NOTA DE LIBRE ACCESO

‘Sabor y Saber’, una exposición en cuatro tiempos

La exposición ‘Sabor y Saber’ explora la alimentación en el mundo precolombino, a través de objetos arqueológicos, textos históricos, muestras botánicas y una pieza audiovisual. Se exhibe en las tres salas temporales del Museo Casa del Alabado. 

Una de las salas de la muestra ‘Sabor y Saber’.

En el mundo precolombino, la concha Spondylus no solo era un molusco con un alto valor comercial o un símbolo de poder, también actuaba como un bioindicador del comienzo de la época de lluvia porque llegaba en abundancia a las costas del Pacífico arrastrada por ‘El niño’, la misma corriente cálida que por estas semanas amenaza las costas ecuatorianas. 

En la exposición ‘Sabor y Saber’ se exhiben tres conchas Spondylus. Estas piezas, que son parte de la colección del Alabado, fueron incluidas en la exhibición para mostrar a los visitantes cómo los bioindicadores jugaron un papel importante en la organización de los ciclos agrícolas y en la celebración de los ritos alimentarios, en las culturas precolombinas. 

De los Andes al mundo

En la misma sala donde se exhiben estas conchas Spondylus está el segundo tomo de ‘Viaje a la América Meridional’, de Jorge Juan y Antonio de Ulloa, españoles que acompañaron a la Misión Geodésica dirigida por La Condamine. El libro está abierto en una página donde aparece una imagen que muestra muchas especies vegetales y animales que fueron clasificadas sin tomar en cuenta su contexto histórico y social. 

A unos pasos de este libro hay una veintena de piezas precolombinas de distintos tamaños y formas animales. Hay cerámicas en forma de cangrejos, peces, pequeños mamíferos y roedores, objetos que dan cuenta de la amplia producción e intercambio de alimentos que existió en las sociedades precolombinas asentadas en Costa, Sierra y Amazonía.

Esta producción e intercambio tuvo sus particularidades en cada región. Por ejemplo en la Costa se construyeron camellones, albarradas y sistemas de captación de brumas en pozos para volver cultivables algunas zonas, mientras que en distintos lugares de la Sierra y en la Amazonía se desarrollaron terrazas de cultivo.

Por la corta distancia entre pisos climáticos, culturas costeras como Chorrera y Jama Coaque tuvieron acceso a productos de tierras más altas, como la chirimoya y la guanábana. Por otro lado, la adaptabilidad de la flora y de la fauna permitió que pequeños mamíferos y especies como la calabaza fueran consumidas en diversas alturas. Estas hortalizas también inspiraron formas orgánicas que aparecen en la cerámica Valdivia. 

Estética y alimentos

El recorrido por esta sala termina con la exhibición de una serie de objetos cerámicos utilizados para el servicio de alimentos. Ahí están piezas de la cultura Chorrera, que se caracterizan por el uso de pintura iridiscente, que permite el cambio de color según el ángulo de visión. Algunas de las botellas que usaban tienen un silbato bicameral, que los convertía en objetos sonoros. 

También hay cerámicas de la cultura Jama Coaque, Tolita, Manteño-Huancavilca, Guangala, Pasto, Puruhá y Cosanga. El tamaño y la forma de muchas de estas piezas dan cuenta de  que la alimentación no era una actividad individual sino comunitaria, que permitía afianzar los vínculos entre la comunidad pero también marcar las diferencias en la estructura social.

El cacao es el protagonista de las otras dos salas de la exposición. En una de ellas, la más pequeña, se proyecta la obra de Bolo Miranda, un  video que muestra el proceso de la investigación paleobotánica que se hizo con objetos de la colección que se enviaron al Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), para saber que se cocinaba en su interior. 

En la última sala se cuenta la historia del cacao, uno de los productos encontrados en las investigaciones realizadas por el INPC. Las  muestras botánicas, libros, fotografías, piezas precolombinas y el video que se proyecta en una de las paredes muestran la importancia de este alimento a lo largo de la historia ecuatoriana. 

La particularidad de esta sala es que cambiará a lo largo de los próximos meses. El  tiempo de cacao, dará paso al tiempo de yuca y calabaza, al tiempo de maíz y al tiempo de ají y maní, productos que fueron importantes en la alimentación de las culturas precolombinas y que se han convertido en indispensables en la despensa ecuatoriana. 

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