Desde hace más de dos décadas, el ecuatoriano Ivis Flies ha intentado compaginar su trabajo como músico y productor con el cuidado y crianza de sus hijos. Para él, la canción que une estos mundos es ‘Demoliendo hoteles’, de Charlie García.
¿Qué es la paternidad para usted?
Para mí, la paternidad es una experiencia que te hace crecer como ser humano. Aprendes a cuidar de otros de una manera incondicional y también creo que aprendes del amor. Por otro lado, te das cuenta que eres un ser humano que tiene muchas fallas y que las cosas hay que hacerlas en vida. Es un viaje increíble y recomendable.
En su caso, la paternidad estuvo atravesada por la música.
Tengo tres hijos grandes de mi primer matrimonio. Ellos crecieron entre estudios de grabación, camionetas vans y escenarios y escucharon muchísima música en casa. Tuvimos una relación muy íntima y de hogar. A veces, hasta se quedaban dormidos en los estuches de los instrumentos.
¿Qué música escuchaban?
Con David, mi primer hijo, escuchábamos Fito Páez y todo el rock latino de la época. También escuchábamos mucho jazz; a Charlie Parker y John Coltrane. A Martín, mi segundo hijo que ahora también es músico, le gustaba Gorillaz. Estaba empeñado en que la música se convirtiera en un hábito dentro de casa. Creo que todos los padres deberíamos poner a nuestros hijos en contacto con la música y el arte.
¿Cómo fue la relación con su padre y cómo es la que tiene usted con sus hijos?
Vengo de una familia de padres que se separaron en los años ochenta. Mi papá, que es chileno, cuando se separó de mi mamá se volvió a su tierra y nunca tuvimos mucho contacto, sino muchos años después. Por otra parte, con mis hijos tenemos una relación sana, cercana y cariñosa. ç
¿Cómo vivió la paternidad durante la infancia de sus hijos?
La viví con muchísimo entusiasmo pero fue complicado. Me di cuenta de la responsabilidad que tenía y de que tenía que hacer lo que fuera para salir adelante con mi hogar. Los hijos son como un motorcito de vida y tus más grandes maestros. Siempre te enseñan muchísimas cosas.
¿Qué le han enseñado sus hijos?
Los niños son transparentes y tienen esa virtud, que muchas veces no tenemos los adultos, de ser absolutamente claros. No divagan tanto y te obligan a vivir en el presente con ellos. Además, cada hijo es distinto y uno se va aprendiendo con el tiempo; capaz, por eso los abuelos son tan sabios. Otra cosa que me pasó fue que gracias a ellos me di cuenta de esas cosas que estaba repitiendo y que no eran mías, sino que lo había visto en mis padres.
¿Fue más complicado paternar con su primer hijo?
La verdad ha sido más complicado paternar con el tercero. Es una nueva generación, un chico digital, que como muchos otros, fue víctima de la pandemia.
Para usted, ¿qué es lo más complejo de paternar?
Creo que una de las cosas más complejas es mantener los vínculos con ellos. Me interesa mucho que nos mantengamos unidos, pero obviamente todos van creciendo y cada uno elige su camino. Son chicos que van a mil, como yo a esas edades.
¿Y cómo es ahora la relación con Martín, su hijo músico?
Con él hablamos de música todo el tiempo. Acabo de ser el productor de las voces de ‘Miel’, la banda que tiene con Damián Segovia, hijo de Paúl Segovia, uno de mis grandes amigos. Con Martín siempre conversamos de productores, estudios, músicos. Hay una relación de padre e hijo pero también de colegas.
¿Qué consejo daría a los papás jóvenes?
Que aprovechen la etapa en la que sus hijos son bebés, porque dura muy poquito. Es la época más pesada pero también es la más linda. Tener un hijo en casa hace que las cosas fluyan de otra manera; así que no se preocupen, todo va a estar bien.
¿Alguna canción que le evoque la paternidad?
Si pienso en mi padre está el sonido de las cuecas chilenas, que le encantaban y que escuchábamos en casa cuando era niño. Cada vez que escucho una cueca me conecto con esa época. Si pienso en mi paternidad, la canción que se me viene a la mente es ‘Demoliendo hoteles, de Charlie García.