NOTA DE LIBRE ACCESO

Olmedo Quimbita y su pincel de luz

Por Víctor Vergara

Azules, amarillos, verdes y rojos revolotean en toda la obra de Olmedo Quimbita (Latacunga, 1 junio 1963). Los cromatismos, realidades andinas y los paisajes aparecen en sus cuadros llenos de vida, alegría y mucha luces de diversas tonalidades. Por ello, es más conocido como ‘El Pintor de la Luz’.


Más de 30 años de trayectoria respaldan todo el continuo trabajo del maestro Quimbita, que engloban temáticas libres, sin salir de lo figurativo. Sus estudios académicos los realizó en la escuela nocturna de Dibujo y Pintura de la Universidad Central del Ecuador.

Olmedo Quimbita. Foto: cortesía

Con su estatura media, ojos pequeños y su cabello lacio y suelto, se sentó frente a su computador desde Samborondón (Guayas) para conversar con Revista Mundo Diners. 

Repasamos de todo: su vida, sus influencias, su completa obra de trazos delicados y su decisión de siempre quedarse en Ecuador, tras muchas oportunidades de radicarse en alguno de los 20 países donde ha expuesto individualmente.

-Maestro, ¿hacia los siete años de edad aproximadamente ya usted pintaba. ¿Qué le inspiraba?

Yo creo que el talento de un artista ya está predeterminado y hecho. 

Lo que pasó es que hubo un concurso en mi escuelita (en Latacunga,) la maestra dijo: “Niños, todos vamos a pintar la escuela”. Entonces, empecé a crear como yo veía a mi escuelita y le transformé. Allí, salió una obra fantástica y la maestra me dijo: “Este chico va a ser un artista”, pero yo ni sabía lo que me estaba diciendo. Yo creo que a esa edad uno comienza a exteriorizar el lado creativo inconcientemente.

Usted es el menor de cinco hermano. ¿resultó ser el único artista de la familia?

– Sí, actualmente somos dos varones y dos hermanas. (Había) un hermano mayor, que era muy amante del arte que tenía pinturas en la casa, falleció a muy temprana edad.

Para mi resultó sencillo (ser artista). Mi hermano tenía libros de arte y colores. Yo tendría unos seis años. Lo que hacía era tomar los libros y los colores y jugar. Para mi eso era una diversión, nunca pensé que eso me iba a encaminar a ser un artista.

-Desde sus inicios, ¿tomó la influencia de otros artistas ecuatorianos?

Yo creo que todos los artistas recibimos influencias, porque cuando uno estudia está en proceso de aprendizaje, repasando todo el arte ecuatoriano y universal. Pero cuando uno ya no tiene maestros y se enfrenta a la realidad, ahí recién comienza la carrera del artista.

Me acuerdo en los inicios cuando traté de imitar a los clásicos, eso me sirvió de escuela. Hice retratos bien logrados; eso me formó en la escuela clásica. Es el proceso de todo artista.

-En 1981, usted y su familia se radican en Quito. Allí comienza usted a recibir clases del maestro Manuel Cangui. ¿Qué significó él para usted? 

Yo de muy pequeño veía como pintaba y era maravilloso que ese maestro me permitiera contemplar como trabajaba. Eran clases particulares e incluso me permitió estar en su casa.

-Su primera experiencia en el exterior fue en 1985 a Venezuela, ¿qué le llevó a irse allá? 

Venezuela para mi tiene un significado muy marcado. En Quito, yo había terminado mi etapa de investigaciones. Al inicio pensé en Colombia, y luego decidí irme a Caracas. Pero no lo tenía tan planificado. Llegué con la suerte de que un coleccionista mirara mi obra y me compró todo. Eso me permitió al 100% de dedicarme a la creatividad.

-Desde 1992, inició su recorrido por Suramérca y Europa, ¿cómo fue esa experiencia?

En Caracas estuve de tres a cuatro años. De ahí me salieron exposiciones en Bogotá, Brasil, prácticamente toda América. Esa fue mi primera experiencia de recorridos, eso fue un camino donde se dieron las cosas.

-Ahora reside entre Guayaquil y Olón, donde tiene su taller de arte, ¿Qué le hizo regresar a Ecuador? (Ver respuesta en el video)

-¿Qué hay de Latacunga? ¿La visita regularmente?

No he tenido la oportunidad. Ya mis hermnanos viven en Quito y no he regresado a Latacunga.

-¿Cómo le trató la pandemia a nivel artístico?, ¿fue un tiempo aprovechado para escribir, trabajar o todo lo contrario?

Yo en pandemia no he parado con mis exposiciones, así sea semipresencial. Tuve una exposición en Cuenca (junio, 2020) y en Guayaquil (julio, 2020). Ese lapso largo de confinamiento me permitió crear más obras. Para mi, fue en ese punto de vista beneficioso.

-¿Cuáles son sus técnicas y elementos creativos favoritos: telas, óleos?

Yo manejo todas las técnicas. En los últimos tiempos estoy haciendo algo en acrílicos. Me gusta el óleo y la creatividad con la que doy con eso vida a la obra.

-¿Cuántos cuadras has pintado aproximadamente?

Más o menos unos tres mil. Regados por todo el mundo. Mayormente en México, donde me siento en casa y en Europa en colecciones privadas.

-¿Cuáles son tus obras favoritas predilectas?

En realidad, creo que para un artista no existe una obra favorita. Lo que sí quedan son recuerdos bonitos. Cuando expuse en el Museo Moscovita de Arte Moderno, la receptividad y el público fue maravilloso, por eso quería radicarme en Moscú, pero las cosas no se dieron así.

Olmedo Quimbita y su visión


-¿Así decidió quedarse en Ecuador? 

¡Claro! A mi me encanta mi país. Me gusta el exterior pero me gusta estar pintando en mi país. Vamos viendo también qué va pasando en el futuro.

-En cuanto a la nueva generación de artistas, ¿ve alguna nueva camada de pintores ecuatorianos en el horizonte?


Yo creo que el público debería darse cuenta. Lamentablemente no vemos figuras o propuestas nuevas que impacten por su originalidad. Eso depende de muchos factores: económicos, políticos. Se han cerrado galerías de arte y han pasado muchas cosas en el mundo cultural que han provocado mucho deterioro. ¿Qué hace un chico que estudia arte y quiere surgir? Si el público no lo apoya o no compra su obra, ¿cómo puede surgir? Eso obedece mucho a nuestra propia sociedad.

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