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Sofia Kovalevskaya, entre las primeras catedráticas reconocidas en Europa

A Sofia Kovalevskaya se le considera la primera gran matemática rusa. No solamente eso, sino la primera mujer nombrada para una cátedra universitaria durante el siglo XIX en el norte de Europa y una de las primeras mujeres en trabajar como editora de una revista científica. Su nombre es símbolo de lucha para afianzar el rol de la mujer en la academia con méritos muy propios.

Su eje de trabajo académico: relevantes hallazgos matemáticos en las áreas de análisis, ecuaciones diferenciales y mecánica.


Kovalevskaya nace el 15 de enero de 1850 en Moscú. Contrajo un matrimonio por conveniencia con un joven paleontólogo llamado Vladimir Kovalevsky. Un acto de callada resignación para poder salir de Rusia. Para 1868, consigue estar bajo las enseñanzas del reconocido matemático Karl Weierstrass en Berlín.

El canal de Youtube del Museo de Ciencias de la Universidad de Navarra explica su vida en un dinámico y entretenido video animado. Haga click en el siguiente video:

A partir de 1869, Kovalevskaya asiste a la Universidad de Heidelberg en Alemania, como oyente de clases con la aprobación de algunos profesores.

Al año siguiente, a Kovalevskaya no se le permitió la admisión a una universidad en Berlín debido a su género, por lo que estudió matemáticas en privado con el matemático Karl Weierstrass como tutor. Se dice que el gran maestro le enseñó de forma gratuita.

En 1874, Sofía presenta tres estudios académicos en la Universidad de Göttingen como tesis doctoral. Los tres temas fueron:

1. Ecuaciones diferenciales parciales

2. Los anillos de Saturno

3. Integrales elípticas

Después de recibir su título como doctora, no pudo conseguir trabajo durante algunos años y dio a luz a su hija Sofía. Eventualmente, consiguió un trabajo en Estocolmo  gracias a los esfuerzos del catedrático sueco Gösta Mittag-Leffler.

En el libro ‘Recordando a Sofia Kovalevskaya’ (2011) de la escritora francesa Michéle Audin se describe a la académica rusa como una mujer del siglo XXI.

Ella logra demostrar “teoremas originales que le otorgan el título de doctora, imparte cursos, se preocupa por la política, viaja, demuestra más teoremas, participa en reuniones de comités, tiene una hija, es editora de una revista internacional (Acta Mathematica), lucha por los derechos de las mujeres, redacta cartas de recomendación y viaja para reunirse con colegas de otras universidades”, relata Audin.

En 1888,  Kovalevskaya gana un prestigioso premio que le permite obtener un puesto permanente como docente en Estocolmo. Más tarde fue ascendida a profesora titular en 1889. Fue la primera mujer en ocupar también esos puestos.

Lamentablemente, ella murió poco después.

El último artículo publicado de Kovalevskaya fue una prueba nueva y simplificada del teorema de Bruns de la función potencial de un cuerpo homogéneo. El 10 de febrero de 1891, en pleno pico de su popularidad académica, Kovalevskaya fallece en Estocolmo a causa de una complicada neumonía.

Una mujer increíble. ¡Era políglota! Ella hablaba con fluidez el idioma ruso, polaco, francés, alemán, inglés y sueco. Además de su carrera matemática, escribió novelas y obras de teatro.

Kovalevskaya pertenece a ese grupo selecto de mujeres precursoras de abrir caminos durante los férreos siglos de dominación del hombre en las esferas académicas. Junto a la erudita rusa, se cuenta también con la gran humanista española Francisca de Nebrija (siglo XVI) o la filósofa y escritora italiana Christine de Pizán (1364-1430).

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