La Caracola, Quito, 2018
Con un lenguaje ligero, esta novela, Premio Aurelio Espinosa Pólit 2017, permite ingresar en la vida de una calle en la que trabajan vendedores de alimentos, ropa y otros productos de consumo masivo.
De pronto nos encontramos con una gallina ofreciendo pollos asados, una mujer vestida de leona que promociona perros calientes o un gentleman que muestra los trajes que vende la sastrería. Ahí surgen amores, resentimientos, complicidades, comprometiendo la historia en un andamiaje sostenido que conduce al lector, enamorado de cada personaje, hacia la necesidad de devorar el capítulo final.
El texto recibió el premio porque “es una alegoría firme que combina una escritura desenfadada y humorística, y una estructura novelística sólida, en la que tiene un enorme mérito la recreación de la oralidad ingeniosa, chispeante y socarrona del personaje Lléntelman”.
En efecto, Lléntelman, Gardenia y Guillermo desempeñan sus papeles a cabalidad. El primero, un líder nato que organiza a la gente contra la construcción de un centro comercial que vendrá a arrasar con las ventas de su calle; Gardenita, una joven que huye de su vida de universitaria frustrada para encontrar en este medio su realización, sin tener que dar cuenta a nadie de sus actos, y Guiller, asustado y enamorado personaje que al final se convierte en valiente defensor de causas perdidas.

El leitmotiv de la novela es la batalla de los pequeños comerciantes y productores contra los grandes centros comerciales que deshumanizan a la gente en una carrera por consumir. Cada personaje encontrará en esa lucha la respuesta a sus propias luchas internas, en un mundo de sangre a veces; solidaridad, otras; amor y deseo, también.
(Jennie Carrasco)