Petrovichi, antiguo pueblo ruso de población judía en la región Smolensk, es el lugar de nacimiento de Isaac Asimov, aunque quien llegó a ser uno de los escritores más renombrados del siglo XX apenas vivió allí tres años. A esa edad, su familia emigró a Estados Unidos.
Se dice que a falta de registros, entre posibles fechas de nacimiento —el 4 de octubre de 1919 y el 2 enero de 1920—, él escogió la última para celebrar su cumpleaños.
La formación académica de Asimov como bioquímico y químico, con un doctorado en esa última disciplina, le permitió explayarse no solo en temas de divulgación científica, sino también en la literatura de ficción con la que anticipó adelantos tecnológicos. Por eso su doble mérito se asienta en las ciencias y en las letras.
Para muchos, Isaac Asimov es “el padre de la ciencia ficción”, junto a Robert A. Heinlein y Arthur C. Clarke. Se le atribuye la invención de los términos robótica, positrónico y psicohistoria. Incluso, predijo el impacto del internet en la vida de las personas en el siglo XXI; declaraciones realizadas en el año 1988:
Escribió cientos de artículos científicos y más de quinientos libros entre novelas y relatos de ciencia ficción: un desbordante caudal de narraciones sobre misterio, historia, sociología, geografía, astronomía, mitología, humor y poesía, entre muchos otros tópicos.
Según el portal www.fayerwayer.com, la producción literaria de Isaac Asimov fue tan vasta que sus libros aparecen “en nueve de las diez categorías del sistema Dewey de clasificación bibliográfica, quedando solo fuera de Filosofía y Psicología”.
El autor de La fundación, Yo, robot y La última pregunta se limitaba “a pensar, una y otra vez”, hasta que se le ocurría algo, una chispa que se prendía a partir de “una palabra, una frase, una afirmación, una pregunta”.
Así sucedió en la inmensa mayoría de relatos y, por ejemplo, al reflexionar sobre un adelanto científico surgía la pregunta “¿qué pasaría si…?”, relató el autor en el artículo “Cómo escribo mis libros”, publicado en El Correo de la Unesco (1984).
Cuentos y novelas se caracterizaron por la ausencia de descripciones de personajes y escenas, salvo que fuera “absolutamente necesario”. Más bien, sustentaba la narración en los diálogos.
Frente a críticas a ese estilo respondió: “Pero, ¿qué más puedo hacer? Es así como escribo y no incito a nadie a que me imite… jamás he asistido a cursos ni leído libros acerca de cómo hay que escribir. Me especialicé en química y no en literatura inglesa. De ahí se deduce que no soy una autoridad en la materia. No pretendo saber cómo se escribe ni me propongo en modo alguno como modelo para principiantes. Supongo más bien que puedo pasar por un modelo detestable ya que quienquiera que trate de hacer lo que yo hago está condenado a armarse un lío. Repito pues que hago lo que hago simplemente porque es lo único que sé hacer”.
Isaac Asimov falleció el 6 de abril de 1992 en Nueva York por problemas cardíacos y renales.
Diez años después, se supo que tenía sida, tras un contagio accidental con el virus de la enfermedad en una transfusión de sangre en 1983 durante una cirugía coronaria, según reveló en el libro It’s Been a Good Life su viuda, la escritora y psicoanalista Janet Asimov.
El hombre que predijo el futuro con una diferencia de cincuenta años, con robots realizando tareas domésticas, la computarización y las misiones no tripuladas a Marte, sucumbió con la sigla mortal del VIH/sida, que sembró estigmas y prejuicios en la sociedad y llevó a médicos y la familia a no divulgar en su momento el motivo real de la muerte del escritor galáctico.
En la plataforma de streaming AppleTV+ puedes disfrutar de la serie de ciencia ficción titulada ‘Foundation’, basada en los cuentos y novelas ‘Fundación’ de Asimov, publicados entre la década de 1940 y 1950.
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