Paulina Aguirre es reconocida por su trabajo como compositora, cantante y productora. Asimismo, por ser la única ecuatoriana que ha ganado un Grammy Latino. Lo que muchos desconocen es el trabajo social que realiza desde su fundación Mujer de Fe.
Aguirre, que vive en Los Ángeles, California, está por estos días en Quito promocionando “La Tierra Llora”, disco por el cual fue nominada a los Grammy Latinos 2022 en la categoría Mejor Álbum Folclórico. En dicha nominación compartió terna con los artistas Natalia Lafourcade y Pedro Aznar.

En medio de una agenda apretada, llena de reuniones y grabaciones de estudio, Paulina conversó con Mundo Diners sobre las historias que la motivaron a crear la fundación Mujer de Fe, entre ellas las de mujeres y de hombres migrantes que han sufrido violencia.
¿En qué momento se dio cuenta que además de la música le interesaba el trabajo social?
Hago música porque es lo que más me gusta hacer, pero siempre he sido consciente de la importancia del trabajo social. Estoy convencida de que cuando laboras para la comunidad o para tu barrio, lo estás haciendo para Dios. Antes de salir del país trabajé para la Empresa de Transporte del Municipio y con mi jefe de ese entonces impulsamos la construcción de viviendas para los choferes. También estuve con niños ciegos de la Escuela Santa María, que está por El Inca. Les enseñaba a tocar el bombo y la guitarra.
¿Qué la impulsó a crear la fundación Mujer de Fe?
Fundación Mujer de Fe
En 2007 lancé “Mujer de Fe”, mi primer disco de estudio. En este álbum hay canciones que se convirtieron en himnos para muchas mujeres. Varias me escribieron para decirme cuánto les gustaba esas canciones, pero también para contarme la violencia y abandono que vivían. Después que gané el Grammy, en 2009, conocí a un peluquero que también me narró su historia. De niño, su madre lo había abandonado en la casa de unos parientes, que lo violaban; desde entonces, él había intentado matarse cinco veces. Sentía empatía por todo ese dolor humano, pero también impotencia, así que comencé a preguntarme qué podía hacer desde el ámbito social y en 2011 decidí crear la fundación Mujer de Fe.
¿Cuál fue el primer proyecto de Mujer de Fe?
El primer proyecto de la fundación fue Estoy Aquí, y lo lanzamos con la iglesia En el Camino, una de las más grandes de California y con la organización Open Arms, que provee servicios de educación sobre el embarazo y el aborto. Con el dinero que conseguimos se compraron ocho máquinas de ultrasonido. Luego, en 2016 hicimos “Canciones sin Chones”, conciertos donde la gente donaba paquetes de ropa interior para mandar a los damnificados del terremoto. Promovimos esta iniciativa porque estábamos convencidos de que la ropa interior da dignidad a las personas.
¿Y qué la motivó a crear un proyecto con mujeres privadas de libertad?
“Voces de Mujeres” es un proyecto que busca impactar en el sistema penitenciario. Creo que el arte tiene el poder de sensibilizar y rehabilitar que no tienen ningún político ni ningún pastor. Vamos a trabajar con mujeres privadas de libertad de México y Ecuador, en la composición y creación de canciones. Luego grabaremos un disco y un documental donde se cuente su vida en prisión, algo que he visto en mis visitas a la cárcel de El Inca. El objetivo es generar recursos para que ellas tengan ingresos económicos y puedan pagarse un abogado y ayudar a sus familias.
¿Qué es lo que más le impactó de sus visitas a la cárcel?
Una de las cosas que más me impactó es la falta de afecto y de oportunidades que tiene la mayoría de mujeres. También, que muchas intentan estar bien arregladas y maquilladas; una forma de decirles a los demás que aunque estén en prisión nadie les puede quitar su derecho a sentirse bonitas. Cuando ves eso, te duele y entiendes que hay cosas que nadie te va a poder arrancar.
Artistas y trabajo social
Por otro lado, ¿qué tan complicado ha sido activar este trabajo social en el medio artístico en el que se desenvuelve?
Por lo general, los artistas siempre están abiertos a apoyar iniciativas como las nuestras. El problema es que muchas veces no tienen las herramientas para canalizar sus proyectos. Te voy a ser honesta. Hace años tuve una reunión con gente del Gabinete del expresidente Correa, para un proyecto que se llamaba La Calle Arriba, para trabajar con mujeres de la calle. Uno de esos funcionarios me hizo viajar desde Los Ángeles y cuando llegué no me atendió. Ese día me puse a llorar como niña. Los gobiernos y las personas que tienen el poder tienen que entender que a través del arte se pueden generar soluciones para muchas necesidades sociales.
Muchos creen que los artistas viven en un mundo idílico y que no pueden ser víctimas de violencia.
Muchas artistas hemos sido víctimas de violencia. Hace muchos años, cuando estaba en la universidad, fui amenazada con una pistola porque no quería estar con una persona. Son temas de los que no hablamos porque tenemos miedo a la crítica.
Ya no soy religiosa como antes, pero siempre he sido una persona de fe y me puse a orar y me prometí que algún día estaría en ese escenario con mis cancioncitas, que era lo único que tenía en ese momento.
Paulina Aguirre, creadora de Fundación Mujer de Fe
Al inicio de esta conversación habló de cómo sus canciones habían impactado en otras mujeres. ¿A usted le pasó algo parecido con algún artista?
Me impactó el discurso de Juan Luis Guerra, en la primera edición del Grammy Latino. Estaba estudiando en la universidad y trabajaba en un colegio. No tenía dinero y me sentía frustrada. A veces me iba tocar un piano que había en la universidad. Para olvidarme de que tenía hambre, me sentaba a componer canciones. Un día llegué a casa y justo una amiga me llamó a ver la ceremonia de los Grammy. Me dolió el corazón, porque a diferencia de la gente que veía en esa pantalla, yo no tenía la posibilidad de que alguien escuchara mis canciones.
Ya no soy religiosa como antes, pero siempre he sido una persona de fe y me puse a orar y me prometí que algún día estaría en ese escenario con mis cancioncitas, que era lo único que tenía en ese momento.