“Herencia” es el nombre de la nueva exposición de la artista ecuatoriana Daniela Merino. La muestra reúne fotografías, objetos y textos que hablan del vínculo con sus abuelos.
La casita: “Un hogar cómodo y agradable es la base más firme para la felicidad de un matrimonio”.
Un rincón agradable: “El hombre que encuentra en su casa un rincón acogedor, donde leer, oír música o simplemente conversar a gusto no irá a buscar diversión fuera de ella”.
Una cocina simpática: “La mujer que tiene una cocina cómoda y un costurero risueño hará con gusto todos los trabajos que le corresponden”.
Estas frases son parte de un artículo, con ilustraciones a color, de una revista que se publicó en abril de 1950.
Daniela Merino la encontró mientras armaba un registro visual de la casa de sus abuelos del valle de Los Chillos. En ese lugar, que en 2019 se puso en venta, Daniela vivió durante varios períodos de su infancia.
Ahora, este artículo se exhibe en la exposición “Herencia”, que montó en +Arte galería. Y en la que reúne una serie de fotografías, objetos y textos, con los que intenta recrear ese espacio familiar.
Los protagonistas de este archivo visual son Pedro Traversari y Carmen Ruales, sus abuelos. Ellos aparecen en fotografías a color y en blanco y negro, colgadas en las paredes de la galería.
También asoman en imágenes que se proyectan sobre la tapa de un pequeño costurero: una caja de madera en la que la artista también encontró un sobre familiar que data del siglo XIX.
Los textos, en cambio, son una especie de testimonios poéticos, en los que Merino cuenta impresiones y vivencias relacionadas con la figura de sus abuelos.
La abuela Carmen
Como sucedió con muchos niños de la década de los años 80 y 90 del siglo pasado, Merino creció en medio de una familia ampliada, un mundo donde los abuelos eran los segundos padres.
De esta realidad surgió el estrecho vínculo que tejió con Pedro, pero sobre todo con Carmen.
En esta exposición se puede evidenciar el amor que su abuela tenía por las plantas, a través de impresiones digitales; imágenes que se convirtieron en un collage de arreglos florales y en un pequeño herbario.
Junto a ellas está una nota de su abuela en la que se lee: “Herencia: tendencia de la naturaleza a reproducir en los seres vivos los caracteres de sus antepasados. La herencia determina el potencial de la planta y el cultivo determina el grado que ese potencial tiene”.
Herencias
En esta muestra, Merino no solo explora las tensiones alrededor de las herencias materiales, sino también las herencias biológicas, culturales y familiares; así como la importancia del archivo familiar.
Un ejemplo de esas otras herencias es “Retrato tres Pedros”, una fotografía análoga en la que aparecen su abuelo, su tío y su primo. Tres hombres de distintas generaciones que llevan el mismo nombre.
También está el sobre que encontró dentro un costurero. En este papel escribieron su tatarabuela, bisabuela, abuela y, hace poco su madre, anunciando que heredan este objeto a sus respectivas hijas.
En este contexto, “Herencia” no solo funciona como una especie de catarsis para Merino sino, como un espacio que le recuerda al visitante que una casa contiene columnas, paredes y techos, pero también a personas.
Cuando la casa física deja de existir algo se quiebra y se pone en evidencia la fragilidad de los vínculos sanguíneos y la fuerza determinante de una herencia biológica”.
Daniela Merino
Esta exposición es el prólogo de un foto-libro que publicará este año bajo el sello editorial de La Hydra.