Abel Romeo Castillo
Paradiso Editores, Quito, 2019
La han citado tantas veces. Casi tantas como libros, textos periodísticos, investigaciones académicas, o filmes han colocado como protagonista la vida o la obra de Medardo Ángel Silva, el poeta, el cronista, el suicida, la revelación y el enigma de las letras ecuatorianas.

Aquella referencia, la biografía del vate guayaquileño que Abel Romeo Castillo publicó en 1983, se vuelve a editar este año como el primer volumen de la serie Grandes Biografías del Bicentenario, en el centenario de la muerte de Silva.
¿Por qué este documento ha sido y sigue siendo el gran referente sobre el poeta? Porque, como ocurre en pocos casos, el biógrafo conoció al biografiado. A sus amigos, a su madre, el espacio que ocupó en la ciudad, la casa en la que Silva vivió, su entorno.
Porque, además, el biógrafo era historiador de profesión, un investigador metódico, uno que documenta cada dato que presenta, que consulta decenas de fuentes en diferentes épocas. Porque es una investigación realizada a lo largo de más de treinta años.
Porque, aunque sin ser literario, es un relato que tiene los ingredientes para serlo: describe ambientes, las características físicas, el perfil emocional del protagonista, sorprende con los datos que aporta y mantiene la tensión en el lector al referir en detalle el desenlace de una vida que se apagó de forma violenta.
Una vida de novela. Una reedición en pasta dura que incluye fotografías documentales, y un homenaje al tenaz biógrafo, al aportar datos sobre su vida y su obra, la de un historiador de su ciudad y un poeta que cultivó el romance. (Tali Santos)