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Globos de Oro, el oráculo mira al cine latino

Pinocho, de Guillermo del Toro ganó el premio a Mejor película de animación; y Argentina,1985, de Santiago Mitre recibió el galardón a Mejor película de habla no inglesa. Los Globos de Oro echaron la suerte.

Si algún día, a los organizadores de los Globos de Oro se les ocurre cancelar su ceremonia de premiación, no habría quejas, lágrimas o suspiros lastimeros.

Lo único que tendrían que hacer para llenar ese vacío sería publicar la lista de ganadores en un hilo de Twitter, o en un video de TikTok y sanseacabó, todos en paz. 

Los Globos de Oro importan no por su ceremonia, sino porque se han convertido en un oráculo, en la pitonisa de lo que pasará en la entrega de los Oscar.

Santiago Mitre y Ricardo Darín en la última ceremonia de los Globos de Oro.
Santiago Mitre y Ricardo Darín en la última ceremonia de los Globos de Oro.

Entonces, si el oráculo no falla y el Año del Conejo resulta favorable para Santiago Mitre, Argentina,1985 seguro se llevará una de las estatuillas de metal de Britania. 

Argentina, 1985

Imagine el siguiente escenario: Argentina acaba de salir de la más oscura y sangrienta etapa de su historia. Miles de hombres y mujeres, de distintas edades, han muerto y desaparecido.

A esto agregue que los autores intelectuales de estos crímenes perdieron el poder, pero no su libertad. Llevarlos a un juicio en su país parece una utopía; en ese momento, algo tan improbable como ganar un Mundial de Fútbol. 

En medio de este contexto, aparece un hombre, para ser preciso dos: Julio y Luis. Los dos abogados, defensores de los derechos humanos; y los dos, cada uno a su manera, cazadores de utopías.

Entonces, sucede lo que Jorge Videla, Emilo Massera, Orlando Agosti y el resto de líderes de las Juntas Militares argentinas jamás imaginaron, quizás por eso de que el poder causa ceguera, un juicio civil en su contra. 

En ese juicio y en todo el trabajo previo que se realizó para que la justicia argentina juzgue a Videla y al resto de líderes de las Juntas Militares está el foco narrativo de la película de Santiago Mitre.

Candidata a ganar un Oscar

Hay razones para creer que Argentina,1985 tiene posibilidades reales de ganar un Oscar; más allá de las predicciones del “oráculo” y de la memorable actuación de Ricardo Darín. 

1. En un mundo poblado de héroes de Marvel y DC, la cinta apuesta por la reivindicación del ‘héroe’ modesto; ese que no es cercano por ser cool, sino por ser contradictoriamente humano. 


2. La trama reivindica el valor de la construcción de la memoria colectiva. Cuando todos están empeñados en modelar historias personales, Mitre nos recuerda que sí es posible tejer relaciones humanas. 

3. La historia no solo profundiza en la necesidad de justicia para las víctimas de violación de derechos humanos, sino en la importancia de la reparación pública a todos los afectados.  

Darín es un perro 

Hace una década, el escritor Hernán Casciari escribió la mejor definición sobre Lionel Messi. En un texto que ha sido publicado en infinidad de idiomas sentenció: “Messi es un perro o un hombre perro. Messi es el primer perro que juega al fútbol”. 

La metáfora, entre otras cosas, hace alusión a ese espíritu amateur de Messi cuando está dentro de una cancha; algo que existía en los inicios de la historia del fútbol y que ha muerto a causa de la burocracia. 

Algo similar se podría decir de Darín, pero aplicado al cine. Darín es un perro, o un hombre perro. Darín es el primer perro del cine. 

Para comprobar esta teoría solo hace falta ir a YouTube y ver la entrevista que le hizo Alejandro Fantino en el programa Animales Sueltos. Cuando el periodista argentino le pregunta por Hollywood, el sueño de todo actor, él responde sin titubeos: “No me quita el sueño Hollywood”. 

Además, Darín, el único actor argentino que ha participado en tres películas nominadas al Oscar: El hijo de la novia, El secreto de tus ojos y Relatos Salvajes, tiene una habilidad kafkiana para realizar metamorfosis internas. 

¿Qué tienen en común Jorge Pellegrini, Rafael Belvedere, Benjamín Esposito, Simón Fisher (Bombita), o Julio Strassera? La respuesta es simple: nada. Y ahí radican todos los méritos de Darín. 

Asimismo, se puede leer el perfil que Leila Guerriero escribió en El País. Hablando de Strassera, Darín cuenta que nunca busca una similitud física con sus personajes. “Lo que me importa es saber cómo funcionaba el tipo, cómo pensaba”.

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