“Me llamo artista de mandalas y es algo que disfruto a cada segundo”, asegura Ivo Garzón (Quito, 1980). Ella desfoga en colores y figuras circulares todo lo que su alma tiene que decir. El arte es una forma de hacerlo. Sus mandalas plasman dualidades, amor, prosperidad y luz.
La artista quiteña asegura que los mandalas transforman la energía de cualquier lugar, comenzando por la que corre dentro de los seres humanos, sea de felicidad, tristeza, melancolía o estrés.
Su exposición ‘Figuras del Alma’ muestra 12 piezas en gran formato y está abierta hasta el 14 de agosto de 2022 en la galería de arte The Collector’s Club de Cumbayá. En el siguiente video, ella explica el concepto de su obra:
Ivo tiene una hermana menor, Carolina, que también es una artista consagrada en Estados Unidos.
Su abuelo Alejandro Troya era un aficionado a la tauromaquia y lo reflejaba también en sus pinturas. De modo que, Ivo creció rodeada de artistas. Ella creció cerca del Parque Bicentenario. Lo recuerda como un vecindario amigable. Su infancia tuvo aristas “dolorosas” debido a problemas con su padre, pobreza y casos de violencia.
Tras graduarse con méritos de bachiller, Ivo estudió ingeniería comercial, pedagogía y publicidad. Entonces, ¿Cómo llega el arte a su vida?, gracias al estrés.
Sí, gracias a un nivel de estrés preocupante que sufrió a sus 32 años debido al trabajo vertiginoso en sus proyectos publicitarios. Pintar de forma espontánea se convirtió en una válvula de escape. Así, comenzó a pintar mandalas. Los beneficios que tuvo en su salud mental fueron casi inmediatos.
‘Mandala’ significa ‘círculo’ en sánscrito. Se compone de una imagen circular que contiene otras figuras geométricas, con elementos cromáticos, que buscan equilibrar pensamientos o energías elevadas.
Los primeros mandalas se observan en libros sagrados hindúes entre los años 1.500 a.C y 500 a.C. El psicólogo y ensayista Carl Gustav Jung también realizó estudios sobre los mandalas.
Ivo Garzón se describe como una feminista: madre de cuatro pequeños, exitosa en sus proyectos profesionales y que disfruta de sus diferentes facetas, en este caso, la artística.
“A través de las mandalas logré curar montón de cosas que llevaba dentro. Es lo que le digo a muchas personas, que busquen curarse antes de entrar a la vida de adultos o criar hijos (…) por medio de las mandalas puedes curar muchas cosas, por ello fui reconstruyendo mi vida y empecé a perdonar”, señala.
Su proceso creativo tiene dos momentos: de compartir con sus hijos o en talleres de arte-terapia y otro para encontrar nuevas habilidades y técnicas. En ocasiones, sueña con los colores que utilizará en sus próximas obras.
Cada uno de sus cuadros acumula entre 50 a 100 horas de trabajo en un tiempo de dos a tres meses. Su catálogo de obras en gran formato contiene unas 50 piezas.
Las mandalas son muy versátiles para trabajar con diferentes recursos. Ivo trabaja con acrílicos, pan de oro, marcadores o acuarelas.
“Si busco pintar sobre el amor, busco los colores relacionados a ello como el rojo. Si busco pensar en bienestar, uso el verde o azules. Todo lo que hago es también proyectar una intención a otras personas”, aclara.

Los tiempos pandémicos por el covid-19 detuvieron sus proyectos profesionales. Sin embargo, de gran bienestar por pasar muchas más horas con sus hijos y escribir libros de mandalas para colorear dirigidos a niños y adultos.
Para principios de 2023, Ivo planifica una segunda exposición en Estados Unidos, dos nuevos libros de mandalas para colorear y proyectos educativos pedagógicos con niños e impulsar su línea de ropa y fundas ecológicas con mandalas.
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