NOTA DE LIBRE ACCESO

La nostalgia de Escribir, de Marguerite Duras

Luchadora, pionera e incansable por la causa feminista, Margarite Duras reflexiona acerca del significado de escribir literatura, su nada despreciable encuentro con la soledad, la guerra y sus amantes.

De Vietnam o Indochina, donde nació, hasta Francia, donde vivió y murió, Marguerite Duras recorre todos sus años dedicados a la literatura, también al cine, su vida sentimental y el encuentro con sus amantes que, como admite, no fueron pocos.

‘Escribir’, Tusquets Editores, 1993, es un ensayo en el que la escritora narra los acontecimientos más importantes de su vida privada y su aporte a las letras.

La pintura, las artes en general, el cine, la política, el marido y los amantes (que es el argumento de una de sus 30 novelas) se abordan con la nostalgia de una escritora obsesionada por la soledad.

Con prosa original, única, no se trata de un alegato a favor del feminismo, pero en gran medida Marguerite Duras fue una luchadora y defensora de esa causa.

Marguerite Duras Escribir

El niño-joven piloto

El eje determinante de uno de los cinco capítulos del libro es la historia de un joven piloto, un niño de 20 años, tal como lo define la autora.

La Segunda Guerra Mundial ya se estaba acabando, las armas y los cañones se habían silenciado, pero el intrépido piloto inglés quiso pasarse de héroe y dejó caer bombas contra las baterías antiaéreas alemanas.

Con la derrota a cuesta, los soldados alemanes reaccionan y disparan contra el avión, lo derriban y cae sobre la copa de un árbol. ‘La muerte del joven aviador inglés’, como se denomina el capítulo, queda registrada con el dolor y la angustia expresados por la escritora.

Tenía 20 años, era un niño inglés, se llamaba W.J. Cliffe, así se lee en la lápida que escribió un británico anónimo, tal vez el único que lo conocía, porque no tenía familia en Inglaterra, nadie rezó por él. Marguerite Duras rescata parte de la memoria del combatiente tras investigar ‘in situ’ todo lo acontecido en el entorno del piloto.

Durante muchos años fue conocido simplemente como “el niño de la guerra”. Disparó cuando el conflicto bélico se había terminado, pero los alemanes terminaron rápido con él; lo encontraron en lo alto del árbol, “crucificado por el armazón de su avión”.

La obra y los premios

Cuando había cumplido 18 años la escritora abandonó definitivamente, junto con su madre, la tierra natal.

En Francia estudió matemáticas, ciencias políticas, derecho. Se casó y procreó un hijo que murió poco después de nacer y luego se dedicó a la literatura con notable éxito reconocido a escala mundial.

Entre los premios obtenidos destaca el francés Goncourt por su novela ‘El amante’ (1984).

Una novela suya, ‘Hiroshima mon amour’ fue llevada al cine por Alain Resnais en 1961 y fue nominada al Oscar como mejor guion original.

El ensayo Escribir comienza con su experiencia sola en una casa de Trouville-sur-Mer durante 10 años. De allí salieron sus tres primeras novelas.

Escribir, dice, era lo único que llenaba su vida y la escritura, pese a la soledad y al silencio “nunca me abandonó”.

Marguerite Duras, amantes y soledad

Para escribir lo ideal es el dormitorio de la casa, en los hoteles la acompañaba el whisky y los amantes: “rara vez he estado absolutamente sin amantes”, se confiesa la escritora.

Muy celosa de lo que escribía, jamás mostró los textos a sus novios y cuando terminaba cada capítulo prefería esconderlo.

Para escribir hay que hacerlo en soledad “nadie ha escrito nunca a dúo”, se puede cantar o componer música a dúo, incluso jugar tenis, pero escribir jamás, reflexiona Marguerite Duras.

“Si no hubiera escrito me habría convertido en una incurable del alcohol”.

Marguerite Duras

Entre las grandes lecturas de su vida Duras cita a Michelet, a Stendhal y curiosamente, como ella mismo destaca, no está Balzac. Y otra apreciación sorprendente: el texto de los textos -decía- es el Antiguo Testamento.

El insulto es también un modo de escritura, “quisiera dirigirme a la derecha e insultarla con todas mis fuerzas. He insultado a gente en mis artículos y produce tanta satisfacción como escribir un poema”.

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