“Hay que dirigir la arquitectura a ser más responsables con nuestro entorno”. Así lo aclara Ninike Celi Atala (Portoviejo 20 marzo, 1991).
Ella es una joven arquitecta ecuatoriana reconocida por ganar la Medalla de Oro en la Bienal De Arquitectura Panamericana de Quito (2016), en la categoría ‘Proyecto fin de carrera’ con su tesis titulada ‘Metodología para recuperar las quebradas según el entorno urbano de Quito’.

Ninike Celi quería ser inventora desde pequeña. Dibujaba en todas partes. Su mamá Nohad le regañaba por “jugar con basura” y hacer juguetes con papel o cartón. Las manos fueron sus primeras herramientas naturales.
Desde sus 15 años de edad supo lo que quería estudiar: diseño o arquitectura. Es graduada de la carrera de Arquitectura de la Universidad de las Américas (UDLA).
Descubrió el urbanismo, la planificación y el desarrollo sostenible ambiental de las ciudades. Rama Estudio y Diez+Muller son parte de las referencias nacionales que Ninike absorbió durante su formación académica.
En entrevista para Revista Mundo Diners, Ninike Celi abrió un pequeño espacio de tiempo durante su jornada laboral como Jefa de Unidad de Implementación y Monitoreo del Hábitat en la Secretaría de Territorio, Hábitat y Vivienda del Distrito Metropolitano de Quito.
Desde la terraza principal de la institución, con una sonrisa fresca a todo momento y el viento meneando sus oscuros rizos, ella contestó nuestras inquietudes sobre el impacto de su trabajo académico, su consciencia ambiental y los planes urbanísticos que desarrolla junto a su especializado equipo:
*En tus propias palabras, ¿Cómo te defines hoy como arquitecta? (ver video)
A mediados de 2016, abres tu estudio de arquitectura llamado ‘NCA’. ¿Fue una iniciativa para independizarte?
– Siempre he querido abrir mi propios estudios y mis diseños y remodelaciones. Comenzaron a salir contactos y así se va haciendo tu nombre. Pude hacer algunos diseños aunque me incliné al tema de las remodelaciones, como mi parte creativa, que es muy linda y que la necesito. Me da equilibrio a lo que hago cada día.
¿Algún ejemplo de tus diseños?
– Sí, la capilla ortodoxa Nmeir. Fue en Cumbayá, para un libanés. Querían una capilla para su casa grande. Tenía que ser un capilla que debía cumplir ciertas normas de la religión que me pidieron. Fue interesante diseñar al interior y exterior para este espacio espiritual.
En tu página de Facebook sueles publicar muchos bosquejos y trazos de diseños. ¿Es una forma de desfogar ideas de forma espontánea?
– Todo inicia en sketchs en servilletas. Entre arquitectos hay esos chistes, creando en servilletas de restaurantes. No hay hora para crear, tienes que dibujar cuando te vengan las ideas. La mente nunca para.
En noviembre del 2016, diste muhco de qué hablar con la obtención de tu Medalla de Oro en la Bienal De Arquitectura Panamericana de Quito, en la categoría ‘Proyecto fin de carrera’ con tu trabajo denominado ‘Metodología para recuperar las quebradas según el entorno urbano de Quito”, ¿por qué escogiste este eje de trabajo académico?
– ¡Porque me gusta complicarme! (risas). Bueno, Quito está llena de quebradas. Muchas se han rellenado. La planificación ha negado esta condición natural del territorio de Quito. Eso me llamó la atención, porque no están en buen estado. Entonces me propuse hacer esa metodología, que consistió en sacar una tipología de las quebradas y qué pasa en el entorno de ellas.
Luego levanté un diagnóstico, por medio de una metodología de pixeles con indicadores de vegetación, contaminación, construcciones, normativas y uso de suelos. Se supo cuál estrategia había que utilizar en cada píxel o área y urbanizar en cada una de las quebradas. Propuse también hacer unos pabellones que descontaminaban las quebradas por medio de procesos naturales (puede ver el estudio completo aquí)
Tras 6 años de publicado este estudio, ¿sigue vigente este proyecto?
Es un estudio académico. Está en el archivo de la UDLA.Soy consciente que para llevarlo a la realidad hay que pulirla muchísimo para la actualidad y más para llevarla a territorio.
¿Cuáles ideas sobre diseño urbano recogiste en China cuando fuiste parte de la delegación ecuatoriana de arquitectos enviada en junio de 2017 al gigante asiático?
Luego del premio, se me abrió esa oportunidad de viajar a China. Fuimos a algunas ciudades como Pekín y Shanghái por un mes. Nos invitaron a los municipios para ver sus planificaciones urbanas, sobre todo para descontaminar sus ríos. Fue interesante ver cómo planifican sus ciudades con otras realidades. Fue interesante ver otras perspectivas.
En temas más actuales, ¿el confinamiento de hace dos años por la pandemia de covid-19 significó un obstáculo o una oportunidad creativa?
– Fue un momento duro para nosotros (miembros de la Secretaría de Territorio, Hábitat y Vivienda) como creadores de normativa. Todo se volvió cuestionable, empezando desde el espacio público. Las aceras de Quito siempre fueron pequeñas y delgadas, y de repente nos indican que debemos tener dos metros de separación entre personas.
¿Cómo se hace eso para un espacio público como las calles de Quito? Fue un tema para repensar la ciudad, eso fue interesante. De ahí construimos los ‘Laboratorios Urbanos’, que nos permitió probar normativas y nuevas propuestas en el territorio.
La Asamblea Nacional del Ecuador emitió en el 2016 la primera ley sobre ordenamiento territorial denominada Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, Uso y Gestión del Suelo (Lootugs). Quito aprobó en septiembre de 2021 su primer plan de este tipo. ¿Cómo se desarrolla actualmente este plan?
– El Plan de Uso y Gestión de Suelo (Pugs) es el plan de la capital para los siguientes 12 años, con normas, objetivos y modelos claros. Aparte de poner normativa urbanística, también se gestiona con el suelo, con el reparto equitativo de espacios urbanos por medio de normas.
El objetivo es otorgar ganancia a los espacios o barrios más necesitados, como los que no tienen agua o sin movilidad.
¿Por ejemplo?
A barrios como Chilibulo en el sur. Casi todos los barrios de las laderas. Otro ejemplo es Calderón, que crece de manera descontrolada y con una gran densidad poblacional.
Quito tiene una problemática: es la expansión de la mancha urbana, comiendo cada vez más áreas naturales, sin planificación. ¿Cómo hacemos que este crecimiento sea ordenado y sostenible?
Una de las estrategias en Quito es crear varias centralidades en toda la ciudad. Lo que pasa en La Carolina: es un ‘hipercentro’, ahí se concentran muchas actividades. Eso no es sostenible en cuanto a movilidad.
El objetivo con Pugs es crear centralidades alrededor de las futuras estaciones del Metro, por ejemplo, para impulsar este concepto de moda sobre ‘ciudades de 15 minutos’, donde la gente se traslade en ese tiempo a todas partes.
¿Qué deben saber los jóvenes estudiantes que cursan arquitectura actualmente en Ecuador?, ¿cuáles son los futuros aportes a los que deben enfocarse?
– Primero, deben ser conscientes de que sus futuras obras arquitectónicas o edificaciones no sean aisladas. Planificar en base a los entornos. Segundo: ser lo más sostenible, responsables y amigables con el medio ambiente. Es una carrera muy demandante y a la vez apasionante. Te ayuda a tener carácter. Siempre es un trabajo de equipo.
¿Y cuál es el rol de los habitantes de una ciudad? En este caso los quiteños…
– Ser más conscientes. Por ejemplo: nos quejamos del tráfico, pero compramos más carros, cuando deberíamos tomar más transporte público o usar bicicletas. Otro ejemplo, debemos evitar lanzar basura a las quebradas.
¿Tienes metas académicas a corto plazo?
En dos o tres meses culminaré mi maestría en Gobernanza y Política Pública en temas relacionados a Ordenación del territorio, urbanismo y medio ambiente en la Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

¿Y futuros planes con tu estudio arquitectónico?
Hoy estoy más concentrada en la planificación de la ciudad. Sin embargo, me gustaría más adelante seguir con consultorías urbanas y ambientales.
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