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Una breve historia sobre el cacao en Ecuador

El cacao es una planta endémica que se siembra hasta 1.400 metros sobre el nivel del mar y su producción es mejor en zonas tropicales.

El cacaotero es un árbol que puede llegar a medir hasta 25 m de altura y su edad productiva óptima es de ocho a 30 años. Cada tres meses el cacao renueva sus hojas, que nacen rosáceas y luego se tornan verdes, el suelo de la huerta se cubre de una gran manta de hojarasca vieja que al cumplir su ciclo caen del árbol.

Tradicionalmente, se cree que el origen de la domesticación del cacao fue en Mesoamérica, entre México, Guatemala y Honduras, alrededor del año 2.000 a.C.

Estudios recientes de la Universidad de Calgary, manifiestan que una de las variedades de ‘Theobroma cacao’ tiene su punto de origen en la Alta Amazonía de Ecuador y que se usaba hace 3.300 años a.C.

Debido al intercambio de productos, el cacao llegó a Mesoamérica desde la Amazonía ecuatoriana. Fue utilizado por las civilizaciones aztecas y mayas como moneda y bebida sagrada.

La palabra ‘cacao’ se atribuye a diversos recipientes de cerámica mayas, decorados con glifos descifrados de la siguiente manera: ‘Ka-ka-wa’, que significa ‘de derecha a izquierda’, según informa el museo ‘Plaza del Cacao’, ubicado en el complejo turístico Mitad del Mundo.

La primera mención del cacao que se hace en lengua castellana corresponde a Bernal Díaz del Castillo (1632) en su libro ‘Historia verdadera de la nueva España’, donde describe el encuentro del emperador Moctezuma y Hernán Cortés; éste último considerado por los aztecas como la ‘reencarnación de Quetzalcóatl’.

El cacao y sus orígenes


Una de las evidencias del uso del cacao se encontró en el actual yacimiento Santa Ana-La Florida (Zamora Chinchipe) ubicada a 1.040 msnm, donde la cultura arqueológica Mayo-Chinchipe usaba el cacao como parte de su estilo de vida. Este pueblo era organizado de forma sofisticada y mantenía conexiones de intercambio con la región Andina y la Costa del océano Pacífico. Prueba de ello son las conchas marinas Spondylus y caracoles encontrados en Santa Ana, La Florida y en toda la cuenca del río Chinchipe.

El cacao era utilizado por la cultura Mayo-Chinchipe. Esto se evidenció gracias a las investigaciones arqueológicas y científicas, donde se encontraron gránulos de almidón en recipientes de cerámica como en conchas marinas de Spondylus, de hace 3.500 años a.C.

A su vez, se encontraron residuos de almidón en botellas de cerámica con cuellos estrechos, por lo que se asume que el cacao era utilizado en estado líquido.

De acuerdo al arqueólogo Francisco Váldez, “ésta era una bebida energizante que era enviada al más allá con los muertos”.

Otra de las culturas que intercambiaban productos son los Yumbos (800-1.660 d.C), que se ubicaron en el noroccidente de la provincia de Pichincha. Eran conocidos por ser un pueblo de comerciantes, quienes realizaban trueques con productos andinos para obtener productos tropicales como el cacao, ají, sal, coca y algodón.

Por ser un producto exótico altamente apreciado, el cacao se desplazó en tres direcciones a nivel mundial:

  • Hacia el norte (Centroamérica y sur de México)
  • Oeste (Perú, Ecuador y Colombia)
  • Este (Cuenca del Orinoco y bajo Amazonas, Venezuela, Brasil, Guayana y Trinidad)

Cacao
Hacienda de cacao. 1900 – 1910. Archivo Histórico del Guayas. Instituto Nacional de Patrimonio Cultural

La Real Audiencia de Quito tenía exclusividad en obrajes y lanas, pero a partir de la crisis textilera serrana (1740), las producciones de cacao se incrementaron, convirtiéndose en el motor de la economía de todo el territorio a finales del siglo XVIII e inicios del XIX.

En el siglo XVIII, se liberaron los aranceles de algunos productos como el cacao, a causa del quiebre de la manufactura obrera quiteña y otros recursos naturales con los que contaba España. Estas reformas favorecieron a la Real Audiencia de Quito y Guayaquil, debido a que el cacao conformó un circuito clave de comercialización entre las colonias de México, Chile, Perú y España.

La época de riqueza empezó desde finales de siglo XIX hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, llamada la era de la ‘Pepa de Oro’, por las grandes haciendas de los ‘Gran Cacao’, así se los nombró a los propietarios de estas tierras.

Entre la década de 1790 y 1800, existieron tres millones de árboles de cacao en la costa, cada trabajador tenía hasta mil cacaoteros a su cargo.

Un informe publicado en Hamburgo indica que entre 1870 y 1897, el consumo mundial de cacao había crecido en un 800%.

Luego, el fin del segundo ‘Boom cacaotero’ fue en la segunda década del siglo XX, a causa del aparecimiento de las plagas ‘escobilla de la bruja’ y la ‘monilla’; las consecuencias de la Primera Guerra Mundial y el aumento de la producción de cacao en colonias inglesas, francesas y holandesas en África.

Fue entonces el ocaso de la era de los ‘Gran cacao’. Las haciendas en territorio ecuatoriano eliminaron la producción del cacao, orientando sus esfuerzos a la producción del banano.

Cacao
Ensacado de cacao de la casa comercial de Publio Rodríguez, Manabí.1900 – 1910. Archivo Histórico del Guayas. Foto: Instituto Nacional de Patrimonio Cultural

Actualmente, Ecuador es reconocido a escala internacional por ser proveedor de cacao ‘fino de aroma’, materia prima cotizada para chocolates.

Aunque en los últimos años se aprecian esfuerzos por posicionar marcas y extender el prestigio del cacao ecuatoriano en los mercados internacionales, aún hay fisuras que cubrir en el terreno productivo y en la generación de una mayor cultura de consumo del producto nacional.

Alrededor de 100.000 familias de pequeños productores viven del cacao, distribuido en 460.000 hectáreas. Sin embargo, la mayoría de las plantaciones son de avanzada edad y poco manejadas, lo cual repercute en un bajo rendimiento, mientras el cacao fino de aroma no es suficientemente aprovechado.

Pese a las falencias, el país cuenta con empresarios que han tomado sus propias iniciativas e incluso generado marcas nacionales. Uno de ellos es Santiago Peralta, fundador y gerente general de Pacari, quien considera que es “el momento histórico de posicionar al Ecuador como productor de chocolate de buena calidad”. 

Por Víctor Vergara

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