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La poderosa naturaleza desde el lente de Anamaria Chediak

La naturaleza siempre se impone. Como un gran casino: no hay forma de ganarle. El rol del ser humano se debe resignar a uno muy secundario en el mundo. Somos la peste. Como ello, podemos aparecer y desaparecer.

Memorias a través de las líquidas olas del desierto’ es el título de la nueva exposición de la fotógrafa ecuatoriana Anamaría Chediak, abierta al público en la Galería N24 en Quito, del 6 al 23 de julio de 2022.

Un viaje plenamente visual entre pedazos de recuerdos y memorias frágiles. Y es que la memoria es así, endeble, insegura, olvidadiza.

La propuesta de Chediak propone una analogía entre la memoria y su forma de emplazar diferentes fotografías en cada una de las 14 piezas expuestas, que poseen variadas dimensiones, casi todas realizadas durante 2021.

“Técnicamente fue un reto. Primero los espacios fueron pequeños. Era difícil trabajar porque no tenía un tiro de cámara (…) por otro lado, hay espacios donde tienes luz interior y exterior, el trabajo de eso fue complicado. Aquí no hay luz de flash, todo es luz natural. Soy anti-photoshop, porque vengo del mundo análogo. Los sitios son tal cual como son”, explica Chediak a Revista Mundo Diners.



Viejas viviendas de un pueblo anónimo forman la perfecta alegoría para definir tiempos de gloria o vidas pasadas, para solo ser arrasadas por toneladas de arena.

La naturaleza se abre paso por donde el ser humano puso su huella, que será siempre vulnerable. Es así, que solo quedan puertas resquebrajadas, manillas corroídas por el óxido y restos de pintura que se aferran a las paredes.

“Mi obra en los últimos 10 años se enfoca en la conservación y la naturaleza. Cuando profundizo y viajo a lugares remotos y vuelvo un tiempo después me fijo que estos sitios van cambiando. El hombre va creando edificaciones, sea en desiertos o selva. Por eso, esta obra es todo lo contrario, aquí la naturaleza reconquista los espacios que alguna vez le pertenecieron”, comenta la artista.

Esta quiteña, con casi 30 años de trayectoria profesional reivindica el rol de la naturaleza en nuestro planeta. La naturaleza es quien manda. ¡Y algunos hasta se atreven a olvidar esa premisa!.

Chediak también plasma en sus fotografías la arrolladora fuerza del desierto, tras su vívida experiencia en lugares remotos de Cuba, Guatemala o Cambodia. Se evidencia su obsesión por los claroscuros.

A la vez, la experimentada fotógrafa aclara que el desierto es un elemento feroz en cualquier parte del mundo. Se siente el constante viento entre tanto tsunami de interminables dunas.

Naturaleza Anamaria Chediak
Foto: cortesía Juan Sevilla.


Algunos espectadores podrían sentir sed. Otros, buscarán la excusa para preguntarse desde dónde vienen los diferentes puntos luminosos. A la mente aterrizan mayores cuestionamientos: ¿quiénes vivieron en estas casas abandonadas?, ¿roedores o reptiles pasaron por aquí?, es posible; debido a muchas huellas que resultan misteriosas.

Imágenes “bellamente naturales”, concluye. O todo lo contrario: catastróficamente naturales.

Anamaria Chediak plantea llevar esta exposición a Barcelona para octubre de 2022 y a Venecia en 2023.

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