La escritora mexicana Rosario Castellanos debe ser una de las autoras más relevantes de la literatura hispana. Si no te suena el nombre, o si eres fan y quieres saber más, date el gusto de ver ‘Los Adioses’.
Primero, una aclaración necesaria: vamos a hablar de ‘Los Adioses’, la cinta mexicana dedicada a la escritora Rosario Castellanos, también y a mucho orgullo mexicana.
Lo curioso, o la advertencia en sí misma, es que en Netflix no la encontrarán bajo ese título; por alguna razón se identifica con su nombre gringo o capaz internacional (se acostumbra bautizar a las películas latinas en inglés cuando circulan por festivales y plataformas), ‘The Eternal Feminine’.

El nombre, claro, resulta familiar. Se traduce como ‘El eterno femenino’ y a quienes lo busquen en Google les adelanto lo primero que van a encontrar: es un arquetipo psicológico y un principio filosófico que idealiza un concepto inmutable de mujer. La definición tiene demasiados adjetivos como para ser tomada en serio, suena a lo que diría un académico que trata, desesperada e inútilmente, de devengar lo que invirtió en su educación de tercer o decimocuarto nivel.
Pero así, ‘El eterno femenino’, se llama la obra de teatro que Castellanos, también narradora, pero sobre todo poeta, publicó en 1975, y que tiene líneas de diálogo tan puras y eficaces como: La gente es capaz de darlo todo con tal de no pensar. Sí, pensar: el gran riesgo del ocio.
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Ahora bien, se me ocurre que esta introducción muestra entera mi ignorancia, no tengo libros de Rosario Castellanos en mi biblioteca (luego de ver la película me interesa leer varios) ni tengo una camiseta con su cara estampada en el pecho, o siquiera un imán en la refrigeradora con una frase suya.
Ver ‘Los Adioses’ ha sido entonces una iniciación, un bautizo, y aunque tampoco me dan ganas de hacerme un tatuaje de Rosario en la espalda o en la pantorrilla, me queda claro que a esta mujer hay que conocerla mejor.
A dónde va
La ‘Biopic’, o película biográfica, trata de ordenar y condensar una vida para hacerla entendible.
En el caso de ‘Los Adioses’, la vida de Rosario Castellanos está dividida en dos partes: su juventud universitaria y su madurez, precisamente, como profesora universitaria y escritora incansable (conmueve que el personaje nunca diga ‘estoy escribiendo’, lo que dice es, ‘estoy trabajando’, y pelea como ninguna por el espacio y el tiempo que necesitan ella y su oficio).
Ambas épocas son intervenidas por la presencia de su pareja, que luego será el padre de su hijo y con quien mantendrá una intimidad romántica y conflictiva, nunca del todo razonable.
Hablando de razones, vemos mucho más de la edad adulta y esto se agradece, la pareja que forman los actores Karina Gidi y Daniel Giménez Cacho consigue mantener a flote y en marea alta una historia hecha de compartimentos.
Me refiero a que, más que una trama propiamente dicha, que comienza en A y termina en B, lo que vemos son una serie de momentos, extractos de vida que apuntan todos hacia la construcción del personaje principal.
Es como si uno tratara de pintar el retrato de una persona mostrando solamente detalles de aquí y de allá (incluyendo, claro, desnudos).
En ese sentido, ‘Los Adioses’ no es una biografía convencional, pero mejor, así te quedas con ganas y sales de la película a la curiosidad y el descubrimiento.
Se me hace, incluso, que los fans de Rosario Castellanos no serán totalmente complacidos, dirán que faltan uno o muchos momentos clave, pero quizás esta no sea una película para fans presentes sino para fans futuros. Ojalá.
Y sí, tratándose de la vida de una escritora, hay varias secuencias que se resuelven con el truco/recurso de la arenga feminista. La pregunta es, ¿ya nos cansamos de escucharlo o todavía no lo hemos entendido? Parecería lo segundo.