‘Grease’ es uno de los musicales más populares del mundo. Un nuevo montaje, dirigido por el ecuatoriano Carlos González, se presentará desde el viernes 12 de mayo, en el Teatro Nacional Sucre.
En 1978, John Travolta y Olivia Newton-John convirtieron a ‘Grease’ en un fenómeno global. Sin embargo, la popularidad de esta historia no comenzó ese año y en el cine, sino en 1971, en un teatro de Chicago.
Para el montaje de ‘Grease, el musical’, el director Carlos González decidió armar un mix entre elementos de la versión cinematográfica: vestuario y ‘hits’ musicales y otros que fueron relevantes en el guion original del musical, entre ellos el papel de los personajes secundarios.
En escena estarán más de treinta artistas ecuatorianos y mexicanos. Entre ellos Gimena Gómez (Sandy Dumbrowski) y Oscar Ugalde (Danny Zuko), Rosario Pallares, Dayana Senges y Adrián Cevallos.
En el proscenio del Sucre, también habrá un réplica del ‘Hell’s Chariot’, uno de los carros que aparecen en la película, y sonarán quince canciones; temas, en español y en inglés, que hablan de amores, deseos, frustraciones, sueños y pérdidas de chicos que cursan su último año de secundaria.
González confiesa que a pesar de su popularidad, ‘Grease’ era un musical que no le atraía tanto como ‘Chicago’ o ‘Cats’, porque le parecía que el guion era anacrónico, pero desde que se embarcó en el montaje descubrió que se trata de una obra atravesada por temas que nunca pasarán de moda, como el tránsito de la adolescencia a los primeros años de juventud.
Los ‘greaser’
Los greaser fueron una subcultura que surgió en la década de 1950, en Estados Unidos, principalmente entre los jóvenes de la clase trabajadora y de la clase media baja. Se los reconocía por sus chaquetas de cuero, camisetas ajustadas, jeans oscuros y su cabello largo engominado.
Cuando ‘Grease’ se estrenó, el 5 febrero de 1971, en un pequeño club nocturno de Chicago, Jim Jacobs y Warren Casey, sus creadores, estaban rindiendo una especie de homenaje a los ‘greaser’, a la juventud de la clase obrera de los años cincuenta.
Esta subcultura se inspiró en parte en las estrellas del rock and roll de la época, como Elvis Presley y Eddie Cochran, así como en las películas que retrataban a jóvenes rebeldes, como ‘Semilla de maldad’ y ‘Rebelde sin causa’.
Los greaser fueron principalmente jóvenes de ascendencia europea: italianos e irlandeses, pero también había afroamericanos e hispanos, sobre todo, puertorriqueños que crecieron en los años de postguerra y cuyo único bien al que podían acceder era un carro.
‘Grease’, el musical
El guion original de Jacobs y Casey era mucho más sexual que la versión cinematográfica dirigida por Randal Kleiser. También estaba más apegada a la difícil realidad que se vivía a finales de los años cincuenta, en las grandes ciudades de Estados Unidos, como Chicago.
La historia se desarrolla en el instituto Rydell, inspirado en un colegio en el que había estudiado Jacobs. El lenguaje que se usaba era el que este creador había escuchado en las calles de Chicago, durante sus años de infancia. Se hablaba de hartazgo juvenil, violencia, embarazos adolescentes y peleas.
En una entrevista, Jacobs contó que la obra era tres cuartas partes libreto y una cuarta parte canciones. Todo cambió un año más tarde, cuando se estrenó en Broadway. Y cambió aún más cuando llegó a Hollywood. Sin embargo, a pesar de estas mutaciones, la crítica coincide en que ha guardado su esencia, las búsquedas, rebeldía y desfachatez que acompañan a todas las generaciones de adolescentes.