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Juliana Plexxo, arte colombiano del pasado y futuro digital

Desde que lo recuerda, toda su vida ha pintado. A Juliana García Villa (Bogotá, 25 agosto 1993) se le conoce como Juliana Plexxo

Pinturas en intensos rojos, blancos y negros, macromurales de expresiones abstractas y grabados combinando técnicas como aguafuerte, punta seca y el uso de metraquilato caracterizan su labor artística.

En su infancia la pintura se convirtió en su primera herramienta para sanar. El fallecimiento de su abuelo Néstor Villa y el asesinato de su padre Óscar Villa a sus cuatro años de edad le generaron confusión y profunda tristeza. 

A pesar de eso, recuerda con muchos detalles sus dibujos sobre rostros y ojos mientras acompañaba a su padre que ejercía el periodismo en el reconocido diario El Espectador.

“Fue una herramienta para sanar el proceso del duelo”, cuenta Juliana Plexxo a Revista Mundo Diners desde la casa de su madre en Quito.

En el siguiente video, la artista plástica colombiana se define a sí misma y arma las ideas de cómo quiere que vean sus piezas en pintura y grabado, en la cual se especializa en la ciudad española de Barcelona, donde reside actualmente.

Alejandro Obregón (español nacionalizado colombiano) y el pintor y escultor Fernando Botero se encuentran entre los artistas que más le influyeron en su adolescencia. Juliana se identifica con las fuertes personalidades de ambos genios colombianos.

“Un artista sin personalidad no se diferencia. Ellos dos fueron grandes referentes en cuanto a personalidad artística y técnicas. Ellos pasaron del figurativo al abstracto. Podían hacer ambas cosas. Soy fiel fan de eso”, dice Juliana, mientras se acomoda constantemente su cabello.

Tras la pérdida de su padre, su madre Yuliet Villa decidió buscar un mejor futuro para ella. Ecuador se convirtió en el nuevo horizonte. Juliana vivió entonces unos cinco años en Quito durante su adolescencia. Se convirtió como ella comenta “en mi segunda Patria”.

En sus primeras pinturas, se inspiró en sus tres colores preferidos: rojo, negro y blanco. La tauromaquia, múltiples rostros, grandes ojos y animales de los Andes son un denominador común en su obra.

“El arte fue una forma de desahogar lo que viví en mi niñez. Siempre he sido una persona fuerte pero muy sensible, y nunca había podido sacar lo que tenía por dentro. Me acuerdo cuando mi padre me llevaba a las corridas de toro en Bogotá. Es casi la insignia principal de Juliana Plexxo”.

Su nombre ‘Plexxo’ viene de su fascinación por los siete chakras del cuerpo humano de la cultura hindú, específicamente el ubicado en el plexo solar, en la boca del estómago.

Juliana Plexxo al rescate del antiguo grabado


Juliana enfatiza el “estar en el momento indicado y en el lugar indicado”. Una curadora de arte de Hong Kong conoció sus obras en Barcelona. Se enamoró de su personalidad artística. Juliana tenía unos 25 años de edad. 

La curadora le llevó a pulir su estilo en el taller del reconocido grabador contemporáneo español Joan Barbará. En este estudio, otras personalidades como Salvador Dalí, Joan Miró y Pablo Picasso experimentaron con sus técnicas y estilos.

Juliana quedó asombrada por la oportunidad, que le llevaría a realizar una residencia temporal de seis meses en este sitio, con la condición del maestro Vrgili Barbará: recuperar la antigua técnica del grabado y llevarlo al arte contemporáneo, e incluso; más allá. Ahora, es residente permanente del taller.

“Todas mis obras de arte y grabados están certificadas por ellos. Ellos buscaban a alguien joven que tomara el grabado y le diera la vuelta, con piezas únicas”, recuerda; con una sonrisa.

Juliana no tuvo recorridos académicos en arte. Su vida ha sido una constante experimentación con la pintura. Bajo la inspiración de sus padres periodistas, ella se graduó de periodismo en Pamplona; aunque siempre estuvo inspirada por el Museo de la Universidad de Navarra. El arte contemporáneo nunca estuvo lejos.

Desde entonces, Juliana experimenta en su labor diaria con sierras eléctricas, tórculos, ácidos, barnices, metraquilatos, cobres y óleos. Ella confiesa que “saca la depresión” intermitente por medio de su trabajo en el taller de Joan Barbará.

En el siguiente video, explica cómo creó una de sus recientes obras, titulada ‘Inca al Sol’:

Su lema actual es “combinar el pasado, la técnica del grabado, con el futuro, que es la realidad virtual”.

El artista ecuatoriano que más le ha influenciado es Oswaldo Guayasamín, por su cercanía al dolor de las clases más desfavorecidas, la desigualdad e injusticias.

“Siempre veía sus obras y me preguntaba por qué me daban tanta ternura y sentimientos que no me han provocado otros artistas del mundo”, reflexiona.

El 18 de noviembre de 2021, Juliana homenajeó al maestro Guayasamín con un mural de 8 metros de alto por 2 metros de alto instalado en la sede de la Fundación Guayasamín, en Quito. 

Por el futuro digital del arte

Durante la época inicial de la pandemia por covid-19, Juliana tuvo la iniciativa de formarse en arte y realidad virtual. Ella exclama que es el futuro de todo artista contemporáneo.

“Me uní a los chicos de la aplicación Artivive, de Austria. Ellos me dieron la oportunidad de apadrinarme para hacer mi tour Plexxo en varios países, con mis grabados, que es el pasado, con realidad virtual, que es el futuro, combinando códigos QR en mi obra”.

Su última exposición de este tipo se realizó del 11 al 13 de noviembre de 2021 en Los Ángeles, California (EE.UU.). Sus obras ahora se convierten en piezas digitales únicas, sean pinturas o grabados, bajo la el concepto de los NFT (Non-Fungible Tokens), que certifica obras que pueden ser comprados o vendidos con criptomonedas.

Por Víctor Vergara

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