La potencia de las miradas se convirtió en un elemento primodial para el fotógrafo ecuatoriano Simón Brauer (Quito, 22 junio 1973) durante la pandemia por covid-19. Casi como un mantra.
Una serie de 43 retratos en blanco y negro fueron su evidencia artística para marcar esta particular época caracterizada por la bioseguridad y, cómo no; el uso inevitable de mascarillas.
Para Simón, la fuerza de los ojos sobre los tapabocas tuvo un realce único para contemplar las emociones humanas. Por el mes de abril de 2020, este fotógrafo decidió salir a varias zonas de Quito para plasmar esas miradas transmitidas por moradores, de todas las razas, credos, clases sociales y uno que otro atrevido que no portaba mascarilla al momento de la fotografía.
En conversación con Revista Mundo Diners, Simón recuerda las razones por las cuáles decidió retratar a ciudadanos en plenos momentos de incertidumbre mundial, como una búsqueda que empezó sin sentido pero, que cogió forma y se volvió un ‘Mantra’, su más reciente libro publicado con todas esas imágenes.
Sus intenciones no rodeaban la idea de conocer a los retratados, sino “ir directo a su mirada y conseguir la esencia de la gente”.
Una frase expresada por el reconocido fotógrafo estadounidense Richard Avedon viene de forma intermitente a la vida de Simón: ‘mis retratos dicen más de mí que de la gente a la que fotografío’. Esa oración marcó la búsqueda de las necesidades de Simón durante este proyecto visual.
El acercarse a desconocidos o a esas “personas fugaces” es aún un comportamiento y una actividad misteriosa para Simón. Él lo comparó como salir a pescar. “A veces puedes regresar con materia prima, a veces regresas sin nada”, dijo.
Como fotógrafo, lo más relevante para Simón al momento de finalizar una expresión artística es llevar la pieza a una forma tangible, en este caso, su libro.
El nombre ‘Manta’ está inspirado en la repetición de un patrón en su obra. “Esa repetición de miradas llevan a una contemplación y a un estado más elevado. Conforme pasaba las fotografías, esa repetición tomaba fuerza y me llevaba a otro nivel de consciencia”.

En muchos casos, Simón supo cuando las fotografías salían bien o mal. Sea el caso, él se llevó lo fundamental: lo que sintió en cada click con cada sujeto y lo que desea que los lectores contemplen: mirar a los ojos de los más como un acto de amor, para encontrarse en ellos y perderse en el misterio de la humanidad.
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