La artista plástica ecuatoriana Irene Cazar (Quito, 1 junio 1978) plantea una ‘Dimensión Desconocida’. Así se llama su más reciente exposición. Un mundo de colores lleno de su característica cromática. ¿Qué significa la soledad? o ¿cómo nos afectó durante la pandemia?. Esas preguntas forman parte de sus cuestionamientos.
Un juguete de su infancia fue el elemento elegido para contextualizar y llevar a un lenguaje pictórico el ambiente perfecto para enmarcar el aislamiento que vivió la humanidad a mediados de 2020. Un muñeco sin rostro nos simboliza a todos por igual. Los escenarios muy cotidianos.
Revista Mundo Diners conoció la formación y trayectoria de Irene Cazar a principios de 2020 en una extensa conversación sobre su obra y sus numerosas exhibiciones.
En esta ocasión, nos ofrece una perspectiva emocional tras su experiencia vivida durante el encierro. Un encierro que funcionó para evadir cualquier variación de coronavirus. Sin embargo, a muchos los consumió en la soledad más pura.
En el siguiente video, la artista quiteña explica su nueva serie de trabajos, basados en óleos y rapidógrafos. Una muestra abierta al público hasta el 30 de septiembre de 2022 en la galería La Minga:
Irene Cazar tuvo la suerte de convivir el confinamiento con su pareja sentimental. No obstante, le preocupó mucho su papá, que vivió esa larga temporada en solitario. A través de su sensibilidad, Irene trasladó su angustia a pequeños lienzos de 30x30cm.
El óleo forma parte de su esencia. Por otro lado, el rapidógrafo se convirtió en una nueva herramiento para explorar dentro de su proceso creativo. Fue así que obtuvo plasmar otras dimensiones en blanco y negro.
“Es un mundo de fantasía de un juguete. No quería que se perdiera esa esencia. Por eso se muestran colores tan vivos”, cuenta.
Ella basa su propuesta en los escritos del filósofo surcoreano Byung-Chul Han, quien establece premisas sociales en su libro titulado ‘La sociedad del cansancio’. Irene está convencida que existe una pandemia de individualismo y soledad interior.
Las piezas que integran su nueva muestra se produjeron durante el confinamiento. Usualmente se conoce su obra con autorretratos. Aunque en esta oportunidad trasladó su personalidad a una figura muy neutral.
Las temáticas de Irene Cazar son muy lúdicas, dice. Tal vez, por su gran afinidad por trabajar junto a decenas de niños durante sus talleres de arte. Una retroalimentación que la mantiene consciente de que, en gran parte, siempre ha sido una niña. Y todos fuimos niños alguna vez.
