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Las ‘bombas’ de Bletchley Park

La escritura oculta o el arte de escribir en clave, es decir, la criptografía, ha sido una misteriosa arma para fines políticos, militares, religiosos y diplomáticos, con tanto poder como para cambiar el curso de la historia y en ese caso está la Segunda Guerra Mundial.

La mansión campestre de Bletchley Park, al norte de Londres, donde funcionó la Escuela de Códigos y Cifrado del Gobierno británico, es una de las referencias más apasionantes del espionaje y la criptografía, porque allí se descifraron códigos alemanes entre 1939 y 1945.

Lo que se hacía en Bletchley Park fue “el mejor secreto guardado de Gran Bretaña”, señala la reseña histórica de las instalaciones donde trabajaron sin descanso 12 mil personas, entre ellas, el matemático Alan Turing, considerado el padre de la informática moderna y de la inteligencia artificial.

Los alemanes creían indestructibles las máquinas Enigma diseñadas para operaciones aéreas, de infantería y navales, con sus correspondientes protocolos y claves cifrados.

Enigma constaba de un teclado para introducir mensajes, rotores de codificación y un panel de luz para los resultados. Foto: Shutterstock

La Alemania nazi invadió Polonia en septiembre de 1939, pero los criptógrafos polacos, que habían obtenido avances con el descifrado, transmitieron con antelación sus conocimientos a británicos y franceses.

Cuando Turing llegó a Bletchley Park en 1939 enfrentó el desafío de quebrar las máquinas Enigma que tenían nada menos que 159 trillones de posibles configuraciones.

Benedict Cumberbatch encarnó a Turing en la cinta The Imitation Game
(Código Enigma).

Luego de progresos con la intercepción de mensajes durante la ocupación de Europa Occidental, llegó el turno para el Frente oriental, donde se libró la decisiva etapa para el fin de la contienda bélica.

La invasión nazi a Rusia urgió la intercepción de las comunicaciones alemanas y “el 9 de julio de 1941 los criptógrafos (británicos) hicieron un gran avance al descifrar los códigos que el ejército alemán usaba en las operaciones tierra-aire en el Frente oriental”, recuerda una nota informativa de Bletchley Park.

El equipo de analistas dirigidos por Turing fue clave para descifrar los códigos criptográficos navales alemanes, y el matemático pasó a la historia por diseñar técnicas estadísticas y una máquina electromecánica — ‘Bomba Turing’— que reunió los mecanismos de tres Enigmas alemanas.

Gracias a esa labor, los aliados lograron ventaja en el Atlántico donde operaban submarinos alemanes contra convoyes de suministros.

El complejo militar británico llegó a tener unas 200 ‘bombas’ que hacia 1943 descifraban 84 mil mensajes mensuales. Se estima que la labor de decodificación en Bletchley Park acortó la guerra dos años.

Bletchley Park es actualmente un museo y en 2015 recibió más de 280 mil visitantes. Foto: Shutterstock


Alan Turing (1912-1954)

Además de sus invaluables servicios para la criptografía británica, este genio matemático es considerado el padre de la computación moderna y la inteligencia artificial.

En 1950, ya teorizaba sobre computadoras inteligentes con capacidad de realizar deducciones lógicas, así como dejó un valioso legado para el desarrollo de la lógica matemática y la solución de problemas mediante algoritmos.

Fue perseguido por ser homosexual (la homosexualidad fue ilegal en Gran Bretaña hasta 1967) y en 1952, tras ser acusado de atentar contra la moral pública, tuvo que elegir entre la prisión o la castración química. Optó por la segunda alternativa. La Corona Real confirió en 2013 un perdón póstumo por esa sentencia.


Turing murió en 1954 con apenas 41 años. Se presume que fue suicidio por una manzana envenenada con cianuro que se encontró en su habitación.



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