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El ‘Qualia’ de siete artistas ecuatorianos emergentes

‘Qualia’ es un término filosófico y psicológico que hace referencia directa a esas experiencias que nos provocan sensaciones inconscientes, automáticas y muy profundas. La qualia es un trance muy íntimo, donde lo subjetivo juega un rol primordial. Una forma de ver el mundo y de sentirlo.

Eso precisamente evocan las obras plásticas y visuales de siete artistas ecuatorianos emergentes en la exposición titulada ‘Qualia’, que se presenta hasta el 21 de septiembre de 2022 en el Centro Cultural Benjamín Carrión, sede Bellavista en Quito.

En la muestra se observan piezas de Emilia Dávila, Ricardo Cabrera, Mateo del Pozo, Alejandro Romero, Joaquín Dávila-Romoleroux, Ana Orellana Robalino y Martín Zurita.

Siete ideas muy distintas de percibir el paisaje urbano, las transformaciones del mundo, la era tecnológica, la dinámica con los espacios, ambigüedades y las eternas cuestiones personales del ser humano.

Exposición Qualia
Exposición Qualia. Visitante observa la obra de Martín Zurita ‘Instinto Gamín’, un óleo sobre fabriano.


Cuatro de los jóvenes artistas responden a Revista Mundo Diners sobre sus inquietudes y exploraciones creativas. A Joaquín Dávila-Romoleroux le fascina el misterio del actual mundo, sus contradicciones y momentos de belleza. Se inclina por indagar sobre el comportamiento y la psicología humana.

Para Joaquín, la Qualia apela a las problemáticas de la interpretación humana, donde cada quien vive las experiencias de manera única.

“Siempre he sentido una gran fascinación por ahondar en los mecanismos perceptivos, sensoriales de nuestra psique, su estimulación, su cuestionamiento, nos permiten crear una obra con gran profundidad simbólica, que hace de su lectura una experiencia algo no únicamente intelectual, sino sensorialmente enriquecedora”, señala.

En la exhibición, él presenta su serie titulada ‘Parallax’, una serie de collage, intervención fotográfica con pintura y ejercicios de doble y múltiple exposición. Un ejercicio de yuxtaposición de capas en la construcción de una imagen. Fotografías que vienen de su subconsciente.

Para Mateo del Pozo, la Qualia depende mucho de la personalidad de cada quien. Su obra habla directamente sobre la ciudad y sus fenómenos sociales. Utiliza la estética del cómic, referencias al cine del terror y la tragicomedia como su medio de expresión.

‘Se buscan expertos’ es una pieza con técnica mixta y panel de madera donde excava sobre sus propios miedos e incertidumbre.

“Mediante el collage y la pintura voy descubriendo mis consternaciones, en ese momentos en específico que creé la obra me preocupaba un encuentro que tuve con un familiar. Es una pieza que habla sobre el miedo y la ira”, puntualiza Mateo.

El estilo arquitectónico del Centro Cultural Benjamín Carrión sede Bellavista convenció a los expositores, cuenta Emilia Dávila. La obra de esta artista visual está ligada a la experimentación con diferentes materiales no comunes, para comunicar un mensaje por medio de sus cualidades propias.

“Me interesa hablar del mundo del arte y mi lugar dentro del mismo. ‘Small talk’ es una obra que surgió por un gran amor al cigarrillo que tenemos en mi familia (…) la obra habla sobre el ritual de limpieza y purificación de estos objetos que son basura y cómo al pasar por este largo proceso pueden llegar a ser piezas para una obra de arte”, comenta Dávila.


Por su lado, el trabajo de Ana Orellana se centra en su interés por la cotidianidad callejera, la música, los animales, los autobuses, sensaciones y emociones citadinas.

Ella interpreta a través del dibujo, la ilustración, fotografía, pintura o en video sus respuestas ante el diario vivir, la tecnología moderna, el consumismo y la cultura pop.

Su obra titulada ‘Devoción’ es una “crítica a la imagen de la virgen en la tradición católica Latinoamericana, representada como Inmaculada Concepción. Pura, casta, afectuosa, dedicada a la familia, que concede milagros a sus fieles y protectora, que es reinventada y direccionada en el marco de la sociedad de consumo”.



Siete artistas que se reúnen no solo para coincidir, sino para mostrar las posibilidades infinitas de lenguajes simbólicos con los que pueden expresar sus incomodidades, percepciones y dejar interpretaciones que puedan resolver sus espectadores.

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