Por Juan Fernando Andrade / @pescadoandrade
La primera vez que la vi quedé con el pecho frío.
No pensé que iba a llorar, como pensaron varios, pero sí creí que iba a emocionarme.
Soy más Seinfeld que Friends, pero tenía que verla, la Friends Reunion fue un evento y como dijo el anfitrión James Corden: nadie tenía mejores planes para esa noche.
Se transmitió entre semana, por HBO, y segundos después estaba por todo el Internet.
Una amiga que es MUY Friends, y con esto quiero decir que trabaja mirando la pantalla de su compu pero con los capítulos de la serie siempre de fondo, como si se tratara de un podcast, me dijo, “La segunda vez es mejor, ahí sí lloré”.
No creo que la vea una segunda vez, le dije, pero lo hice, es más, la vi dos o tres veces más, con amigos, con amigas, solo y empiernado.
No lloré, pero comprendí que la emoción de los demás era también la mía, que no se trata tanto de qué tan buena o mala fue la reunión sino de lo que removió en nosotros como generación y de lo que significó para nosotros como amigos.
Los creadores de Friends dicen que lograron venderla bajo esta premisa, “se trata de esa época en la vida en la que tus amigos son tu familia”, y que decidieron cerrarla después de una década porque, “esa época acaba cuando tienes tu propia familia”.
Y sí, quizás sea cierto, el tiempo ha pasado y ya no nos vemos todos los días en los mismos lugares y algunos de nosotros ya no nos vemos nunca o casi nunca.
La amistad de la primera juventud, como se dice, tuvo su comeback en plena pandemia, vía Zoom, justo para que los ahora adultos pudieran escapar un rato de sus vidas de familias confinadas y pudieran decir lo que antes decían sus/nuestros padres, “qué grande está tu hijo”, “cómo vuela el tiempo”, “¡no me acordaba de eso!”
Duró poco o duró lo que tenía que durar.
Igual fue bueno vernos, ¿no?
La Friends Reunion funciona en plural, si no la han visto, véanla acompañados, es ideal para emborracharse con amigos y recordar lo que ya no importa pero vaya que fue importante.
Y, todo hay que decirlo, los que mejor han envejecido son Phoebe y Joey, me tomaría un trago con ellos cualquier día: la panza, las canas y las arrugas nos humanizan.
Antes quería vivir con Chandler y Rachel, pero ya no, hay gente para ser joven y gente para ser lo que somos ahora.
Gran plan, además, para invitar a alguien a casa en onda pijamada.