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Milan Kundera, cinco mundos que marcaron su existencia

Al final, el escritor Milan Kundera no ganó el Premio Nobel de Literatura, como hubieran querido los millones de lectores que tiene en todo el mundo. Lo que sí alcanzó, durante sus 94 años de vida fue esbozar con maestría, a través de su literatura, el mundo que le tocó vivir. 

Un mundo que estuvo marcado por la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, pero también por la lectura, la música, la docencia y esa convicción de que por medio de la escritura se puede entender la vida; facetas que lo invitamos a conocer en esta nota. 

Milan Kundera
Milan Kundera murió el 12 de julio, a los 94 años.

Política y exilio 

Kundera fue un firme defensor del comunismo durante su juventud y llegó a ser miembro del Partido Comunista Checoslovaco. Sin embargo, después de la invasión soviética de 1968 el partido lo expulsó y él se volvió crítico con el régimen. En su país encontró un ambiente hostil y represivo. Sus libros fueron prohibidos por el gobierno y perdió su trabajo en la Academia de Música y Artes Escénicas de Praga. Con esta experiencia profundamente traumática selló su desencanto con el comunismo. Kundera vio cómo el idealismo y las promesas de igualdad y justicia del comunismo fueron aplastados por la realidad de la represión política, la censura y la supresión de la libertad de pensamiento. En 1975 se mudó a Francia, donde vivió en exilio durante el resto de su vida. 

Milan Kundera en francés

Aunque ‘La insoportable levedad del ser’ y ‘La broma’ fueron escritas en checo, a mediados de los años 90, Kundera comenzó a escribir sus obras directamente en francés. ‘La lentitud’, publicada en 1995, fue la primera novela que escribió completamente en esta lengua. La transición al francés no fue solo una cuestión de necesidad práctica dada su vida en Francia, sino que también reflejó su profunda conexión con la cultura. Al adoptar el francés como su lengua literaria se unió a una larga tradición de escritores que han optado por escribir en una lengua que no es la suya nativa. Esto le permitió explorar nuevas formas de expresión y aportar una perspectiva única a la literatura europea.

Música

Antes de que su carrera literaria despegara, Kundera estudió musicología y composición musical en la Academia de Música y Artes Escénicas de Praga. Aunque su carrera finalmente tomó un giro hacia la literatura, su formación musical ha influido profundamente en su obra. En numerosas ocasiones mencionó que veía paralelismos entre la música y la literatura. Su primer libro, ‘La broma’, se compone de varias partes, cada una de las cuales tiene su propio tono, y la obra en conjunto tiene un ritmo que recuerda a una pieza musical. En su obra ‘La inmortalidad’ explica cómo la música forma parte de la identidad de los personajes, y en su ensayo ‘Los testamentos traicionados’, habla de cómo la estructura de las novelas puede aprender de la música, particularmente en el uso de temas y variaciones.

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Profesor universitario 

Después de estudiar literatura y estética en la Universidad Carolina de Praga, Kundera enseñó en el Instituto de Literatura y Artes Cinematográficas de Praga y en la Academia de Música y Artes Escénicas de la misma ciudad. Fue durante este período que comenzó a hacerse un nombre como importante crítico literario y teórico. En Francia fue nombrado profesor en la Universidad de Rennes. Más tarde, se trasladó a París y enseñó en la prestigiosa École des Hautes Études en Sciences Sociales. Sus enseñanzas y seminarios se centraron en la literatura y la estética, campos en los que hizo importantes contribuciones a través de sus propios ensayos y crítica literaria.

Rechazo a la publicidad 

Kundera fue conocido por su notoria privacidad y reticencia a la publicidad. A diferencia de muchos escritores de su generación, raramente daba entrevistas y se resistía en gran medida a ser fotografiado. Declaró en varias ocasiones que prefería que su trabajo hable por él. A lo largo de los años desarrolló una reputación de rechazar la idea del “autor como celebridad”. Expresó su deseo de que los lectores se centren en sus libros y no en su vida personal. De hecho, llegó a afirmar que “la vida del escritor no importa; lo único que cuenta es la obra”. Esta reticencia a la publicidad contribuyó al aura de misterio que rodea a Kundera y a su obra. Aunque algunas personas han criticado su falta de accesibilidad, también ha sido respetado por su deseo de mantener el enfoque en su escritura.

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