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Influencer, el empleo soñado de los ecuatorianos 

Un estudio realizado por la empresa Remitly muestra que el empleo soñado por la mayoría de ecuatorianos es el de influenceruna actividad que también interesa en Venezuela, Colombia y Argentina. 

Ni cantante ni futbolista, peor aún médico, abogado o ingeniero. El empleo soñado de los ecuatorianos es el de influencer.

Esto es lo que muestra el estudio que realizó Remitly, empresa de servicios financieros, que se publicó hace pocos días en portales de noticias de todo el mundo. 

Para descubrir cuáles son los empleos soñados, los investigadores de este estudio se basaron en los datos de búsqueda global de Google hechas de octubre de 2021 a octubre de 2022. 

Así descubrieron que ser influencer no solo es el trabajo soñado de los ecuatorianos sino también de colombianos, venezolanos, argentinos y españoles. Y, asimismo, que el sueño de peruanos y chilenos es ser youtubers. 

En el mapa codificado que ha publicado Remitly también se puede ver que entre los diez empleos soñados en el mundo están: piloto, escritor, bailarina, youtuber, emprendedor, actriz, influencer, programador, cantante y profesor. 

Ser influencer es el trabajo soñado en Venezuela, Colombia y Ecuador.

Asimismo, el estudio muestra que ser piloto encabeza la lista de trabajos más anhelados en todo el mundo. Esta actividad resultó ser la preferida en 25 países, incluidos Australia, Inglaterra y Estados Unidos. 

¿Qué hace influencer?

Según el Observatorio de Palabras de la Real Academia Española, la voz influencer es un anglicismo usado en referencia a una persona con capacidad para influir sobre otras, principalmente a través de las redes sociales.

Lo que define si una persona es considerada o no un  influencer es el número de seguidores que tiene en Youtube, Twitter, TikTok o Instagram. 

En Instagram, por ejemplo, uno de los ecuatorianos con más seguidores es Kevlex Pazmiño. En la actualidad, el joven de 19 años que ganó fama por sus videos en TikTok, cuenta con 5, 5 millones de seguidores. 

Una cifra astronómica si se la compara con el número de seguidores que suman los personajes más populares de la política local en sus cuentas de Twitter. 

Sus últimas publicaciones se remiten a fotografías en las que posa con ropa de marcas de afamados diseñadores, en paisajes paradisíacos del país y otras latitudes. También sube videos de sus nuevos tatuajes. 

Sin embargo, la red social donde más seguidores mantiene es TikTok. Aquí suma 16 millones, dos menos que los hermanos Kelly y David cuya cuenta @busta-brothers suma 17, 9 millones, un poco menos que toda la población ecuatoriana. 

Sueño efímero

La mala noticia para los que sueñan con dedicarse a esta actividad es que su “trabajo” puede desaparecer en poco tiempo, gracias al acelerado aumento de los influencers no humanos.

En cuatro años de vida exclusivamente digital, la influencer no humana Lil Miquela, que forma parte del catálogo de la agencia estadounidense Virtual Humans,  ha acumulado 3 millones de seguidores en Instagram. 

En su cuenta, Miquela aparece con el aspecto de una joven de entre 19 o 20 años, de contextura delgada, alta, con pecas y cabello con flequillo. En su última publicación, realizada hace tres días, viste un traje rosado y está sentada en una cama junto a otra influencer no humana. 

En ‘Anatomía del influencer virtual’, publicado en el diario ‘The New York Times’, el escritor y periodista español Jorge Carrión explica que en el mundo se han incrementado los estudios de diseño que recurren a tecnologías de generación informática de imágenes en 3D, realidad virtual y aprendizaje automático para crear influencers no humanos. 

“Es uno de los fenómenos -dice- que va a marcar la cultura, la mercadotecnia y, quién sabe, si también la política de esta tercera década del siglo”. 

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