La palabra ‘multiverso’ se ha relacionado con personajes fantásticos del mundo del cine y los videojuegos. El arte contemporáneo en Ecuador también aplica dentro de esa categoría. Entre Quito, Guayaquil y otras ciudades convergen mundos que, por razones geográficas, no llegan a conectar de forma permanente. Y eso es una pena.
La exposición titulada ’Multiverso’ se convierte en una gran oportunidad de contemplar bajo un mismo techo a 16 jóvenes artistas ecuatorianos de diferentes regiones, pensamientos, técnicas y cuestionamientos.
Todos nacidos en la década de 1990. Una mezcla de generación ‘millennial’ y generación ‘Z’ como les dicen. Aparecieron en un mundo en plena revolución digital. Hoy, devorados por las ideas innovadoras del internet, el teletrabajo, comidas rápidas heterogéneas, cigarrillos electrónicos y la globalización.
Revista Mundo Diners realizó un recorrido por la muestra, que se despliega en ‘Q Galería’, perteneciente a la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Llena de diversos formatos y discursos con motivos tan cercanos como distantes. Motivaciones personales. Teorías que se trasladan al espectador. Lenguajes irruptores. Todos válidos en el multiverso artístico en que vivimos.
Allí participan Francesca Fruci, Francesca Palma, Kimberly Yagual, Polett Zapata, Mikaela Montenegro, Daniel Zambrano, Juan Carlos Vargas, Fredy Guaillas, Dennys Navas, Jorge Morocho, Omar Bereche, Nikita Félix, Esteban Pérez, Jean Carlo Guizado, Doménica Barahona y Martín Samaniego.
Teo Monsalve, artista visual y docente en artes, se encargó de la curaduría. Su planteamiento quiere explorar e identificar los quiebres contemporáneos en el país. Eso incluye abarcar a diferentes generaciones. Tantas trayectorias que se diversifican entre piezas conceptuales, performance, instalaciones y técnicas mixtas.
“Esta generación (de 1990) se caracteriza por la variedad de discursos y que ellos ya son artistas post-conceptuales y post-arte digital y eligen todavía la pintura como su medio de expresión”, cuenta Monsalve.
La pieza titulada ‘Encuentro Silencioso’ consta de una instalación de cuatro piezas, de resina sobre espejo. Pertenece a la quiteña Francesca Fruci (1999).
Tiene varias capas para simular las texturas del agua en forma solidificada. Basada en un poema propio, lleva al espectador a inundarse en pensamientos sobre el pasado, en tiempos detenidos y buscar sus propios silencios.

Dennys Navas (Guayaquil, 1990) expone su ‘Stone Monkey Island’., un acrílico sobre lienzo de 200×290 cm. Desarrolla su pintura figurativa en base a la presencia del ser humano que habita en paisajes y arquitecturas.

Recrea un escenario de una isla que contiene una piscina, donde personas quieren alcanzar sumergirse en ella. Un mar encapsulado, con un cielo posiblemente contaminado que deja entrever problemas de realidades paralelas. No pretende ser totalmente realista u onírico. Deja al observador decidir.
Por su lado, el quiteño Martín Samaniego (1991) presenta sus piezas ‘Sin Ausencia’ y ‘Sin nombre’. El óleo en yute sobre panel de madera es su soporte predilecto actualmente. De medianos tamaños.

Los patrones y gruesas texturas marcan irónicamente mucha presencia. Mucho nombre. Su faceta como músico lo impulsa a simplificar sus propios procesos. A encontrar meditación en las pinceladas. A lograr uniformidad y precisión, dependiendo de su estado de ánimo del momento.
La exposición ‘multiverso’ estará abierta hasta el 7 de noviembre de 2022.




Te podría interesar:
Nelson Santos: variaciones de viajes de un artista consumado
La poderosa naturaleza desde el lente de Anamaria Chediak
El legado de Peter Mussfeldt en un solo lugar