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‘La Favorita’: fanaticada y delirio, por Yorgos Lanthimos

‘La Favorita’, cinta del director griego Yorgos Lanthimos, puede verse en Star+. Comienza aquí y ahora, leyendo esta columna, tu camino hacia la fanaticada y el delirio. Viaja a la Inglaterra del siglo XVIII y date cuenta de que ciertas cosas nunca cambian.

Contradiciendo la costumbre, vamos a empezar por el caballero y no por la dama.  

Yorgos Lanthimos, nacido en Grecia, partió dirigiendo videos musicales, comerciales de televisión y obras de teatro en su país.

Chequeando su CV, compruebo que trabajó harto y fue escalando hasta ponerse al frente de largometrajes para el cine.

Sus primeras cintas, rodadas y concebidas en su tierra y en su idioma, no fueron recibidas con mucha emoción por el gran público, pero sí por la crítica.

La favorita

Lanthimos tuvo el comienzo de muchos: premios en Berlín, Toronto y Cannes antes de ser convocado por la industria anglo.

Desde entonces, 2015 para ser exactos, ha estrenado cuatro películas que bien podrían ser su carrera entera. Quiero decir que, si no volviese a rodar, igual habría cumplido de largo, se habría consagrado y se hablaría de su catálogo como un repertorio perfecto.

Además, y por eso se lo quiere en esta parte del mundo, su voz y su mirada resuenan con dos tradiciones narrativas latinoamericanas: el realismo mágico (más al norte y de materialización caribeña) y el género fantástico (patentado como lengua oficial en el cono sur).

Lanthimos va ganando despacio, como los sabios; va ganando sin traicionarse, como los grandes. Sus filmes tienen una audiencia cada vez mayor, así como se expanden en popularidad (todavía iniciada y conocedora, es cierto) crecen en complejidad y yo diría que también en diversión.

Woody Allen decía que creció viendo cintas europeas porque le parecían más divertidas que las norteamericanas.

Un tour por la obra de Lanthimos puede ser, lo mismo, un safari que un parque temático cuyo tema viene siendo el invento de la personalidad.   

¿Por qué es la Favorita?

‘La Favorita’ es una cinta histórica.

Se ubica a comienzos del siglo XVIII, en la corte y en las habitaciones de la Reina Ana, primera soberana de Gran Bretaña luego de que Inglaterra y Escocia se unieran en un mismo reino.

La descripción, yo sé, huele a material de archivo y formato Wiki, pero alimenta la tradición del cine de época que opta por el realismo.

Trescientos años después, convertidas sus majestades en celebridades pop, y contando este siglo la revancha de los plebeyos, el lujo barroco se filma como ambiente ridículo y escenario de lo macabro.

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Aún así, al estilo y a la altura de clásicos como ‘Barry Lyndon’ o ‘Amadeus’, ‘La Favorita’ permite que uno se acerque a los personajes y pueda verlos de igual a igual e incluso por debajo del hombro.

La Reina Ana (Olivia Colman, imbatible como siempre), debe decidir si pactar la paz con Francia o no. Esta decisión, lo que recuerda a muchos gobernantes, estará sometida a un frágil estado de salud y su muy cierta inestabilidad mental y emocional.

A su lado, dos mujeres/amantes que la apasionan: Lady Sarah (Rachel Weisz), aristócrata y bélica; y Abigail (Emma Stone), realeza caída en desgracia pero en franco resurgimiento.

Teniendo todo en su lugar, actuaciones como joyas de la corona y la presencia todavía notable del arte en el cine, ‘La Favorita’ deja que estas mujeres sean femeninas, perversas, preciosas, y que caigan las cabezas con la gran desventaja de seguir mirándolo y comprendiéndolo todo.  

En manos del director Yorgos Lanthimos vuelven a ser interesantes los palacios y esos vestidos largos que arrastran la cola.     

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