo inmediato?
Los rebeldes del ‘upcycling’
Holly Mcquillan, la diseñadora e investigadora neozelandesa conocida por el diseño de patrones zero waste, o sin desperdicio, es una de las defensoras más relevantes del suprareciclaje.
Tanya Novoa, la diseñadora ecuatoriana apuesta por el upcycling, la transformación de prendas antiguas y el uso de tejidos sustentables. Su marca es Humanz after alls
Silvia Pesantes, la diseñadora y coordinadora del proyecto Una familia de familias, sostiene una iniciativa social que trabaja el ‘upcycling’de tela denim junto a mujeres en situación de vulnerabilidad.
Florencia Dávalos, la diseñadora ecuatoriana tiene como enfoque la metodología 100% no desperdicios y el uso de materiales sostenibles cosechados en Ecuador, incluidos algodón, viscosa y bambú orgánicos certificados.