NOTA DE LIBRE ACCESO

‘Qué vergüenza’, de Paulina Flores

Seix Barral, España, 2016

A algunos se les caerá de las manos. Otros afirmarán que han encontrado “El libro”. Porque la chilena Paulina Flores (1988) se desplaza con exactitud entre los mundos de la infancia y el miedo, desde los barrios altos de Santiago a las poblaciones marginales.

En el cuento que da título al libro están contenidos sus temas centrales: hay un hombre sin trabajo, que recorre la ciudad con sus dos hijas pequeñas y las instruye para pensar en cosas tristes cuando lleguen al lugar de la entrevista para el posible empleo.

Impulsados por el sol total del verano, los meses que han pasado desde que emprendieron esas caminatas, y la idea de la hija mayor de presentarse a un casting para TV.

Hay algo que flota sobre una sensación de riesgo, de claustrofobia y placer. Eso, que no se nombra, y sucede de una manera imprevista y al mismo tiempo previsible en “Teresa”, donde una chica de barrio hipster se encuentra con un tipo seductor y su supuesta hija pequeña.

Las invisibles señales nos conducen a un final casi de crónica roja, y esa tensión oscura, ese abismo a cero metros con que podemos encontrarnos cualquier día si nos salimos del guion prefijado.

Paulina flores que verguenza

Ir más allá de esos hábitos seguros lleva a los personajes de Paulina, casi todos niños, a otras vidas posibles.

Como el niño que es invitado por una tía a veranear con sus primas adolescentes en un camping de playa, y que vive durante dos meses algo parecido a la certeza, la buena vida, el futuro, y sin embargo se queda con su hermano cuidador de autos y con su madre aplastada por la droga, el alcohol, la nube negra, y lo hace porque en esa radiante bifurcación que no toma hay algo que nunca más tendría: precisamente su madre.

(Mili Rodríguez)

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