Una fusión entre arte plástico y digital. Una mezcla entre espacios y volúmenes geométricos, cromáticas brillantes y universos abstractos. Esta descripción es la más acertada para hablar de la obra de Patricio Maya Barba (Quito, 13 agosto 1955).
Sus líneas se centran en el color. La textura es notable. Los rostros femeninos forman patrones permanentes. Él los llama “ciudadanas del mundo”. Personas que ha conocido en su vida. Una fascinación que ha ganado por medio de la observación.
Revista Mundo Diners conversó con el artista dentro de las instalaciones del Jardín Botánico, ubicado dentro del Parque La Carolina en Quito. Un sitio que significa mucho para él. Allí expuso por primera vez sus obras de gran formato.
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Patricio Barba creció muy de cerca de la familia del reconocido pintor ecuatoriano Joaquín Endara. Pintar bocetos de retratos de la década de 1950 era una afición muy recurrente a la edad de ocho años.
Parte de sus grandes influencias incluyen a los ecuatorianos Oswaldo Guayasamín, Eduardo Kingman o el ruso Vasili Kandinski.
Cursó el colegio en Illinois (EE.UU.), donde docentes estadounidenses le dieron las primeras oportunidades para expresarse a través del arte mediante concursos. Tras cumplir la mayoría de edad, forma una familia de vuelta en Quito.
Tras graduarse y obtener maestrías en mercadeo y publicidad, opta por hacer una pausa en su actividad artística por décadas, para dedicarse a la gerencia de revistas comerciales y medios de comunicación.
Llega el año 2020. El año de la pandemia por covid-19. El confinamiento lo obligó a pasar más de 18 meses encerrado en casa. Solo. El resto de su familia estaba en Estados Unidos.
El único desfogue emocional que encontró fue la pintura. Retomar un viejo hobbie de hace más de 30 años. Del que no perdió la habilidad.
A través de amigos pintores se dedicó entre 14 a 16 horas diarias a los lienzos. Patricio Maya se encontró a sí mismo con renovadas pasiones por el arte plástico y el digital. Confiesa que el encierro le afectó mucho, a nivel emocional.
“Fue duro. Fue difícil. Lloré muchas veces (…) estuve llevando a cabo lo que no pude pintar hace más de 30 años. Trayendo de vuelta mis bocetos hechos cuando tenía 20 años. Es un viaje por el tiempo. Tengo ahora un catálogo hecho de 300 obras en digital”, explica Patricio Maya.
Una de las cosas más importantes que se ganan con la edad es la paciencia, dice. Con ello, se eligen de forma atinada cada recurso que se utiliza en diferentes piezas como el óleo, acrílicos o carboncillo.




En el caso de la ilustración digital, primero realiza bocetos hechos a mano con lápiz. Luego trabaja capa por capa en su computadora. Siempre en la búsqueda de los mejores ángulos, simetrías y luces. En este aspecto, sus temáticas giran en torno a la cultura popular de la década de 1930 y 1960, botánica y rostros de mujeres.
Entre sus próximos planes, aspira realizar a finales de 2022 una exposición individual de 12 piezas realizadas con técnicas mixtas en Nueva York, titulada ‘Corazón de mi pasión’.