‘Exile On Main St.’, quizás el mejor disco de Los Rolling Stones, cumplió 50 años hace poco. Vamos a celebrar viendo un concierto de 1972, disponible en Amazon Prime Video.
En junio de 1972, Los Rolling Stones salieron de gira por Norteamérica para promocionar ‘Exile On Main St.’, el disco que acababan de lanzar al mercado.
La grabación del álbum fue mítica, comenzó en Londres y pronto se mudó a una especie de villa palaciega en el sur de Francia.
Los miembros de la banda (todos menos Charlie Watts, el baterista), decidieron instalarse en la misma casa en la que estaban tocando y componiendo. De este modo, si alguien quería registrar un solo de guitarra a las cuatro de la mañana, y estaba en condiciones de hacerlo, pues lo hacía, que corra la cinta y que pase lo que tenga que pasar.
Quizás lo que más pasaba es que, como señalan varias fotos de la época, Los Stones se paseaban por su castillo encantado con una melodía en la boca, al lado del cigarrillo; una guitarra en la mano, sonando sola y mejor que nunca; y los espíritus aún líquidos de las canciones que quedarían en el disco.
Esa manera de trabajar, a mitad de camino entre el claustro religioso y un resort con todas las sustancias incluidas, le dio al disco un ambiente de fiesta vagabunda y blusera: la torpeza, la improvisación y la espontaneidad al servicio del genio.

Hay discos que alcanzan un éxito inmediato y luego se consagran, pero ‘Exile On Main St.’nació consagrado, adelantado, aventajado. Y así se ha mantenido durante más de cincuenta años: muchos te dirán que es el mejor disco de Los Stones. El álbum marcó la entrada de la banda en la década de los 70s: las flores del ‘flower power’ al fin marchitaron y nos quedamos con el resto: el sonido y la furia.
‘Exile On Main St.’: el concierto
‘Exile On Main St.’ fue compuesto por la banda pero muy acompañado por músicos de sesión: pianistas, saxofonistas, percusionistas, el tipo de gente que le puede dar a un disco de rock la sazón de un carnaval.
La pregunta, entonces, era cómo harían Los Stones para reproducir esas canciones en vivo, sin la ayuda de la sección de vientos y metales que habían agolpado con ellos durante la grabación.
Y la respuesta, tan obvia que no la supimos ver, fue que Los Stones serían mejores de lo que ya eran, tocarían más rápido y más duro (una especie de punk con quiebre de cadera), levantando con guitarras los muros y vitrales de una catedral ambulante.
De esa gira, la de 1972, quedaron registradas al menos dos presentaciones, que a su vez forman la película/concierto ‘Ladies and Gentleman, The Rolling Stones’, ahora disponible en Amazon Prime Video.
Los shows, embalados y recios, fueron grabados solamente con tres cámaras, de manera ajustada; ahora se diría que se trata de un show de baja resolución o baja fidelidad (sin pantallas ni pirotecnias), pero la verdad es que, sin mucho más que hacer, y a veces trepadas en el escenario, las cámaras logran captar esa música que pensábamos era imposible de tocar en vivo.
Se ha dicho que Los Stones no inventaron nada salvo la cláusula de no separarse nunca; pero esta película, que dan ganas de ver activo y bailando, enseña al menos un invento (¿o será un truco?): la banda que, en un estudio, consigue lo imposible sólo para subirse a un avión y luego a un escenario y hacerlo de nuevo. Aún mejor: más rápido, más duro.